julio 2013




Ya se ha terminado el mes de julio y yo no tenía intención de seguir publicando entradas sobre las fiestas del Carmen, pero los de mi pueblo se quejan diciendo que hablo de muchos sitios y no digo ni una palabra de ellos, que celebran esta fiesta con gran solemnidad desde los tiempos de san Juan de la Cruz, que fundó el convento. Así que no me queda más remedio que colocar un par de fotos de la procesión, con los niños de primera comunión que acompañan la carroza de la Virgen. Todo organizado con un cariño enorme por mi amiga Maruja y sus docenas de colaboradores...







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Acaba de regresar el seminarista del Paraguay, que pasa unos días en mi parroquia, de una preciosa convivencia de monaguillos riojanos y andaluces, que ha tenido lugar en Ibros, Jaen. Aunque de mi parroquia no logró asistir ninguno, me cuenta el seminarista Hugo, que los que fueron de La Rioja han venido contentísimos. Felicito al sacerdote Don Pedro Gutierrez que ha ha sido el alma de la convivencia por el trabajo realizado y a su ayudante el seminarista Hugo. Ojalá sea semilla de vocaciones sacerdotales.


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Me cuentan y no acaban de lo que está siendo el funeral por nuestro amigo "Ka" en la querida ciudad de Sololá: incontables personas que han pasado por los diversos lugares en que se veló su cadáver, varias misas por su eterno descanso, y el funeral presidido por el Obispo diocesano. Un clamor de gratitud y afecto por la vida de este hombre sencillo, inocente, cordial, que se ha ganado el cielo con una vida muy sufrida, pero feliz. Que desde el cielo nos siga cuidando a los que tuvimos la dicha de tratarlo. Y, gracias, a los amigos sololatecos que con tanta solicitud me han informado, al instante, de estos hechos tristes, pero consoladores a la vez.



Es necesario que Jesús viniese a mi alma en la oración para que sanase mis heridas con sus manos taladradas por los clavos, con su mirada penetrante, dulce, suave y serena; con su voz firme y acogedora; con su presencia paciente y luminosa. // Autor P. Guillermo Serra, L.C.- Fuente: http://www.la-oracion.com



La oración es una cita con el Médico de nuestras almas, nuestro Creador y Redentor. El conoce y guarda nuestras entradas y salidas (Salmo 120), nuestra historia, nuestras heridas, nuestras miserias y también nuestros deseos de sanar, de vivir y caminar en su presencia (Salmo 144)



Al hacer silencio en la oración, acallo mis heridas, mi dolor, mis "por qués", mis frustraciones y fijo mi mirada en el Divino doctor. Dejo así que sea Él quien me pregunte por mis heridas, cicatrices, mi historia.





Me sorprenderé si le dejo hablar. Él las conoce mejor que yo. Él estuvo y está presente, a mi lado, me ha cargado y me cargará para que no sufra tanto el peso de estas heridas. Es más, Él ha experimentado primero estas heridas en su propia carne y por ellas, hemos sido curados (Isaías 53,5)



Descubro que Él no está tan lejos, no estuvo tan lejos. Que necesito que Él me cuente mi historia, como lo hizo con los discípulos de Emaús (Lucas 24). Pedirle que camine conmigo, que se quede en mi casa, en mi corazón. Que parta su pan en mi presencia, que coma con Él la Eucaristía y que así yo pueda vivir y alimentarme de sus heridas y de su Pasión.



Era necesario que Jesús viniese a mi alma en la oración para que sanase mis heridas con sus manos taladradas por los clavos, con su mirada penetrante, dulce, suave y serena; con su voz firme y acogedora; con su presencia paciente y luminosa.



"Cuéntame tú Señor mi historia, la historia de mi vida, de mis heridas. Sáname Señor, porque Tú eres mi luz y mi salvación y ninguna herida ni nadie me podrá hacer temblar (Salmo 26)



Toma mis heridas, Señor, son tuyas; y déjame que las tuyas sean mías. Escóndeme en las mías y yo me esconderé en las tuyas. Mira tú mi vida, redímela y sánala; mire yo la tuya y acójala con amor y esperanza.



Que mi soledad y dolor sean ahora sanados por tu protección y amor. Amigo fiel que nunca fallas, Doctor de mi alma, Médico de mis llagas y de mis heridas.



