China puede resistir una crisis muchísimo mejor que nosotros, por sus reservas, por su sistema autocrático, por muchas otras razones que me ahorro el exponer. Pero no quiere que empiece a haber parados, descontento y que eso provoque movimientos sociales que nunca se sabe dónde va a parar. Lo de Egipto y Libia les ha hecho pensar.
Por eso es mi convencida opinión que, desde hace un trimestre, China ha dado orden de comprar productos europeos por valor de billones de euros. Comprar deuda soberana ya habían comprobado que no servía para reactivar la economía. Por eso se han decidido por una transfusión de capital directamente en las empresas, por la vía de importaciones masivas. Os ahorro los muchos números en los que baso esta opinión. Pero para mí este hecho aparece como algo clarísimo.
Dicho de otro, este mínimo florecimiento económico que estamos teniendo en España, Francia y Alemania, es algo completamente artificial y durará lo que a Pekín le interese que dure. Pero el que el índice de crecimiento del PIB de China haya bajado dos puntos en el último año, les ha abierto los ojos.
Por mucha crisis que haya, los chinos producen más barato. Y, por tanto, ellos siempre venden. Puede hundirse la industria de un país todo lo que se quiera, pero el país seguirá comprando al vendedor más barato. El problema es que ese bajón de una cuarta parte del íncide de crecimiento, lo que indica es que ya ni siquiera hay capital para comprar al precio que sea. Y ese dato sí que es más esclarecedor que cualquier otro número macroeconómico. China está estancándose porque el mundo, a nivel global, se está empobreciendo.
Insisto, el problema esta vez no es de déficits o de competitividad. Pura y simplemente, la demanda mundial de bienes está descendiendo de forma abrupta. Muy asustados tienen que estar en los despachos de los rascacielos de Pekín para que hayan puesto en el mercado tantos billones de euros en sólo un trimestre.
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