febrero 2018



Como este año me quedan días libres de mis vacaciones que no voy a usar en dar conferencias, los voy a emplear en hacer algunos viajes. Por favor, no penséis que el clero siempre está holgando siempre; por lo menos, siempre no. Cada año solo salgo 31 días de vacaciones. Siempre me ha parecido demasiado, nunca he perdonado ni un solo día.

El caso es que como me quedan unos días libres, sin pensarlo mucho, he comprado un billete y me he ido a París. Me refiero al París de Francia, no al París de Illinois ni al París de Iowa. Tenía la amable invitación de un amigo que trabaja en una cancillería ante la UNESCO. Voy a dejar en la sombra su nombre. Este blog siempre ha sido muy mirado en este tipo de asuntos.

Llegué por la tarde el primer día. Nos dio tiempo a ver la iglesia de Saint Severin (gótica a más no poder) y ver la procesión de entrada (magnificente) de la misa de la catedral: obispo, concelebrantes, acólitos, cruz procesional, de todo. De todo, pero muy bien. La catedral de París goza de un culto muy cuidado y diario. Así como otras sufren un culto languideciente y lamentable, gobernadas por rectores formados en los gloriosos años 60 y 70.

Después, cenamos en un restaurante típico francés: sopa de cebolla, magret de pato y creme brulée. Se dice que alguna secta calvinista metía sentimientos de culpabilidad por comer bien. Yo, desde luego, no pertenezco a esa secta. Tengo muchos defectos, pero no los de esa secta puritana contraria a El festín de Babette. (Película aburridísima, por otra parte. Aunque haya hecho las delicias del actual pontífice.) Así que por una noche, cené como el cardenal Burke. Mañana seguiré con el viaje. París bien vale otro post.

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07:48
Jueves 01 de Marzo de 2018
II de Cuaresma
Morado

Martirologio Romano: En Celanova, de Galicia, en España, san Rosendo (Rudesindus), antes obispo de Dumio, que cuidó de promover o instaurar la vida monástica en la misma región y, habiendo renunciado a la función episcopal, tomó el hábito monástico en el monasterio de Celanova, que después presidió como abad (977). Fecha de canonización: En el año 1195 por el Papa Clemente III.
Antífona de entrada         cf. Sal 138, 23-24
Sondéame, Dios mío, y penetra mi interior; observa si estoy en un camino falso y llévame por el camino eterno.
Oración colecta    
Dios nuestro, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la perdieron, atrae hacia ti los corazones de tus servidores para que, inflamados por el fuego de tu Espíritu, permanezcamos firmes en la fe y diligentes en el buen obrar. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas      
Te pedimos, Señor, que con este sacrificio santifiques nuestras prácticas cuaresmales, para que las penitencias exteriores nos lleven a la conversión del corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Antífona de comunión       Sal 118, 1
Felices los que van por un camino intachable, los que siguen la ley del Señor.
Oración después de la comunión
Dios y Padre, te pedimos que los frutos de esta eucaristía permanezcan en nosotros y nos acompañen siempre en nuestras obras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo       (Facultativa)
Asiste a tus fieles, Señor, que imploran el auxilio de tu gracia, para que reciban tu defensa y protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura         Jer 17, 5-10
Lectura del libro de Jeremías.
Así habla el Señor: ¡Maldito el hombre que confía en el hombre y busca su apoyo en la carne, mientras su corazón se aparta del Señor! Él es como un matorral en la estepa que no ve llegar la felicidad; habita en la aridez del desierto, en una tierra salobre e inhóspita. ¡Bendito el hombre que confía en el Señor y en él tiene puesta su confianza! Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que extiende sus raíces hacia la corriente; no teme cuando llega el calor y su follaje se mantiene frondoso; no se inquieta en un año de sequía y nunca deja de dar fruto. Nada más tortuoso que el corazón humano y no tiene arreglo: ¿Quién puede penetrarlo? Yo, el Señor, sondeo el corazón y examino las entrañas, para dar a cada uno según su conducta, según el fruto de sus acciones.
Palabra de Dios.
Comentario
El pasaje presenta una maldición y una bendición. Lo que queda planteado aquí es la inclinación del corazón. Por un lado, la autosuficiencia de quien cree no necesitar de Dios. Por el otro, la confianza de quien pone su vida y sus proyectos en manos de Dios, y él los hace crecer como un árbol frondoso.
Salmo 1, 1-4. 6
R. ¡Feliz el que pone su confianza en el Señor!
¡Feliz el hombre que no sigue el consejo de los malvados, ni se detiene en el camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los impíos, sino que se complace en la ley del Señor y la medita de día y de noche! R.
Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien. R.
No sucede así con los malvados: ellos son como paja que se lleva el viento. Porque el Señor cuida el camino de los justos, pero el camino de los malvados termina mal. R.
Versículo     cf. Lc 8, 15
Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.
Evangelio     Lc 16, 19-31
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Jesús dijo a los fariseos: "Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro, que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas. El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado. En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'. 'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento. Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'. El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'. Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'. 'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'. Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'”.
Palabra del Señor.
Comentario
La autosuficiencia lleva a la cerrazón del corazón. Quien siente que no necesita de nada ni de nadie, ni siquiera necesita de Dios; así corre más riesgo de no comprender las necesidades de los otros que se ponen en las manos divinas. Este ostracismo nunca puede generar vida, y crea ese abismo donde ya no hay comunicación posible. Con este lenguaje tan rico en imágenes, la parábola sirve para prevenirnos para que nuestra vida no se cierre en sí misma.
Oración introductoria
Señor, ayúdame a ser consciente de que estás siempre a mi lado, de que cada oración es un nuevo encuentro contigo, mi Mejor Amigo. Señor, Tú sabes que soy débil y que muchas veces me olvido de ti, buscando mi satisfacción en las cosas de este mundo. Sabes que suelo pensar en mí mismo, en mis planes, en mis gustos, en mi voluntad. Por eso, te pido, Señor, que cambies mi corazón de piedra en uno de carne y hueso, para así cumplir mi misión de ser sal de la tierra y luz del mundo. Te ofrezco, Señor, esta meditación por los más necesitados y oprimidos, y por los que viven lejos de tu amor.
Señor Jesús, ayúdame a ser consciente de que la misión de que cada Cristiano es el Amor, y de que al fin de mi vida me interrogarán sobre cuánto y cómo he amado a mis hermanos.
Meditación 
Hoy, el Evangelio es una parábola que nos descubre las realidades del hombre después de la muerte. Jesús nos habla del premio o del castigo que tendremos según cómo nos hayamos comportado.
Podemos pensar, ¿dónde estaría yo si fuera uno de los dos protagonistas de la parábola? Nuestra sociedad, constantemente, nos recuerda que hemos de vivir bien, con confort y bienestar, gozando y sin preocupaciones. Vivir para uno mismo, sin ocuparse de los demás, o preocupándonos justo lo necesario para que la conciencia quede tranquila, pero no por un sentido de justicia, amor o solidaridad.
Es interesante ver en este evangelio cómo el rico sólo se acuerda de Lázaro cuando necesita de él. En su vida, nunca le tuvo presente para ayudarle a tener una vida más digna. E igualmente, en nuestra vida, muchas veces pasa lo mismo. Sólo nos acordamos de los demás para nuestro propio provecho y bienestar.
El rico se fue para el infierno no por sus bienes, sino porque dedicó toda su vida a satisfacer su propio gusto, en vez de haberla empleado en hacer obras de misericordia.
Todos los bienes y talentos que recibimos de Dios son para servir a los demás. Muchas veces no podremos ayudar materialmente, pero podemos dedicar nuestro tiempo, dar una sonrisa, unas palabras amorosas. La mejor forma de transmitir a Cristo, de evangelizar el mundo, es con nuestro ejemplo, con la donación de nuestro tiempo a los demás, tiempo que es la mayor riqueza que tenemos. 
Hoy se nos presenta la necesidad de escuchar a Dios en esta vida, de convertirnos en ella y aprovechar el tiempo que Él nos concede. Dios pide cuentas. En esta vida nos jugamos la vida.
Jesús deja clara la existencia del infierno y describe algunas de sus características: la pena que sufren los sentidos —«que moje en agua la punta de su dedo y refresque mi lengua, porque estoy atormentado en esta llama» (Lc 16,24)— y su eternidad —«entre nosotros y vosotros se interpone un gran abismo» (Lc 16,26).
San Gregorio Magno nos dice que «todas estas cosas se dicen para que nadie pueda excusarse a causa de su ignorancia». Hay que despojarse del hombre viejo y ser libre para poder amar al prójimo. Hay que responder al sufrimiento de los pobres, de los enfermos, o de los abandonados. 
Sería bueno que recordáramos esta parábola con frecuencia para que nos haga más responsables de nuestra vida. A todos nos llega el momento de la muerte. Y hay que estar siempre preparados, porque un día seremos juzgados. 
Propósito
Buscaré hacer un acto de caridad, siendo consciente de que todo lo que hago a uno de estos pequeñitos por amor a Dios, es a Cristo a quien lo hago.
Diálogo con Cristo
Jesús, Tú me conoces bien. Dame fuerzas y una mirada espiritual para descubrirte en mis familiares, en mi vecino, en mi colega de trabajo, en todas las personas que me rodean; tanto con las que me llevo bien, como con las que me caen pesado. Que te vea tanto en el mendigo como en mi patrón, y que pueda transmitirte a ellos. Que mi gran ilusión sea servir y ayudar a mi hermano en todas sus necesidades que me sea posible, para hacer su yugo más leve.

