En ese domingo, he comenzado a leer La Montaña Mágica de Thomas Mann. Ya os diré qué me parece. Aunque su arranque no tiene nada de especial. Más que leer, aclaro que debería decir escuchar. Porque me gusta que me lo lea el ordenador e ir paseando por mi pequeño piso. La distribución de mi piso y sus altavoces, me permite ir paseando y escuchando el libro. Este sistema lo uso desde hace muchos años y así he leído bastantes libros.
Durante el almuerzo, he visto otra media hora de El Paciente Inglés. Película que estoy viendo por segunda vez. Quizá su banda sonora sea la mejor de la Historia sin exagerar.
Entre las alegrías que me ha deparado este fin de semana la primera ha sido la cena con un buen amigo y su familia, el cual ahora vive en Argel. Y la segunda alegría ha sido encontrar un forteólogo en Buenos Aires que se ha leído todas las obras de mi Decalogía, haciendo una perspicaz e inteligente recensión de cada una de ellas.
El próximo martes a las 19:30 tendremos un gran pontifical en la catedral de Alcalá, en el que concelebraré. La solemnidad de los mártires patronos de la diócesis y la ciudad.
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