Me dan miedo y me avergüenzan mis heridas. Pero tus heridas fueron tu gloria y el triunfo que presentaste a tu Padre. Por mis heridas seré victorioso si te las presento a ti para que las cures y las conviertas en señal de amor y victoria. Con esta señal llegaré al cielo y me presentaré con confianza ante tu Padre, que es también mi Padre"





¿Cómo hacer una revisión médica espiritual frente a Cristo?






  1. Acto de fe: "creo que Señor que eres el Divino doctor, Hijo de Dios, encarnado por amor a mí. Vienes a sanarme con tus heridas"

  2. Acto de confianza: "confío en ti Señor porque tus promesas son eternas y quieres mi bien. Enséñame a conocer mi bien abriéndote mi alma y mis heridas"

  3. Acto de amor: "te amo Señor porque me has amado tú primero. Te amo Señor porque me lo has demostrado con tu amor, con tus heridas que siguen abiertas para que yo me esconda en ellas"

  4. Acto de entrega: "te entrego mi historia, mi pasado, mi presente y mi futuro. Con mi historia te entrego los capítulos tristes y los alegres. Mis heridas, confusiones, dolores, ofensas, traiciones, infidelidades, indiferencias, pecados, pérdidas, abusos, rencores, todo. Las que he sufrido y las que he hecho yo sufrir a mis hermanos. Con mi presente te entrego mis cruces diarias, mis amores, mis dolores. Con mi futuro te entrego lo que soy y puedo ser, mis anhelos, mis sueños y mis penas futuras".

  5. Acto de "despojo": despojarse de toda vestidura, protección, careta. Desnudar el alma ante Dios, presentarle mis heridas como son, donde están. No hay nada oculto para Dios. "Así soy Señor, así he sufrido, están son mis heridas, tú las conoces, aquí te las presento con cierto temblor pero a la vez confianza. Es mi vida, mi historia, mi identidad. No lo puedo cambiar, pero sí puedo dejar que me sanes".

  6. Acto de humildad: "entra Señor en mis heridas, me duele abrírtelas, me humilla volver a ellas, pero sé que hasta que no sean tuyas, no sanarán. Tuyas son, habítalas; tuyas son, sánalas".








Para la oración



¿Cuáles son mis heridas? Identificarlas en la oración, repasando la propia vida junto a Cristo, entrando en nuestro corazón.



¿He perdonado a Dios? ¿Me he perdonado a mí mismo? ¿Me falta perdonar a alguien?



¿He pedido perdón a Dios?



¿Dónde me puede dar Dios cita, dónde puedo encontrarle para que me sane? ¿Cómo va mi oración? ¿Mi cercanía a la Eucaristía? ¿Con qué frecuencia me confieso?



¿Estoy abierto desde la fe al milagro que experimentaron tantos hombres y mujeres en el Evangelio? ¿Sé realmente "qué es lo que quiero que Jesús haga en mi corazón?



"Gracias Señor por entrar en mis heridas, por estar siempre presente, por ayudarme a curarlas, a cicatrizarlas. Quiero que esta marca que quede sea un recuerdo de tu amor, un compromiso de mi decisión de vivir confiando en ti.



Escóndeme en esa divina herida que no sanará, que no cicatrizará. Esa herida que siempre está abierta para que podamos escondernos en tu corazón y así entendamos cuánto nos amas y cómo quieres sanarnos. En ti Señor confié, nunca quedaré defraudado"




Hoy por la mañana, al regresar a casa he pasado por la nueva panadería que han abierto en Alcalá. Tras pensarlo un poco tras el cristal del escaparate, me he comprado un pan alemán de centeno, nueces y pasas: corteza gruesa, crujiente, con semillitas. Me haré un jugoso bocadillo vegetal a la hora del almuerzo.

Desgraciadamente, también me he comprado tres muffins. En teoría, uno era para mi desayuno. Pero no hay dos sin tres.


Eso sí, me lo he pasado bien comiéndome mi tierno muffin, al que le he añadido kéfir y frutos secos, mientras leía la carta de un tal Beizama que le enseñaba al obispo de San Sebastían su oficio de ser obispo. Hay laicos con una indiscutible vocación episcopal.


Le aconsejaba/ordenaba al obispo que abriera las puertas y ventanas de la diócesis para que entrara aire fresco. Aunque estamos muy lejos de concordar qué es ese aire fresco. Ni siquiera estamos muy de acuerdo en que si las puertas y ventanas están ahora mismo abiertas o cerradas, o si deberían estar totalmente abiertas, semicerradas, cerradas a cal y canto, o una posición intermedia. Porque ya lo decían Ana Belén y Victor Manuel en su canción La Muralla que, a veces, abre la muralla, a veces, cierra la muralla.