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07:08
OFICIO DE LECTURA - JUEVES DE LA SEMANA II - TIEMPO DE CUARESMA
Del Propio del Tiempo. Salterio II. 
SEGUNDA LECTURA
De los Tratados de san Hilario, obispo, sobre los salmos
(Salmo 127, 1-3: CSEL 24, 628-630)
EL VERDADERO TEMOR DEL SEÑOR
¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos! Hay que advertir que, siempre que en las Escrituras se nos habla del temor del Señor, nunca se nos habla de él solo, como si bastase para la perfección de la fe, sino que va siempre acompañado de muchas otras nociones que nos ayudan a entender su naturaleza y perfección; como vemos en lo que está escrito en el libro de los Proverbios: Si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia, si la procuras como el dinero y la buscas como un tesoro, entonces comprenderás el temor del Señor.
Vemos, pues, cuántos pasos hay que dar previamente para llegar al temor del Señor. Antes, en efecto, hay que invocar a la inteligencia, llamar a la prudencia, procurarla como el dinero y buscarla como un tesoro. Así se llega a la comprensión del temor del Señor. Porque el temor, en la común opinión de los hombres, tiene otro sentido.
El temor, en efecto, es el miedo que experimenta la debilidad humana cuando teme sufrir lo que no querría. Se origina en nosotros por la conciencia del pecado, por la autoridad del más poderoso, por la violencia del más fuerte, por la enfermedad, por el encuentro con un animal feroz, por la amenaza de un mal cualquiera. Esta clase de temor no necesita ser enseñado, sino que surge espontáneo de nuestra debilidad natural. Ni siquiera necesitamos aprender lo que hay que temer, sino que las mismas cosas que tememos nos infunden su temor.
En cambio, con respecto al temor del Señor, hallamos escrito: Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. Así, pues, el temor de Dios ha de ser aprendido, ya que es enseñado. No radica en el miedo, sino en la instrucción racional; ni es el miedo connatural a nuestra condición, sino que consiste en la observancia de los preceptos, en las obras de una vida inocente, en el conocimiento de la verdad.
Para nosotros, el temor de Dios radica en el amor, y en el amor halla su perfección. Y la prueba de nuestro amor a Dios está en la obediencia a sus consejos, en la sumisión a sus mandatos, en la confianza en sus promesas. Oigamos lo que nos dice la Escritura: Ahora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que guardes sus preceptos con todo el corazón y con toda el alma, para tu bien.
Muchos son los caminos del Señor, aunque él en persona es el camino. Y, refiriéndose a sí mismo, se da a sí mismo el nombre de camino, y nos muestra por qué se da este nombre, cuando dice: Nadie va al Padre sino por mí.
Por lo tanto, hay que buscar y examinar muchos caminos e insistir en muchos de ellos para hallar, por medio de las enseñanzas de muchos, el único camino seguro, el único que nos lleva a la vida eterna. Hallamos, en efecto, varios caminos en la ley, en los profetas, en los evangelios, en los apóstoles, en las distintas obras mandadas; dichosos los que, movidos por el temor de Dios, caminan por ellos.
RESPONSORIO    Sir 2, 19; Lc 1, 50
R. Los que temen ofender al Señor buscan lo que es de su agrado; * los que lo aman cumplen su ley.
V. Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
R. Los que lo aman cumplen su ley.
Dios nuestro, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti nuestros corazones, para que, inflamados por el fuego de tu Espíritu, permanezcamos firmes en la fe y seamos diligentes para hacer el bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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07:08
OFICIO DE LECTURA - JUEVES DE LA SEMANA II - TIEMPO DE CUARESMA
Propio del Tiempo. Salterio II.
Himno: SI ME DESECHAS TÚ, PADRE AMOROSO
Si me desechas tú, Padre amoroso,
¿a quién acudiré que me reciba?
Tú al pecador dijiste generoso
que no quieres su muerte, ¡oh Dios piadoso!,
sino que llore y se convierta y viva.
Cumple en mí la palabra que me has dado
y escucha el ansia de mi afán profundo,
no te acuerdes, Señor, de mi pecado;
piensa tan sólo que en la cruz clavado
eres, Dios mío, el Redentor del mundo. Amén.
V. El que medita la ley del Señor.
R. Da fruto a su tiempo. 
PRIMERA LECTURA
Del libro del Deuteronomio 30, 1-20
PROMESA DE PERDÓN DESPUÉS DEL DESTIERRO
En aquellos días, dijo Moisés al pueblo estas palabras:
«Cuando se cumplan en ti todas estas cosas -la bendición y la maldición que te he propuesto- y las medites, viviendo entre los pueblos adonde te habrá expulsado el Señor, tu Dios, si vuelves al Señor, tu Dios, si escuchas su voz en todo lo que yo te mando hoy, tú y tus hijos, con todo el corazón y con toda el alma, entonces el Señor, tu Dios, cambiará tu suerte y tendrá piedad de ti, te reunirá, sacándote de todos los pueblos por donde te dispersó; aunque tus desterrados se encuentren en los últimos confines del cielo, de ahí los recogerá el Señor, tu Dios, de allí irá a tomarte para conducirte de nuevo a la tierra que habían poseído tus padres, para darte posesión de ella, para hacerte feliz y hacerte crecer más que a tus padres.
El Señor, tu Dios, circuncidará tu corazón y el de tus descendientes, para que ames al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, y para que vivas. Entonces el Señor, tu Dios, hará recaer sus maldiciones sobre tus enemigos, los que te habían perseguido con saña. Tú volverás a escuchar la voz del Señor, tu Dios, y cumplirás todos los preceptos suyos que yo te mando hoy. El Señor, tu Dios, hará prosperar tus empresas, el fruto de tus entrañas, el fruto de tu ganado y el fruto de tu tierra, porque el Señor, tu Dios, volverá a alegrarse contigo de tu prosperidad, como se alegraba con tus padres, si escuchas la voz del Señor, tu Dios, si guardas sus preceptos y mandatos, los que están escritos en el código de esta ley, y si te conviertes al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma.
Porque el precepto que yo te mando hoy no es cosa que te exceda, ni inalcanzable; no está en el cielo, para que digas: "¿Quién subirá por nosotros al cielo a buscarlo, para que nos lo dé a conocer y lo pongamos en práctica?"; ni está más allá del mar, para que tengas que decir: "¿Quién cruzará por nosotros el mar y nos lo traerá y nos lo proclamará, para que lo cumplamos?"; sino que el mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo.
Mira: hoy te pongo delante la vida y el bien, la muerte y el mal. Si obedeces lo que yo te mando hoy, amando al Señor, tu Dios, siguiendo sus caminos, guardando sus preceptos, mandatos y decretos, vivirás y crecerás: el Señor, tu Dios, te bendecirá en la tierra en donde vas a entrar para conquistarla. Pero si tu corazón se desvía y no obedeces, si te dejas arrastrar y te prosternas, dando culto a dioses extranjeros, yo te anuncio hoy que morirás sin remedio, que, después de pasar el Jordán y de entrar en la tierra para tomarla en posesión, no vivirás muchos años en ella.
Hoy cito como testigos contra vosotros al cielo y a la tierra: te pongo delante vida y muerte, bendición y maldición: Elige la vida, y viviréis tú y tu descendencia, amando al Señor, tu Dios, escuchando su voz, adhiriéndote a él, pues él es tu vida y tus muchos años en la tierra que juró dar a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.»
RESPONSORIO    Jr 29, 13-14; Mt 7, 7
R. Me buscaréis y me encontraréis si me buscáis de todo corazón. * Me dejaré encontrar y cambiaré vuestra suerte.
V. Buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá.
R. Me dejaré encontrar y cambiaré vuestra suerte.

