Más de 500 miembros de la Comunidad Convivencia con Dios nos reunimos en La Cumbre, Córdoba , este fin de semana largo. Yo es la primera vez que participo ya que recién el año pasado ingresé a la Comunidad, a pesar de que hace muchos años que participo como asesor voluntario de las Convivencias. Fue una experiencia de Iglesia Viva muy impresionante.
Lo primero que les cuento tiene que ver con el aspecto humano: fue el re-encontrarme con hermanos con los cuales había servido en distintos lugares del país. A algunos los reconocí de entrada… a otros los saludaba y después le preguntaba quienes eran… a otros los saludaba y les preguntaba luego a otros quienes eran y luego los volvía a saludar con el gozo de haberlos reconocido (es que ya estamos viejos y son muchas caras a retener)… El espíritu fraterno y la inmensa alegría del encuentro era un común denominador el primer día.
Luego vinieron las enseñanzas que se dieron a lo largo de dos días. Esta vez (para mí la primera) giró todo alrededor de los cuatros aspectos distintos que puede tener una misma vocación mística. Lo de mística viene de que el objetivo de la Comunidad es tender a la unión con Dios. Una unión que será plena en el cielo pero que ya pregustamos en nuestro peregrinar terráqueo. Me encantó como distinguieron entre cuatro maneras de ser distintas pero complementarias todas una de las otras: el contemplativo; el asceta, el misericordioso y el apóstol.
Durante el encuentro se desarrollaron las tres últimas, medio día cada una. Del contemplativo no se habló porque está más desarrollada la cuestión en las mismas Convivencias. De cada una se dieron las características y hermanos fueron dando testimonio sobre como es en lo concreto ser de una u otra manera. Tanto la teoría como la vivencia nos enriquecieron muchísimo. Yo salí muy edificado de la santidad de vida que tienen mis hermanos. No hay caso… debemos convencernos que hoy también los santos están caminando entre nosotros… aunque nos cuesta mucho darnos cuenta.
La última tarde se hablaron sobre los seis votos privados que pueden hacer los Dedicados . Esta contemplación simplemente se basó en que distintas personas fueron dando testimonio como vivían sus votos. Edificante al máximo.
De mi parte, me vengo con el corazón pleno del encuentro con Dios y con los hermanos. En un momento el Señor me mostró con mucha claridad que debo hacer algo concreto. En Enero la moción fue simplemente que presentara un proyecto… nada más. Ahora me pidió que me implicara para que se lleve adelante. Y me mostro que será un camino de cruz personal (“amar hasta que duela”) pero que no me preocupe porque Él tiene el control. Eso fue en la mañana del domingo, durante una de las contemplaciones. Por la tarde me mostró que no estaría solo sino que me podría apoyar en la Comunidad. El resultado: todos cantaban con gozo y yo lloraba, con mucha serenidad y consuelo… pero el aguuita me corría por las mejillas.
El regreso, el lunes, fue algo accidentado. En la autovía entre San Francisco y Santa Fe yo iba por el carril rápido a la velocidad máxima permitida… estaba cruzando un auto y el conductor no me debe haber visto porque se comenzó a cambiar de carril… los gritos suaves de su señora esposa lo deben de haber advertido porque volvió a su carril: no debe de haber estado a más de 30 centímetros de tocarnos de costado.
De regreso a Paraná, el Padre Miguel Velázquez tomó su camioneta, me dejó a mi en mi parroquia que está en las afueras de la ciudad y partió hacia su parroquia en Villa Clara (en el centro de la Provincia de Entre Ríos). Pasó antes por su casa en Sauce de Luna. Antes de un cruce de rutas algo le pasó a las ruedas traseras así que tuvo un accidente. El vehículo destrozado… él solamente unos golpes en la mano y una fisura en el talón… la perrita que lo acompañaba salió ilesa. Así que no pasó mayor cosa… descontando lo de los fierros que se arreglan.
Hoy, cambiando de tema, tuve novedades con mi auto… pero se los cuento en la próxima.
Etiquetas: encontrar a Jesús, Espiritualidad, Iglesia
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