Sea dicho de paso, cuando cantaron esa canción en 1980, ellos debían tener una idea algo distinta de lo que era abrir o cerrar la muralla en casos como Cuba y otros paraisos comunistas. Lo dicho, sólo el tema de las puertas y ventanas, y su posible apertura, no es un tema pacífico. Santo Tomás de Aquino tiene un opúsculo titulado De portis aperiendis donostiarrae ecclesiae aperiendis (Sobre si se deben abrir las ventanas de la iglesia donostiarra). Y concluye en el respondeo dos cosas: 1. que una diócesis no funciona con cien obispos, 2. que hay mucho malrrollista suelto.




Hoy por la mañana, al regresar a casa he pasado por la nueva panadería que han abierto en Alcalá. Tras pensarlo un poco tras el cristal del escaparate, me he comprado un pan alemán de centeno, nueces y pasas: corteza gruesa, crujiente, con semillitas. Me haré un jugoso bocadillo vegetal a la hora del almuerzo.

Desgraciadamente, también me he comprado tres muffins. En teoría, uno era para mi desayuno. Pero no hay dos sin tres.


Eso sí, me lo he pasado bien comiéndome mi tierno muffin, al que le he añadido kéfir y frutos secos, mientras leía la carta de un tal Beizama que le enseñaba al obispo de San Sebastían su oficio de ser obispo. Hay laicos con una indiscutible vocación episcopal.


Le aconsejaba/ordenaba al obispo que abriera las puertas y ventanas de la diócesis para que entrara aire fresco. Aunque estamos muy lejos de concordar qué es ese aire fresco. Ni siquiera estamos muy de acuerdo en que si las puertas y ventanas están ahora mismo abiertas o cerradas, o si deberían estar totalmente abiertas, semicerradas, cerradas a cal y canto, o una posición intermedia. Porque ya lo decían Ana Belén y Victor Manuel en su canción La Muralla que, a veces, abre la muralla, a veces, cierra la muralla.


Sea dicho de paso, cuando cantaron esa canción en 1980, ellos debían tener una idea algo distinta de lo que era abrir o cerrar la muralla en casos como Cuba y otros paraisos comunistas. Lo dicho, sólo el tema de las puertas y ventanas, y su posible apertura, no es un tema pacífico. Santo Tomás de Aquino tiene un opúsculo titulado De portis aperiendis donostiarrae ecclesiae aperiendis (Sobre si se deben abrir las ventanas de la iglesia donostiarra). Y concluye en el respondeo dos cosas: 1. que una diócesis no funciona con cien obispos, 2. que hay mucho malrrollista suelto.





El Día del Juicio Final, los que obraron el mal serán condenados (…) y los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre” (Mt 13, 36-43). Jesús revela qué es lo que sucederá en el Último Día de la historia humana, cuando el tiempo y el espacio finalicen para siempre, para dar lugar a la eternidad divina: mientras los que “obraron el mal” serán condenados, “los justos”, por el contrario, “resplandecerán como el sol en el Reino de Dios”. Esto nos hace ver que no es indiferente obrar el bien u obrar el mal; nos hace ver que tanto las obras buenas, como las malas, tienen su pago por parte de Dios; nos hace ver que el bien realizado en esta vida, en nombre de Jesús, se convierte en la otra en luz eterna de gloria divina, y que el mal realizado en esta vida, en nombre de Sataná, se convierte en la otra vida en dolor y llanto eternos.


Jesús nos advierte, con este Evangelio, que nuestras obras no pasan desapercibidas a los ojos de Dios, y que Dios es infinita Misericordia, pero también Justicia infinita, porque de lo contrario, no sería Dios, es decir, un Ser infinitamente perfecto de toda perfección.


Jesús nos advierte que esta vida es pasajera, efímera, que “pasa como un soplo”, como dice el Salmo (cfr. 143), pero que los actos realizados en el tiempo, tienen una dimensión eterna, tanto en el bien como en el mal, y la medida para saber cómo será nuestra eternidad, si de felicidad o de dolor, es el trato que damos a nuestro prójimo: “El que dio misericordia, recibirá misericordia” (Mt 5, 7).