Año II
Del libro del Éxodo 18, 13-27
MOISÉS NOMBRA JUECES PARA EL MEJOR GOBIERNO DEL PUEBLO
En aquellos días, Moisés se sentó a resolver los asuntos del pueblo, y todo el pueblo acudía a él de la mañana a la noche. Viendo el suegro de Moisés todo lo que hacía éste por el pueblo, le dijo:
«¿Qué es lo que haces con el pueblo? ¿Por qué estás sentado tú solo, haciendo que todo el pueblo tenga que permanecer ante ti desde la mañana hasta la noche?»
Moisés respondió a su suegro:
«Es que el pueblo acude a mí para que consulte a Dios; cuando tienen pleito vienen a mí a que se lo resuelva y a que les explique las leyes y mandatos del Señor.»
El suegro de Moisés le replicó:
«No está bien lo que haces; os estáis matando tú y el pueblo que te acompaña; la tarea es demasiado gravosa y no puedes despacharla tú solo. Acepta mi consejo y Dios estará contigo: tú representas al pueblo ante Dios, y le presentas sus asuntos; enséñales los mandatos y preceptos, dales a conocer el camino que deben seguir y las acciones que deben practicar. Pero elige de entre todo el pueblo algunos hombres capaces, temerosos de Dios, sinceros, enemigos del soborno, y nombra entre ellos jefes de mil, de cien, de cincuenta y jefes de diez. Ellos estarán a todas horas a disposición del pueblo, te presentarán a ti los asuntos más graves, pero en los asuntos de menor importancia que decidan ellos. Así se aliviará tu carga, pues ellos te ayudarán a llevarla. Si haces lo que te digo -y Dios está de acuerdo con ello-, tú podrás resistir la carga, y el pueblo, por su parte, podrá volver en paz a sus casas.»
Moisés aceptó el consejo de su suegro e hizo lo que le decía. Escogió hombres hábiles entre todo Israel y los puso al frente del pueblo, como jefes de mil, de cien, de cincuenta y de diez. Ellos administraban justicia al pueblo continuamente: los asuntos complicados se los pasaban a Moisés, y los sencillos los resolvían ellos mismos. Después Moisés despidió a su suegro y éste se volvió a su tierra.
RESPONSORIO    Nm 11, 25; Ex 18, 25
R. El Señor bajó en la nube y habló con Moisés, tomó parte del espíritu que había en él y lo pasó a los setenta ancianos; * y, al posarse el espíritu sobre ellos, se pusieron a profetizar.
V. Moisés escogió hombres hábiles entre todo Israel y los puso al frente del pueblo.
R. Y, al posarse el espíritu sobre ellos, se pusieron a profetizar.
SEGUNDA LECTURA
De los Tratados de san Hilario, obispo, sobre los salmos
(Salmo 127, 1-3: CSEL 24, 628-630)
EL VERDADERO TEMOR DEL SEÑOR
¡Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos! Hay que advertir que, siempre que en las Escrituras se nos habla del temor del Señor, nunca se nos habla de él solo, como si bastase para la perfección de la fe, sino que va siempre acompañado de muchas otras nociones que nos ayudan a entender su naturaleza y perfección; como vemos en lo que está escrito en el libro de los Proverbios: Si invocas a la inteligencia y llamas a la prudencia, si la procuras como el dinero y la buscas como un tesoro, entonces comprenderás el temor del Señor.
Vemos, pues, cuántos pasos hay que dar previamente para llegar al temor del Señor. Antes, en efecto, hay que invocar a la inteligencia, llamar a la prudencia, procurarla como el dinero y buscarla como un tesoro. Así se llega a la comprensión del temor del Señor. Porque el temor, en la común opinión de los hombres, tiene otro sentido.
El temor, en efecto, es el miedo que experimenta la debilidad humana cuando teme sufrir lo que no querría. Se origina en nosotros por la conciencia del pecado, por la autoridad del más poderoso, por la violencia del más fuerte, por la enfermedad, por el encuentro con un animal feroz, por la amenaza de un mal cualquiera. Esta clase de temor no necesita ser enseñado, sino que surge espontáneo de nuestra debilidad natural. Ni siquiera necesitamos aprender lo que hay que temer, sino que las mismas cosas que tememos nos infunden su temor.
En cambio, con respecto al temor del Señor, hallamos escrito: Venid, hijos, escuchadme: os instruiré en el temor del Señor. Así, pues, el temor de Dios ha de ser aprendido, ya que es enseñado. No radica en el miedo, sino en la instrucción racional; ni es el miedo connatural a nuestra condición, sino que consiste en la observancia de los preceptos, en las obras de una vida inocente, en el conocimiento de la verdad.
Para nosotros, el temor de Dios radica en el amor, y en el amor halla su perfección. Y la prueba de nuestro amor a Dios está en la obediencia a sus consejos, en la sumisión a sus mandatos, en la confianza en sus promesas. Oigamos lo que nos dice la Escritura: Ahora, Israel, ¿qué es lo que te exige el Señor, tu Dios? Que temas al Señor, tu Dios, que sigas sus caminos y lo ames, que guardes sus preceptos con todo el corazón y con toda el alma, para tu bien.
Muchos son los caminos del Señor, aunque él en persona es el camino. Y, refiriéndose a sí mismo, se da a sí mismo el nombre de camino, y nos muestra por qué se da este nombre, cuando dice: Nadie va al Padre sino por mí.
Por lo tanto, hay que buscar y examinar muchos caminos e insistir en muchos de ellos para hallar, por medio de las enseñanzas de muchos, el único camino seguro, el único que nos lleva a la vida eterna. Hallamos, en efecto, varios caminos en la ley, en los profetas, en los evangelios, en los apóstoles, en las distintas obras mandadas; dichosos los que, movidos por el temor de Dios, caminan por ellos.
RESPONSORIO    Sir 2, 19; Lc 1, 50
R. Los que temen ofender al Señor buscan lo que es de su agrado; * los que lo aman cumplen su ley.
V. Su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
R. Los que lo aman cumplen su ley.
Dios nuestro, que amas la inocencia y la devuelves a quienes la han perdido, atrae hacia ti nuestros corazones, para que, inflamados por el fuego de tu Espíritu, permanezcamos firmes en la fe y seamos diligentes para hacer el bien. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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03:58

