Por estas fechas recorría el año pasado, con mi Obispo y los peregrinos riojanos, la Tierra en la que vivió el Señor. Fue un viaje muy emotivo, impactante y feliz. Doy gracias a Dios por haberme permitido realizarlo y haber aprendido tanto en él. Y no dejo de seguir leyendo y aprendiendo sobre esa tierre bendita, por otra parte, tan probada. Recuerdo también a las peresonas que compartieron esos días y esas experiencias, me siento muy unido a ellas y me imagino que, en estos días, también tendrán añoranza y recuerdo de tan memorable viaje.
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