En el Último Día, los que obraron el mal y no se arrepintieron -distinto será el veredicto divino para quien se arrepiente de todo corazón- recibirán el fruto de sus obras malas, que es el castigo eterno. Dentro del enorme espectro del mal -secuestros, violencias, engaños, estafas, mentiras, adulterios, lujuria, egoísmo, materialismo, hedonismo, avaricia, pereza, ira, gula, sensualidad-, están incluidos de modo particular quienes a sabiendas, obran las obras de la oscuridad, las obras del mal, las obras de la secta Nueva Era o Conspiración, porque la brujería, la religión wiccana, el espiritismo, el ocultismo, el esoterismo, el satanismo, el tarot, la videncias y mancias de todo tipo, y la razón de su particularidad es que es un grupo mencionado explícitamente en el Apocalipsis, que jamás entrará en el Reino de los cielos: “Fuera los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras y todo aquel que ama la mentira” (Ap 22, 15).


Hoy, nos encontramos en un momento de la historia en el que la brujería, la religión wicca, el neo-paganismo, el satanismo, el ocultismo, el espiritismo, no solo son practicados por un número cada vez más grande de personas, sino que se muestran públicamente, sin ningún pudor, sin sentir ninguna vergüenza por ser adoradores -descubiertos o encubiertos- del mal. Una pequeña muestra de este salir de las podredumbres espirituales del infierno a plena luz del día, es por ejemplo el hecho de que el tablero “ouija”, instrumento espiritista de invocación al demonio, es vendido en las secciones de jugueterías, como inocentes juegos infantiles, en los supermercados y shoppings; otra muestra son los desfiles organizados en las “Marchas del Orgullo Pagano”, a lo largo y ancho del mundo, exhibiendo impúdicamente la inmundicia más grande que puede contaminar a un alma humana, y que es precisamente el paganismo o el neo-paganismo, que tiene en la religión wiccana su expresión más acabada.


“El Día del Juicio Final los que obraron el mal serán condenados (…) y los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre”. Nuestros días sobre la tierra están contados; apresurémonos a dejar de lado las obras de la oscuridad y a practicar la misericordia, para que así, por la Misericordia Divina, en la otra vida, podamos “resplandecer como el sol en el Reino de Cristo Jesús”.





El Día del Juicio Final, los que obraron el mal serán condenados (…) y los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre” (Mt 13, 36-43). Jesús revela qué es lo que sucederá en el Último Día de la historia humana, cuando el tiempo y el espacio finalicen para siempre, para dar lugar a la eternidad divina: mientras los que “obraron el mal” serán condenados, “los justos”, por el contrario, “resplandecerán como el sol en el Reino de Dios”. Esto nos hace ver que no es indiferente obrar el bien u obrar el mal; nos hace ver que tanto las obras buenas, como las malas, tienen su pago por parte de Dios; nos hace ver que el bien realizado en esta vida, en nombre de Jesús, se convierte en la otra en luz eterna de gloria divina, y que el mal realizado en esta vida, en nombre de Sataná, se convierte en la otra vida en dolor y llanto eternos.


Jesús nos advierte, con este Evangelio, que nuestras obras no pasan desapercibidas a los ojos de Dios, y que Dios es infinita Misericordia, pero también Justicia infinita, porque de lo contrario, no sería Dios, es decir, un Ser infinitamente perfecto de toda perfección.


Jesús nos advierte que esta vida es pasajera, efímera, que “pasa como un soplo”, como dice el Salmo (cfr. 143), pero que los actos realizados en el tiempo, tienen una dimensión eterna, tanto en el bien como en el mal, y la medida para saber cómo será nuestra eternidad, si de felicidad o de dolor, es el trato que damos a nuestro prójimo: “El que dio misericordia, recibirá misericordia” (Mt 5, 7).


En el Último Día, los que obraron el mal y no se arrepintieron -distinto será el veredicto divino para quien se arrepiente de todo corazón- recibirán el fruto de sus obras malas, que es el castigo eterno. Dentro del enorme espectro del mal -secuestros, violencias, engaños, estafas, mentiras, adulterios, lujuria, egoísmo, materialismo, hedonismo, avaricia, pereza, ira, gula, sensualidad-, están incluidos de modo particular quienes a sabiendas, obran las obras de la oscuridad, las obras del mal, las obras de la secta Nueva Era o Conspiración, porque la brujería, la religión wiccana, el espiritismo, el ocultismo, el esoterismo, el satanismo, el tarot, la videncias y mancias de todo tipo, y la razón de su particularidad es que es un grupo mencionado explícitamente en el Apocalipsis, que jamás entrará en el Reino de los cielos: “Fuera los perros, los hechiceros, los inmorales, los asesinos, los idólatras y todo aquel que ama la mentira” (Ap 22, 15).