Decir que lo que siempre fue blanco, ahora ha de ser considerado negro, o al revés, es un problema, pero no lo peor. Lo más grave es que todo sea como siempre, aunque no lo es, o siéndolo no vamos a ser rigoristas, y dependerá, y según el caso, y nunca se han de cerrar las puertas, porque eso te deja en una indefensión y un sin saber que acaba con la moral de cualquiera.

Nos encontramos aquí con tres problemas, a mi modo de ver.

PROBLEMA PRIMERO: DOCTRINAL. Cualquiera quisiera tener claro cuál es la doctrina de la Iglesia y cuál su moral. Por ejemplo, saber si tras la consagración el pan y el vino contienen a Cristo en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad, en el Santísimo Sacramento de la Eucaristía. O si solo un poco, o depende, o sí, pero no es lo más importante.

O saber si mantener relaciones íntimas con persona que no sea el cónyuge con el que se contrajo el sacramento del matrimonio es adulterio, si el adulterio es pecado mortal y si es posible acercarse a recibir la eucaristía en esa situación. O no, o depende, o hay que ver los casos.

Doctrinalmente un caos porque al final todo es un resquicio por el que colar casi cualquier cosa.

PROBLEMA SEGUNDO: PASTORAL. La dogmática, la moral tienen sus consecuencias pastorales. Pero si no están las cosas claras, la pastoral irá marcando vías diferentes para los mismos problemas. Eso tan viejo de que en la misma situación el confesor tal dice A y el confesor cual dice B. Eso significa el riesgo de que los fieles simplemente busquen quién lo venda más barato.

PROBLEMA TERCERO: EL DE LA CUERDA FLOJA. Porque si no hay claridad nunca sabes si aciertas. Si decides agarrarte a lo de “siempre”, te pueden acusar de excesiva rigidez o de no ser suficientemente comprensivo con las situaciones particulares. Pero si te muestras abierto y comprensivo podría suceder que alguien te diga que quién eres tú para saltarte lo que la Iglesia ha dicho siempre. Más aún, comprensivo hasta donde… Por ejemplo, en la celebración de la eucaristía, ¿misal estricto, pequeñas licencias, cambio de plegaria, consagración con pizza a los tres quesos?

En pocos días hemos visto abiertos resquicios en puertas que uno pensaba que estaban perfectamente clausuradas: comulgar cuando se vive maritalmente con persona no legítima, bendición de parejas homosexuales, comunión eucarística de no católicos… Evidentemente no es posible, aunque pudiera darse el caso.

Imagínense lo que puede pasar por ejemplo con esa supuesta bendición que ha sugerido o no ha sugerido o ha dejado de sugerir el cardenal Marx. Imaginen que me aparecen en La Serna del Monte dos señores que acaban de contraer matrimonio civil con la pretensión de recibir la bendición de un sacerdote. Evidentemente voy a decirles que no. Pues ya saben el problema: en algunas iglesias sí se hace, hay sacerdotes que dan la bendición, un cardenal no ve especiales dificultades. O digo que sí y me encuentro con que me he pasado porque estos temas son serios y no hay que ir a la ligera. Por eso la Iglesia pide claridad. Así de sencillo. Y los resquicios, lejos de ser una solución doctrinal o pastoral, son una complicación mayor. Al menos para un servidor, pero ya saben que uno no es más que un cura de pueblo.

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15:18
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Queridos feligreses:

Como podéis ver en la hoja de las cuentas parroquiales del año recién terminado 2017, vuestra generosidad, ha permitido una vez más, cubrir las necesidades del funcionamiento y mantenimiento parroquial, y aportar ayuda a familias necesitadas de Villamediana y a muchas otras de países pobres del mundo.

Que Dios os recompense abundantemente a todos los que hacéis posible este milagro de fe, esperanza y amor, que es la querida parroquia de Santa María de la Asunción de Villamediana.

¡Gracias por vuestra generosidad que nos mantiene en la Parroquia austeros, solidarios y felices!

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Estos días estoy muy pesadito con el tema funerario. De hecho, estoy pensando cambiar el nombre del blog: Blog funerario del padre Fortea. El caso es que es precioso el comienzo de la película Ángeles y demonios. Aquí pongo el link, pero el sonido es pésimo y la calidad de la imagen tampoco es la óptima:


Pues bien, lo cierto es que el Anillo del Pescador no se destruye. Hace muchos años que se guarda íntegro, porque no sirve para sellar. Quiero desde este blog proponer que se haga una destrucción del sello papal tan bonita como la de la película. Ese sello sí que se destruye. Y sería un acto muy bonito filmar su destrucción si se hace tan bien como en la película.

Más de mil millones de personas estarían encantadas de ver, en las noticias de ese día, una escena tan estéticamente bella como la de la película, con todo su protocolo, vestiduras y marcos incomparables. 

No es la belleza por la belleza. La estética lleva a Dios. Incluso la muerte de un Sumo Pontífice puede convertirse en un hecho estéticamente impresionante hasta para los no creyentes y crear un sentimiento de admiración hacia la religión.

Se podría crear todo un protocolo (filmado en todos sus detalles) en el que el camarlengo sella los aposentos papales y acto seguido se dirige al lugar donde se destruye el sello papal: monseñores, alabarderos, gentiluomini con sus collares y golas en el cuello.

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La exhibición de quien hace de su intimidad materia pública, tiene un parentesco lejano pero cierto con la obscenidad de quien infringe sufrimiento a otros sin inmutarse
Se cuenta que cuando las aguas del diluvio se retiraron Noé aprendió a cultivar la vid. Poco después disfrutó desprevenido del licor de las uvas y se embriagó. 
Traspuesto y desnudo pasó Noé la primera mala consecuencia del líquido de la vida. El caso es que así le encontró uno de sus hijos, que enseguida corrió a llamar a sus hermanos para presenciar juntos el sopor del padre ya anciano. Pero los hermanos mayores, lejos de disfrutar con la escena, se quitaron el manto y evitando mirar la desnudez de Noé le cubrieron.

A nuestros ojos, acostumbrados a verlo todo, la reacción de los hermanos puede resultar extraña. Sin embargo, ese antiguo relato recuerda otra circunstancia más doméstica y cotidiana, cuando al llegar la noche los padres cubren a sus hijos dormidos, de ordinario ni tan expuestos ni desnudos como Noé. Como si también en ese caso cubrir fuera tanto como poner a salvo y evitar un daño o prevenirlo.
Algo parecido ocurre al final de la estremecedora novela «La carretera» de Cormac McCarthy, cuando tras conducir a su hijo a través de un mundo devastado y entre hordas caníbales, el padre muere y el pequeño es encontrado por otra familia que le apremia para que se les una. Sin embargo, y a pesar de los peligros que acechan, el niño se niega a abandonar el cadáver de su padre hasta que le ayudan a cubrirlo con los harapos y papeles que encuentran alrededor. Como si dejar sin más a quienes yacen vencidos por la bebida, el sueño o la muerte, fuera tanto como abandonarlos expuestos en una intemperie que es por sí sola dañina. Como si todas las reconciliaciones y despedidas entre padres e hijos consistieran precisamente en eso: en cubrirse los unos a los otros, aunque sea por última vez.
Esa pertinaz necesidad aparece en otro antiguo y célebre relato: Aquiles «el invulnerable», cuyo cuerpo no puede recibir ninguna herida mortal, arrastra y expone el cadáver de Héctor celebrando su venganza por la muerte de su único amigo, Patroclo. Sin embargo, de noche, el padre de Héctor y enemigo mortal de Aquiles, se presenta indefenso para suplicarle que le deje sepultar los restos de su hijo muerto.
La invulnerabilidad de Aquiles le hace desconocer la comunidad por la que unos hombres acuden en auxilio de los otros removidos por la compasión. Sin embargo, la muerte de su amigo Patroclo ha abierto una brecha en la inconmovible frialdad de Aquiles, que se deja vencer por las súplicas del anciano padre de su enemigo y se lo entrega para que lo cubra con la tierra. Cubrir con tierra es inhumar, de «humus», de donde también procede «humano». De ahí que dejar de poner a salvo o de cubrir lo expuesto del hombre suponga para quien lo hace el destierro de lo humano: la pérdida y el malogramiento de la propia humanidad.
Y es que en todos los que yacen inermes −dormidos o impedidos− se concentra una clase de exposición que va más allá de la mera indefensión física. En todos esos casos el cuerpo se convierte en el lugar donde se puede herir al sujeto mucho más y como no se podría logar infringiéndoles heridas corporales. Ese órgano donde cabe recibir un daño crucial y que tiene por naturaleza propia la exposición es la intimidad.
Que la intimidad sea ella misma exposición o vulnerabilidad significa que nos obliga a salvaguardarla, y por eso experimentamos la intimidad en la emergencia que implica quedar expuestos y accesibles a otros. Todo lo íntimo o lo que forma la intimidad de alguien requiere estar a cubierto y puesto a salvo porque la mera exposición lo hiere. Quien da o comunica algo de su intimidad a otro se pone indefenso y vulnerable en sus manos. Por eso toda intromisión en la intimidad es sentida como el ejercicio de una violencia profanadora. Por el contrario, si la intimidad se amplía o comunica a otros sin malograse, no hace más que crecer hacia dentro incluyendo al otro en lo que somos.
Tiene intimidad quien puede interiorizar y guardar en su interior. Ese es el carácter de lo íntimo: lo que se vuelve interior en tanto que preservado. Así que hay personas con más y personas con menos intimidad. Pero esa diferencia no es la que se sigue de tener personalidades más o menos introvertidas o extrovertidas. Se puede guardar mucho hacia adentro y en secreto y carecer por completo de intimidad, porque no hay intimidad sin comunicación. La intimidad se extingue tanto por la exhibición indiscriminada como por el secretismo de lo inconfesable. La intimidad no es una cueva de secretos o virginidades huidizas, sino, al contrario, la salvaguarda de lo que solo se puede dar y comunicar a otro en particular, pero para darlo, no para esconderlo.
Por eso la intimidad solo crece en el espacio que abre la discreción y requiere una cierta moderación y reserva. Quien cuenta todo de sí mismo a cualquiera se vacía interiormente y se queda sin intimidad o la daña y disminuye gravemente. Así como el rey Midas no era capaz de tocar nada sin convertirlo en metal, así mismo la intimidad no es capaz de exhibirse a extraños sin dejar de serlo.
La exhibición de quien hace de su intimidad materia pública, tiene un parentesco lejano pero cierto con la obscenidad de quien infringe sufrimiento a otros sin inmutarse. Y también hay un vínculo secreto y degradante entre los espectadores de entretenimientos a base de intimidades ajenas, y los espectadores de imágenes en las que la violencia reduce a las personas a carne profanable. La intimidad propia no sobrevive al maltrato de la ajena, incluso con sus formas más leves, como la intromisión indiscreta y chismosa en lo ajeno a la que nos empuja la curiosidad. Quien no pone a salvo lo expuesto y precisado de los otros, se pierde a sí mismo.
Las personas e instituciones que hacen negocio de todo esto practican un capitalismo carnívoro.
Higinio Marín, en diarioinformacion.com. / almudi.org
Juan Ramón Domínguez-Palacios /  enlacumbre2028.blogspot.com.es

Inger Enkvist es una hispanista y ensayista sueca, catedrática de la Universidad de Lund. Experta en educación, ha ejercido la docencia en las etapas primaria y secundaria durante muchos años. Es defensora de la pedagogía de los contenidos y sus ensayos sobre educación son un referente internacional.