Hoy, nos encontramos en un momento de la historia en el que la brujería, la religión wicca, el neo-paganismo, el satanismo, el ocultismo, el espiritismo, no solo son practicados por un número cada vez más grande de personas, sino que se muestran públicamente, sin ningún pudor, sin sentir ninguna vergüenza por ser adoradores -descubiertos o encubiertos- del mal. Una pequeña muestra de este salir de las podredumbres espirituales del infierno a plena luz del día, es por ejemplo el hecho de que el tablero “ouija”, instrumento espiritista de invocación al demonio, es vendido en las secciones de jugueterías, como inocentes juegos infantiles, en los supermercados y shoppings; otra muestra son los desfiles organizados en las “Marchas del Orgullo Pagano”, a lo largo y ancho del mundo, exhibiendo impúdicamente la inmundicia más grande que puede contaminar a un alma humana, y que es precisamente el paganismo o el neo-paganismo, que tiene en la religión wiccana su expresión más acabada.


“El Día del Juicio Final los que obraron el mal serán condenados (…) y los justos resplandecerán como el sol en el Reino de su Padre”. Nuestros días sobre la tierra están contados; apresurémonos a dejar de lado las obras de la oscuridad y a practicar la misericordia, para que así, por la Misericordia Divina, en la otra vida, podamos “resplandecer como el sol en el Reino de Cristo Jesús”.




Termina, siempre, el mes de julio con la fiesta de los jesuitas: San Ignacio de Loyola, el fundador de la Compañía de Jesús, que puso bajo la obediencia a los Papas de Roma con el famoso cuarto voto de servicio.


Hoy el Papa Francisco, el primer jesuita en la silla de Pedro, acude a la iglesia del Gesú, donde yace San Ignacio, abierta en Roma en 1580, a celebrar la Eucaristía con sus hermanos jesuitas.


Antes, durante el mes de junio, el Papa recibió a todos los escritores de la revista más antigua de Italia, “La Civiltà Cattolica”, en la que solamente publican jesuitas.


¿Qué les dijo el Santo Padre?




“Estoy seguro de poder contar con ustedes”. Lo dijo el Papa Francisco a la comunidad de los jesuitas de la revista “La Civiltà Cattolica”, que, además de ser la revista más antigua de Italia, fundada en 1850 y nunca ha interrumpido su publicación, tiene una relación privilegiada con la Santa Sede, pues expresa su pensamiento en los artículos que publica, y por esta razón deben contar siempre con el visto bueno de la Secretaría de Estado antes de ser publicados.


El Santo Padre planteó a sus oyentes:


“Su fidelidad a la iglesia exige ser duros con las hipocresías, fruto de un corazón cerrado y enfermo; pero su tarea principal, no es la construcción de muros, sino de puentes, estableciendo un diálogo con todos los hombres, aunque con los que no comparten la fe cristiana, pero que cultivan otros valores humanos, e incluso con los que se oponen a la Iglesia y la persiguen de diferentes maneras”.


Y continuó de la forma siguiente:


“Son muchas las cuestiones humanas que hay que discutir y compartir: en el diálogo siempre es posible acercarse a la verdad, que es don de Dios, y enriquecerse recíprocamente. Dialogar significa estar convencidos de que el otro tiene algo bueno que decir, dejar espacio a su punto de vista, a su opinión, a sus propuestas, sin caer, obviamente, en el relativismo”.


En la entrevista estaba el prepósito general de la Compañía de Jesús, quien recordó que la publicación nació de la voluntad de Pío IX, “que con el breve Gravissimum supremi le dio un estatuto particular según el cual todos los escritores deben ser miembros de la Compañía de Jesús”.


Al despedirse, el Papa Francisco, manifestando que notaba entre ellos a los jóvenes, a los menos jóvenes y a los ancianos, les dijo que su revista es “única en su género, que nace de una comunidad de vida y de estudios; como en un coro compenetrado en el que cada uno debe tener su voz y ponerla en armonía con la de los demás”. Por esta razón los animó manifestando su seguridad de poder contar con ellos.


Conclusión


Felicito a todos los jesuitas en la fiesta de San Ignacio. A los vivos y a los difuntos. A unos para que sigan fieles a su carisma. A los otros para que descansen en la paz del Señor por toda la eternidad.