Ahora, la profesora Enkvist orienta sus investigaciones el sistema educativo en China. Allí, dice, como en otros países asiáticos, el aprendizaje escolar no es un juego, sino algo que se toma muy en serio.
— Usted explica que frente a la educación “autoritaria” que existía antes en Occidente, hoy en día los sistemas educativos se han pasado al otro extremo. ¿Qué características tiene este otro extremo?

— Antes se hablaba de una tradición occidental, de una seriedad, se admiraba a la gente con conocimientos, se decía que los conocimientos eran algo deseable, algo que debería estar al alcance de todo el mundo. Había una valorización de los conocimientos en sí. Después de la generación del 68 cambió esta concepción, se presentó la educación como un servicio social, como un derecho y no como una posibilidad de aprendizaje. Los conocimientos en sí se perdieron un poco de vista y se habló más de la convivencia en el aula, de la expresión del alumno, de la creatividad del alumno, de que el profesor debería ser más bien un monitor.
LEERMÁS 
Aceprensa.com
Juan Ramón Domínguez Palacios / 
lacrestadelaola2028.blogspot.com

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Miércoles 28 de Febrero de 2018
De la feria
Morado

Martirologio Romano: En Roma, en la vía Tiburtina, sepultura de san Hilario, papa, que escribió cartas sobre la fe católica, con las que confirmó los concilios de Nicea, Éfeso y Calcedonia, enalteciendo el primado de la Sede Romana (+468). En los años bisisestos se celebra el día 29 en lugar del 28.

Antífona de entrada         cf. Sal 37, 22-23
Señor, no me abandones; Dios mío, no te quedes lejos de mí. Apresúrate a venir en mi ayuda, mi Señor, mi Salvador.
Oración colecta    
Conserva siempre a tu familia en la práctica de las buenas obras, Señor, y confórtala de tal modo en sus necesidades temporales que pueda llegar felizmente a los bienes del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
Oración sobre las ofrendas      
Mira con bondad, Señor, los dones que te presentamos y, por este sagrado intercambio, líbranos de las ataduras de nuestros pecados. Por Jesucristo nuestro Señor.
Antífona de comunión       Mt 20, 28
El Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud.
Oración después de la comunión
Señor, Dios nuestro, te pedimos que este sacramento, anticipo de la inmortalidad, nos ayude para la salvación eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Oración sobre el pueblo       (Facultativa)
Padre, concede a tus fieles la protección de tu gracia, dales salud de alma y cuerpo, infúndeles la plenitud de la caridad fraterna y haz que te sirven con fervor. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Lectura         Jer 18, 18-20
Lectura del libro de Jeremías.
Los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén dijeron: “¡Vengan, tramemos un plan contra Jeremías, porque no le faltará la instrucción al sacerdote, ni el consejo al sabio, ni la palabra al profeta! Vengan, inventemos algún cargo contra él, y no prestemos atención a sus palabras”. ¡Préstame atención, Señor, y oye la voz de los que me acusan! ¿Acaso se devuelve mal por bien para que me hayan cavado una fosa? Recuerda que yo me presenté delante de ti para hablar en favor de ellos, para apartar de ellos tu furor.
Palabra de Dios.
Comentario
Jeremías, como tantos profetas, sufrió la incomprensión y el rechazo de los jefes religiosos. La predicación de este elegido no encajaba con la idea de Dios que los dirigenetes se habían hecho. Y a pesar de haber padecido todo eso, rogaba a Dios por sus enemigos.
Salmo 30, 5-6. 14. 16
R. ¡Sálvame, Señor, por tu misericordia!
Sácame de la red que me han tendido, porque tú eres mi refugio. Yo pongo mi vida en tus manos: Tú me rescatarás, Señor, Dios fiel. R.
Oigo los rumores de la gente y amenazas por todas partes, mientras se confabulan contra mí y traman quitarme la vida. R.
Pero yo confío en ti, Señor, y te digo: “Tú eres mi Dios, mi destino está en tus manos”. Líbrame del poder de mis enemigos y de aquéllos que me persiguen. R.
Versículo     Jn 8, 12
“Yo soy la luz del mundo; el que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor.
Evangelio     Mt 20, 17-28
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Mientras Jesús subía a Jerusalén, llevó consigo a los Doce, y en el camino les dijo: “Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen, pero al tercer día resucitará”. Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. “¿Qué quieres?”, le preguntó Jesús. Ella le dijo: “Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda”. “No saben lo que piden”, respondió Jesús. “¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?”. “Podemos”, le respondieron. “Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre”. Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús los llamó y les dijo: “Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud”.
Palabra del Señor.
Comentario
Ni siquiera los discípulos más cercanos comprenden el estilo de mesianismo que encarna Jesús. En su idea de Dios, él debería darles solo éxitos y triunfos. ¡Cómo nos descoloca Dios con su plan! ¿A qué ideas triunfalistas debemos renunciar, para poder beber el mismo cáliz que Jesús?
Oración introductoria
Señor Jesús, creo que has venido al mundo para salvarme y cargar con el peso de mis pecados; creo que Tú eres el verdadero Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, y que todos tus sufrimientos son para salvarme. Confío en ti, Señor, fuente de amor y de misericordia. Sé que te entregas a los mayores oprobios para que yo sea feliz. Por eso, no puedo hacer más que buscar amarte cada día más y corresponder a tu amor con una vida santa y abnegada, vivida según tu voluntad.
Ayúdame, Señor, a aceptar siempre tu voluntad, aun en los más duros momentos.
Meditación 
Hoy, la Iglesia —inspirada por el Espíritu Santo— nos propone en este tiempo de Cuaresma un texto en el que Jesús plantea a sus discípulos —y, por lo tanto, también a nosotros— un cambio de mentalidad. Jesús hoy voltea las visiones humanas y terrenales de sus discípulos y les abre un nuevo horizonte de comprensión sobre cuál ha de ser el estilo de vida de sus seguidores.
Nuestras inclinaciones naturales nos mueven al deseo de dominar las cosas y a las personas, mandar y dar órdenes, que se haga lo que a nosotros nos gusta, que la gente nos reconozca un status, una posición. Pues bien, el camino que Jesús nos propone es el opuesto: «El que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo» (Mt 20,26-27). “Servidor”, “esclavo”: ¡no podemos quedarnos en el enunciado de las palabras!; las hemos escuchado cientos de veces, hemos de ser capaces de entrar en contacto con la realidad que significan, y confrontar dicha realidad con nuestras actitudes y comportamientos.
El hombre adquiere su plenitud a través del servicio y la entrega a los demás. En este caso, nos parece que damos la vida, cuando realmente la estamos encontrando. El hombre que no vive para servir no sirve para vivir. Y en esta actitud, nuestro modelo es el mismo Cristo —el hombre plenamente hombre— pues «el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos» (Mt 20,28).
Ser servidor, ser esclavo, tal y como nos lo pide Jesús es imposible para nosotros. Queda fuera del alcance de nuestra pobre voluntad: hemos de implorar, esperar y desear intensamente que se nos concedan esos dones. La Cuaresma y sus prácticas cuaresmales —ayuno, limosna y oración— nos recuerdan que para recibir esos dones nos debemos disponer adecuadamente.
Propósito
Ofreceré a Jesús todas las adversidades y contratiempos de este día, como aceptación de su voluntad en mi vida.
Diálogo con Cristo