En mi vida sacerdotal debo espiritual e intelectualmente mucho a la Compañía de Jesús. Por lo tanto ser agradecido es de bien nacido.


Fuente:


Toda la noticia se puede leer pulsando aquí.


Recomendación


Invito a leer la novela titulada:


El hombre que nunca votó


Prologada por don Juan Manuel de Prada


http://marianojv.awardspace.com/novela.html


Tomás de la Torre Lendínez



“Dijo Jesús a la gente: “El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo”. (Mt 13,44-46)


Nunca me han gustado esos cristianos tristes y resignados.

Nunca me han gustado esos cristianos que todo lo ven moral.

Nunca me han gustado esos cristianos que todo lo ven difícil.

Nunca me han gustado esos cristianos que nos quieren vender un cristianismo de dolorismo, austeridad, privaciones, resignaciones, de oraciones con garbanzos bajo las rodillas.


En cambio siempre me han gustado:

Esos cristianos alegres y felices.

Esos cristianos que viven cantando su fe.

Esos cristianos que ven el Evangelio como Buena Noticia.

Esos cristianos contentos que llevan música en el alma.

Esos cristianos felices de renunciarlo todo porque han descubierto que el Evangelio, el Reino de los cielos es un tesoro.


Se trata de esos cristianos de los que nos habla hoy Jesús, que comienzan:

Por descubrir a Dios como un tesoro.

Por descubrir su fe como un tesoro.

Por descubrir a Jesús como un tesoro.

Por descubrir la gracia como el mejor tesoro.


Nunca olvidaré a mi amigo Don Manuel. Un día me viene feliz a la sacristía antes de la Misa de once y me dice gozoso: “Padre, he encontrado un verdadero tesoro”. Y me mostró el libro del P. Scheeben: “Las maravillas de la gracia”. Fue como si hubiese descubierto a Dios.



Jesús no quiere ver seguidores que le sigan lamentándose del peso de su fe.

Jesús no quiere ver que le sigan lamentándose del peso de su bautismo.

Jesús no quiere ver que le sigan como arrepentidos de haberse hecho cristianos.


Quiere cristianos:

Que han descubierto un tesoro.

Que se han encontrado con una perla preciosa.

Con algo que les ha llenado tanto, que no les importa “vender con todo lo que tienen, a condición de comprarlo”.


El problema no es lo que vendemos.

El problema es lo que encontramos.

El problema no es lo que dejamos.

El problema es lo que hemos descubierto.


Esto lo entendió Pablo, cuando en su experiencia de Jesús resucitado puede exclamar: “todo lo anterior lo considero una basura comparado con mi Señor resucitado”.

Nos han enseñado un cristianismo de “renuncias”.

Hay que enseñar un cristianismo de tesoros.

Nos han enseñado que casarse es “renunciar a otras mujeres”.

Hay que enseñar que casarse es haber descubierto una esposa que es un tesoro.

Nos han enseñado que entregarse a la Vida Consagrada implica muchas renuncias.

Hay que enseñar que consagrarse a Dios es lo más bello y hermoso de la vida.

Nos han enseñado que vivir la gracia exige muchas prohibiciones.

Hay que enseñar que la vida de la gracia es el mejor tesoro de la vida.


Solo entonces viviremos, no añorando lo que “vendimos”, sino gozando de lo que compramos.

Solo entonces viviremos, no con la nostalgia de lo que dejamos, sino con la alegría de lo que hemos logrado.

Solo entonces viviremos, no añorando la libertad de hacer lo que nos viene en ganas, sino la libertad de disfrutar de lo que somos.


Dios no puede ser una carga, sino una libertad.

Dios no puede ser pesado, sino ligero y suave.

La fe no puede ser una carga, sino la alegría de ser libres.

El cristianismo no puede ser una carga que nos dobla la espalda, sino el camino alegre de quien camina de fiesta.

La moral no puede ser una prohibición.

La moral tiene que ser una invitación a soñar hombres y mujeres nuevos.


Te doy gracias, Señor, porque me haces ver mi vocación bautismal como un tesoro.

Te doy gracias, Señor, porque me haces ver mi vocación consagrado como un tesoro.

Te doy gracias, Señor, porque me hacer ver que encontrarte a ti es encontrarlo todo y tenerte a ti es tenerlo todo.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo C Tagged: amor, evangelio, parabola, reino, reino de dios, renuncia, sacrificio, tesoro, vocacion




Esta graciosa imagen de la Virgen del Carmen vestida de Pastora, con los corderillos a sus pies amparados bajo su manto, se conserva en el comedor de los padres carmelitas de san Juan de Puerto Rico. Hoy termina el mes de julio y recojo como despedida la oración que el Papa Francisco dirigió a la Madre y Hermosura del Carmelo, Reina de los Mares y patrona de los navegantes en su visita a Lampedusa:



Oh María, Estrella del Mar, una vez más recurrimos a ti para encontrar refugio y serenidad, para implorar amparo y socorro.



Madre de Dios y Madre nuestra, dirige tu dulcísima mirada a todos los que cada día afrontan los peligros del mar para garantizar a sus familias el sustento necesario para la vida, para tutelar el respeto de la creación, para servir a la paz entre los pueblos.



Protectora de los migrantes e itinerantes, ayuda con atención materna a los hombres, mujeres y niños obligados a huir de sus tierras en busca de futuro y de esperanza. Que el encuentro con nosotros y nuestros pueblos no se transforme en fuente de nuevas y más graves esclavitudes y humillaciones.



Madre de Misericordia implora perdón para nosotros, que, cegados por el egoísmo, ensimismados en nuestros intereses y prisioneros de nuestros temores, estamos distraídos ante las necesidades y sufrimientos de los hermanos.



Refugio de los pecadores, obtén la conversión del corazón de los que generan guerras, odio y pobreza, explotan a los hermanos y sus fragilidades, hacen de la vida humana indigno comercio.



Modelo de caridad, bendice a los hombres y mujeres de buena voluntad que acogen y sirven a los que llegan a esta tierra: que el amor recibido y donado sea semilla de nuevos lazos fraternales y aurora de un mundo de paz. Así sea.




Aún llevo en el corazón los hermosos días que pasé durante la novena de la Virgen del Carmen en Panamá. ¿Cómo puedo dar gracias a Dios por las magníficas personas que conocí? Cada día un grupo parroquial se encargaba de preparar la celebración: cantos, moniciones, ministros de la comunión, ofrendas... El día del Carmen fue apoteósico, con tanta gente que no había manera de organizar la procesión. Durante mucho rato la carroza de la Virgen no podía ir ni para adelante ni para atrás, bloqueada en una marea de gente. Al final conseguimos ponernos en marcha por la avenida. Las fiestas del carmen de este año quedarán para siempre en mi corazón.







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Junto al puerto de montaña de Piqueras, que da paso de La Rioja a Soria, hemos estado hoy un grupo de sacerdotes para celebrar el cumpleaños de mi amigo y párroco vecino, Victor. Hemos visitado a la Virgen de la Luz en su ermita, cantándole una emotiva salve, y después, comido y charlado en este precioso día veraniego. Felicito, desde este blog, a Victor y le deseo un felicísimo cumpleaños.



El estilo del papa Francisco


El “estilo” es el modo, la manera, la forma de comportarse, de decir y de hacer. Es algo así como el carácter propio que cada artista da a sus obras; a las que crea o a las que ejecuta. Si hablamos del estilo de un Papa podríamos, creo yo, compararlo con un gran director de orquesta que interpreta una partitura. La mayor parte de las veces el director no es el autor de las obras, pero tiene la responsabilidad de conjuntar y marcar una orientación a los componentes de la orquesta o del coro, asumiendo la responsabilidad de su actuación pública.


El Papa se encuentra con una partitura ya escrita, con un texto de una composición de la cual él, el Papa, no es autor. El Papa es el primero que ha de ser fiel al Evangelio, a lo que viene de Cristo, a lo que el Señor ha confiado a su Iglesia. En este punto no caben “originalidades”. Nadie admitiría que un director enmendase a Mozart cuando interpreta una obra suya.


Por consiguiente, resulta obvio decir que lo que el Papa enseña es lo que la Iglesia enseña. No está en sus manos cambiar, modificar o alterar esa doctrina. Pero sí puede marcar el modo de comunicarla.


¿Cómo comunica la doctrina de la Iglesia el papa Francisco? Yo creo que con un estilo, con un modo, eminentemente misionero. Resulta muy interesante, a este respecto, leer el discurso del Santo Padre dirigido al Comité de Coordinación del CELAM (de las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe).