Señor Jesús, gracias por la vida que me das, por la salvación que me alcanzas por tu cruz y por morir por mí. Gracias por mostrarme cómo debo actuar frente a las dificultades y miedos que enfrento cada día. Gracias por tu donación en la cruz, Señor, pues no sólo me enseñas a cumplir los designios del Padre, sino también a amar más y mejor a los demás hasta el olvido de mí mismo. Ayúdame, te pido, a prepararme bien para celebrar los misterios de tu pasión, muerte y resurrección, viviendo cada vez mejor mi vida cristiana en los trabajos de cada día. Señor, llena mi día con tus bendiciones. Amén.

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Martirologio Romano: En Roma, en la vía Tiburtina, sepultura de san Hilario, papa, que escribió cartas sobre la fe católica, con las que confirmó los concilios de Nicea, Éfeso y Calcedonia, enalteciendo el primado de la Sede Romana (468).
En los años bisisestos se celebra el día 29 en lugar del 28.
Hilarus, natural de Cerdeña.
Cuando sólo era diácono tuvo una intervención muy especial en el concilio de Éfeso actuando como legado del papa san León I el Magno, en el 449. No firma la deposición de san Flaviano, patriarca de Constantinopla. Tan mal se pusieron las cosas en aquél concilio – el del latrocinio– que llegó a temer las iras de los adversarios y huyó llevando la apelación de Flaviano al papa. (Este texto se descubrió en el 1882). Desde Roma escribe a la emperatriz Pulqueria dándole información precisa de lo ocurrido. También intervino en la cuestión controvertida entre griegos y latinos sobre la fijación de la fecha común para celebrar la fiesta de la Pascua.
Hilario sucedió al papa san León en la Sede de san Pedro a finales del 461. Y en los siete años que duró su pontificado gobernó la Iglesia dedicándose por entero y con firmeza a asentar principios teóricos y prácticos en materia de disciplina y jurisdicción. Era la puesta en marcha de ese funcionamiento interno que la Iglesia había de ir tejiendo en el tiempo buscando el bien de los pastores y de los fieles y para la mejor difusión del Evangelio. De modo especial hubo de intervenir en la corrección de abusos por parte de altos eclesiásticos en las Galias, como es el caso del obispo Hermes, usurpador de la sede narbonense, sin mediación del arzobispo Leoncio. También tomó decisiones en el caso de Mamerto, en Viena, que consagraba obispos sin conocimiento del metropolitano. Y para no ser menos, corrigió igualmente abusos cometidos en España, en la provincia Tarraconense, donde algún obispo abandonó a su grey y fijó arbitrariamente su residencia en lugar diferente, algún otro interfería en labores pastorales ajenas y además existían consagraciones ilegales de obispos. El deseo que el papa expresa en la carta dirigida a Leoncio es trabajar "en pro de la universal concordia de los sacerdotes del Señor, procuraré que nadie se atreva a buscar su propio interés, sino que todos se esfuercen en promover la causa de Cristo".
En estos asuntos solía usar una forma colegiada de gobernar inclinándose a promover encuentros de obispos, más o menos numerosos, que le asesoraran sobre las cuestiones difíciles, le ayudaran a mirar cada problema desde distintos ángulos y le proporcionaran elementos de juicio suficientes para poder tomar decisiones justas con el ministerio y con las personas.
En Roma fomentó el culto, edificó capillas en la basílica constantiniana de Letrán, construyó un monasterio dedicado a san Lorenzo y dejó testimonio de la devoción agradecida que profesó al Apóstol y evangelista san Juan a quien atribuyó siempre la gracia de haber sido librado de la ira de los hombres, cuando el Latrocinio de Éfeso.
Murió el último día de febrero del año 468.
San Hilario conocía bien al hombre; ese espíritu humano que es proclive a pactar con la soberbia, la comodidad, el afán de poder y el bien que reportan las riquezas; eso tan común de lo que no están exentos ni los jerarcas de ayer, ni los de hoy. Su fortaleza de entonces con disposiciones claras, supongo que ayudará a los que profetizan, santifican y mandan a estar bien vigilantes en su esfuerzo personal de fidelidad al Evangelio. De ese modo no hay peligro de que el servicio a la Iglesia que comporta el ministerio se pervierta convirtiéndose en instrumento de lucro personal.

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OFICIO DE LECTURA - MIÉRCOLES DE LA SEMANA II - TIEMPO DE CUARESMA
Propio del Tiempo. Salterio II.
Del Tratado de san Ireneo, obispo, Contra las herejías
(Libro 4, 14, 2-3; 15, 1: SC 100, 542. 548)
A TRAVÉS DE FIGURAS, ISRAEL APRENDÍA A TEMER AL SEÑOR Y A PERSEVERAR EN SU SERVICIO
En el principio, Dios modeló al hombre, movido por su munificencia; a los patriarcas los eligió con miras a su salvación; iba formando a su pueblo, enseñándole a seguir a Dios, a pesar de su rebeldía; preparaba a los profetas, haciendo que el hombre se fuera acostumbrando, aquí en la tierra, a ser portador de su Espíritu y a gozar de la comunión con Dios; él, que de nadie necesita, hacía entrar en su comunión a los que de él necesitan. Y, a la manera de un arquitecto, iba esbozando, en favor de los que lo complacían, el edificio de la salvación: él mismo se constituyó en guía de los que en Egipto no veían, dio una ley perfectamente ajustada a los que en el desierto estaban inquietos, otorgó en herencia la tierra prometida a los que llegaron a entrar en ella, mata el novillo cebado para los que vuelven al Padre y los viste con la túnica más rica. Haciendo así que el género humano, de diversas maneras, vaya sintonizando con la salvación futura.
Por esto Juan, en el Apocalipsis, dice: Su voz era como el estruendo de muchas aguas. Realmente, son muchas las aguas del Espíritu de Dios, ya que es mucha la riqueza y grandeza del Padre. Y, con su acción sobre todos los hombres, el Verbo comunicaba con liberalidad sus favores a los que se le sometían, dictando una ley apta y adecuada a cualquier condición.
Mediante esta ley, ordenaba al pueblo la construcción del tabernáculo, la edificación del templo, la designación de los levitas, los sacrificios y oblaciones, las abluciones y todo el servicio cultual.
Él, ciertamente, no tenía necesidad de ninguna de estas cosas, ya que goza de la plenitud de todo bien y, aun antes de que Moisés existiera, contenía en sí mismo todo olor de suavidad y toda exhalación de agradable aroma; pero todo aquello era una constante llamada al pueblo, inclinado siempre a la idolatría, para exhortarlo a la perseverancia y al servicio de Dios; por las cosas secundarias lo llamaba a las cosas principales, es decir: por las cosas figuradas lo conducía a las verdaderas, por las cosas temporales lo conducía a las eternas, por las cosas carnales lo conducía a las espirituales, por las cosas terrenales lo conducía a las celestiales; como le fue dicho a Moisés: Te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña.
Durante cuarenta días, en efecto, aprendió a retener las palabras de Dios, los caracteres celestiales, las imágenes espirituales y las figuras proféticas del futuro, como dice el apóstol san Pablo: Bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo. Y añade también, refiriéndose a las antedichas prescripciones de la ley: Todas estas cosas les acontecían en figura y fueron escritas para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades.
Así, pues, a través de estas figuras, aprendían a temer a Dios y a perseverar en su servicio. De este modo, la leyera para ellos norma de vida y, al mismo tiempo, profecía de las cosas venideras.
RESPONSORIO Ga 3, 24-25. 23
R. La ley fue nuestro ayo para llevarnos a Cristo, a fin de ser justificados por la fe. * Pero, una vez llegada la era de la fe, no estamos más bajo la potestad del ayo.
V. Antes de venir la economía de la fe, estábamos encerrados bajo la custodia de la ley, en espera de la fe que había de revelarse.
R. Pero, una vez llegada la era de la fe, no estamos más bajo la potestad del ayo.
Señor, haz que tu pueblo persevere siempre en el camino del bien que tú le has enseñado; protégelo en sus necesidades temporales, para que, sin angustia, pueda tender a los bienes eternos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.

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04:41

Había hecho una promesa para esta Cuaresma: abstinencia de películas, videos, etc. Y el mismo jueves después del Miércoles de Ceniza un amigo sacerdote me invita al cine para ver l’avant première (sí, aunque hace rato que salió) en su localidad de la película “El caso de Cristo”. Quería ver si podía pasarla en su pueblo, haciendo un arreglo con el cine local. En fin: la caridad manda.

Fui desganado, como para acompañar y dar mi parecer nomás.

-         -"Pufff…, será otra de esas pelis protestantes” –pensé- “¿cuándo cumpliré con mis propósitos?”

Y fuimos y, una vez más, me equivoqué.

La película está basada en el libro y la historia real de Lee Strobel un periodista ateo a quien, por diversas circunstancias que ahora no vienen al caso, se le ocurre hacer una investigación acerca de la historicidad de Jesús, su Pasión y Resurrección.

Allí, con sesudo análisis, mientras su mujer comienza a convertirse a la fe cristiana, él desespera viendo cómo todo lo que creía falso, se comprobaba: dataciones arqueológicas de los evangelios, la Sábana Santa, narraciones médicas acerca de la crucifixión, etc., etc., etc. Todas las evidencias lo llevaban a la verdad; pero él no quería creer.

-         - “No me diga el final!”

Pues no se los digo, pero véanla y háganla ver. Vale la pena; la recomiendo enormemente.

Aquí hay una sinopsis y algo más.

Que no te la cuenten…

P. Javier Olivera Ravasi


PARA SUSCRIPCIÓN A LOS POSTS VÍA WHATSAPP, seguir estas indicaciones:

  1. Añadir a la agenda de contactos de su teléfono este número tal como está: 005491135809554 o bien +5491135809554 (pueden agendarlo como “Que no te la cuenten” o como deseen).
  2. Una vez agregado, enviar un mensaje vía Whatsapp con la palabra “ALTA” (es imprescindible enviar un primer mensaje para poder ser agregado a la lista).

Ya está. A partir del próximo post comenzarán a recibir automáticamente las nuevas entradas en sus teléfonos.

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13:35
Interesante reflexión teológica de Olivier Clément en su obra “Sobre el hombre”:
La cultura occidental, al mismo tiempo que se hace mundial, se ha extenuado tanto, se ha aislado tanto de sus propias raíces, que ya no puede ser la fuerza que asumirá  e iluminará un posible renacer. Oye en día esta cultura oscila entre el delirio especulativo y el caos. Solo un cristianismo renovado podría abrir los caminos de la belleza.
Porque la belleza es un Nombre divino, el más olvidado quizá sí, a la vez, el que lleva el sello del amado: "Ponme cual sello sobre tu corazón, como soy yo en tu brazo. Porque fuerte es el amor, la muerte… Grandes aguas no pueden apagar el amor ni los ríos anegarlo". (Cant 8, 6). Si hay una palabra que aparece con frecuencia en la Biblia para nombrar a Dios, es sin duda la de "Gloria", Y no es una imagen, sino una gran irradiación de la que se difunde la vida misma de Dios. Nada existe, aparte del hombre, que no glorifique espontáneamente por su mismo ser su orden y belleza al Padre a través del Verbo en el Espíritu.
Dios es el "Padre de las luces": es luz de belleza sobre todas las cosas, en su raíz. El Verbo constituye el límite que hace surgir de la materia el orden de lo sensible. El Espíritu "dador de vida", lo hace madurar todo en plenitud.
Estamos ante tres bellezas. La primera paradisíaca está en el origen donde las cosas reflejan aún el rostro de un niño el esplendor vital de los seres jóvenes. La segunda es la nostalgia del ángel, al izquierda de Cristo, en el mosaico de Rávena. La tercera es la manifestada por el testimonio de Cristo en el hombre habitado por el espíritu. No es la belleza de Dios sin el hombre, que sería un fuego devorador, ni la belleza del hombre sin Dios, encierra en sí misma, sino la belleza del Dios con nosotros -Emmanuel- y del Espíritu Santo: nosotros con Dios.

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Curioso hecho. En el funeral del cardenal Araujo de Brasil, sueltan una paloma y ésta, teniendo toda la catedral para volar, se posa sobre el ataúd del purpurado y se queda allí. Esto parece todo un signo de santidad. La noticia aparece aquí:


Cambiando de tercio, el sellado de las puertas de los aposentos papales: otra cosa que hay que cambiar. Fijaos en la foto:


Basta ver el sellado de los aposentos en la película Ángeles y demonios para darse cuenta de que el sistema que aparece allí es más bonito, más digno y más seguro. Sellar con lacre una puerta es toda una proeza. Yo vi el vídeo y, desde luego, es para darle una medalla al que lo hace. Además, un lacre vertical en un marco es mejor no tocarlo ni con la mirada, pues es algo que siempre está a punto de caerse.

Esos sellos hay que ponerlos bien la próxima vez, si no podríamos dar sensación de debilidad. Si se nos caen esos sellos, ¿qué otras cosas no se nos caerán?

Además, si los anglicanos ponen mejor los sellos, ¿qué conclusiones sacarán los fieles? Prefiero no pensarlo.

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