Ha insistido el Papa en dos aspectos de la misión, la dimensión programática y la paradigmática: “La misión programática, como su nombre lo indica, consiste en la realización de actos de índole misionera. La misión paradigmática, en cambio, implica poner en clave misionera la actividad habitual de las Iglesias particulares”.


¿A dónde conduce esta actitud misional? Básicamente, a la renovación interna de la Iglesia y al diálogo con el mundo actual. ¿Cuál es la base de esa renovación interna? Es la fe. Consiste, esa renovación, en creer: “creer en la Buena Nueva, creer en Jesucristo portador del Reino de Dios, en su irrupción en el mundo, en su presencia victoriosa sobre el mal; creer en la asistencia y conducción del Espíritu Santo; creer en la Iglesia, Cuerpo de Cristo y prolongadora del dinamismo de la Encarnación”.



El diálogo con el mundo actual ha de recordar las palabras del Concilio Vaticano II: “Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo, sobre todo de los pobres y de cuantos sufren, son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo (cf. GS, 1). Aquí reside el fundamento del diálogo con el mundo actual”.


Optar por un estilo misionero exige sortear algunas tentaciones y obstáculos: La ideologización del mensaje evangélico, el funcionalismo y el clericalismo.


Un estilo misionero pide atender al “hoy”, evitando la autorreferencialidad de la Iglesia y optando por la cercanía y el encuentro.


Guillermo Juan Morado.



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¿Cómo interpretar la proliferación de tantas películas de zombies? En mi opinión, eso se debe a que esta sociedad enferma así da rienda suelta a sus impulsos sádicos.

Es un modo socialmente aceptable de ver como se mata a la gente indiscriminadamente. Pero no nos engañemos, lo que subyace en esas películas es el gusto por la sangre, por la muerte. Y no son los zombies (que no existen) los que se deleitan en ello, sino los vivos.


Después nos sorprendemos de que algún joven en Estados Unidos salga de casa a la hora de la merienda y mate a medio vecindario.


Eso sí, para mí las películas de zombies tienen un significado personal. Para son símbolos de que los muertos vivientes (muertos en el espíritu, en su alma) algún día en el futuro perseguirán a los vivientes (los cristianos, los creyentes). Es decir, que la indiferencia de los años 90, se ha tornado en nuestra década en agresividad, y que la agresividad se transformará en persecución.


Los hombres que nos perseguirán no tendrán caras horribles, ni irán vestidos como andrajosos. Sino que serán ciudadanos normales. Sólo tendrán muerta el alma. Y no sólo muerta, sino putrefacta, desfigurada, cubierta de gusanos. Sólo así se podrá consumar el final de este proceso que comenzó en el final de los años 60. Vamos a eso, poco a poco.


Si los cristianos piensan que seremos una minoría que viviremos tranquilos en la sociedad del siglo XXI, siento romper el encanto. Cada vez noto más odio al cristianismo en toda Europa. Ni las leyes, ni los tribunales, serán barreras suficientes para contener ese odio.




¿Cómo interpretar la proliferación de tantas películas de zombies? En mi opinión, eso se debe a que esta sociedad enferma así da rienda suelta a sus impulsos sádicos.

Es un modo socialmente aceptable de ver como se mata a la gente indiscriminadamente. Pero no nos engañemos, lo que subyace en esas películas es el gusto por la sangre, por la muerte. Y no son los zombies (que no existen) los que se deleitan en ello, sino los vivos.


Después nos sorprendemos de que algún joven en Estados Unidos salga de casa a la hora de la merienda y mate a medio vecindario.


Eso sí, para mí las películas de zombies tienen un significado personal. Para son símbolos de que los muertos vivientes (muertos en el espíritu, en su alma) algún día en el futuro perseguirán a los vivientes (los cristianos, los creyentes). Es decir, que la indiferencia de los años 90, se ha tornado en nuestra década en agresividad, y que la agresividad se transformará en persecución.


Los hombres que nos perseguirán no tendrán caras horribles, ni irán vestidos como andrajosos. Sino que serán ciudadanos normales. Sólo tendrán muerta el alma. Y no sólo muerta, sino putrefacta, desfigurada, cubierta de gusanos. Sólo así se podrá consumar el final de este proceso que comenzó en el final de los años 60. Vamos a eso, poco a poco.


Si los cristianos piensan que seremos una minoría que viviremos tranquilos en la sociedad del siglo XXI, siento romper el encanto. Cada vez noto más odio al cristianismo en toda Europa. Ni las leyes, ni los tribunales, serán barreras suficientes para contener ese odio.



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