Sola scriptura, Sola fide, Sola gratia, Solus Christus, Soli Deo gloria



Cinco solas es la denominación conjunta para cinco frases en latín que surgieron durante la Reforma Protestante y resumen las creencias teológicas básicas de los reformadores o protestantes que entraban en contraposición con la doctrina católica.

La palabra latina sola significa en español “solo” o “solamente”. Las cinco solas expresaban cinco creencias fundamentales, que los reformadores entendían como pilares esenciales para la vida y práctica cristianas.1 Todas y cada una de las solas rechazaban o se oponían explícitamente a prácticas y doctrinas extendidas a comienzos del siglo XVI en la cristiandad latina y que los reformadores criticaban, atribuyéndolas a la usurpación de competencias, atributos o cualidades por la jerarquía eclesiástica de la Iglesia católica, y especialmente por su cabeza, el Papa; y que en realidad correspondían, o bien únicamente a Dios, o bien a todos los cristianos (sacerdocio universal).

Sola scriptura (“solo por medio de la Escritura”)

Sola scriptura enseña que solo la Biblia es la palabra de Dios autoritativa e inspirada, es decir, la única fuente de doctrina cristiana, y que es accesible para todos, es decir, que es capaz de ser entendida con claridad, y se puede autointerpretar por medio de ella misma. El decir que la Biblia no necesita interpretación fuera de ella misma es una idea que se opone directamente a las enseñanzas tradicionales de la Iglesia ortodoxa, las antiguas iglesias orientales ortodoxas, la Iglesia copta, el anglocatolicismo y la Iglesia católica, las cuales enseñan que la Biblia sólo puede ser interpretada fielmente por medio de la tradición apostólica; estando ésta representada para la tradición Católico-romana por el Magisterio (que es la autoridad de enseñanza que tienen los obispos en unión con el Papa). A Sola scriptura a veces se le llama el principio formal de la Reforma, puesto que es la fuente y norma para el principio material, Sola fide. Es curioso darse cuenta que la frase “Sola Scriptura” no se encuentra en la biblia, y no es sustentable explícitamente por ningún pasaje bíblico. Los que defienden dicha postura, se apoyan en varias citas bíblicas.

Desde los siglos XVII y XVIII se aplica la hermenéutica a una interpretación objetiva y comprensible de la Biblia. Ésta pretende indagar en el contexto histórico bíblico, y en su connotación, pertinencia y relevancia, teniendo en cuenta el ámbito actual. Esta rama de la hermenéutica intenta trazar un puente de comprensión entre el pasaje bíblico (palabra escrita) y la realidad presente. La hermenéutica bíblica siempre respeta el sentido histórico y literario del texto, pero abre las puertas para una interpretación sólida y pertinente, sin violentar lo que se quiso decir inicialmente.

Pero el origen de los estudios hermenéuticos se encuentra realmente en la teología cristiana, donde la hermenéutica tiene por objeto fijar los principios y normas que han de aplicarse en la interpretación de los libros sagrados de la Biblia, que, como revelados por Dios pero compuestos por hombres, poseían dos significados distintos: el literal y el espiritual, este último dividido en tres: el anagógico, el alegórico y el moral:

El sentido literal es el significado por las palabras de la Escritura y descubierto por la exégesis filológica que sigue las reglas de la justa interpretación. Todos los sentidos de la Sagrada Escritura se fundan sobre el sentido literal.

El sentido espiritual, infuso por Dios en el hombre según la creencia cristiana, da un sentido religioso suplementario a los signos, dividido en tres tipos diferentes:

El sentido alegórico, por el que es posible a los cristianos adquirir una comprensión más profunda de los acontecimientos reconociendo su significación en Cristo; de esa manera el paso del mar Rojo simboliza la victoria de Cristo y el bautismo.

El sentido moral, por el cual los acontecimientos narrados en la Escritura pueden conducir a un obrar justo; su fin es la instrucción.

El sentido anagógico (o sentido místico) por el cual los santos pueden ver realidades y acontecimientos de una significación eterna, que conduce (en griego anagogue) a los cristianos hacia la patria celestial. Así, la Iglesia en la tierra (Iglesia militante) es signo de la Jerusalén celeste (Iglesia triunfante).

Sola fide (“Solo por la fe Dios salva”)

Sola fide es la enseñanza que dice que la justificación (interpretada en la teología protestante como “ser declarado justo por Dios”, y se asume que significa “salvación”) se recibe sólo por la fe, sin ninguna mezcla ni necesidad de buenas obras, aunque en la teología protestante clásica, la fe salvadora siempre se evidencia por las buenas obras. Algunos protestantes ven esta doctrina resumida con la fórmula “la fe produce justificación y buenas obras” y contrastada con la fórmula católico-romana “fe y buenas obras producen justificación”.

La doctrina de la sola fide o «sólo por la fe», afirma el perdón de Dios para los pecadores culpables se concede y recibe a través de la fe sola, con exclusión de todas las «obras». Toda la humanidad, se afirma, ha caído por el pecado bajo la maldición de Dios, y es incapaz de salvarse a sí mismo de la ira y de la maldición de Dios. Pero Dios, basándose en la vida, muerte y resurrección de su Hijo, únicamente Jesucristo (solus Christus), otorga a los pecadores perdón judicial, o justificación, que se recibe únicamente a través de la fe. La fe es vista como pasiva, simplemente recibiendo a Cristo y todos sus beneficios, entre los cuales los beneficios son la justicia activa y pasiva de Jesucristo. La justicia de Cristo, según los seguidores de sola fide, es imputada (o atribuida) por Dios para el pecador creyente (en lugar de infundirla o impartirla), por lo que el veredicto divino y el perdón del pecador creyente no se basa en nada en el pecador, ni siquiera en la fe misma, sino en Jesucristo y su justicia por sí sola, que se reciben a través de la fe sola. La justificación es solo por la fe y se distingue de las las otras gracias de salvación.

El protestantismo histórico (ambos, luteranos y reformados) ha mantenido a la justificación–sola fide en contra de la religión católica en especial, pero también en oposición a los aspectos significativos de la ortodoxia oriental. En el Concilio de Trento la Iglesia católica declaró en el canon XIV sobre la justificación que «Si alguno dijere, que el hombre queda absuelto de los pecados, y se justifica precisamente porque cree con certidumbre que está absuelto y justificado; o que ninguno lo está verdaderamente sino el que cree que lo está; y que con sola esta creencia queda perfecta la absolución y justificación; sea anatema (excomulgado)». Por lo tanto, la fe sola es fundamental para el protestantismo, y la distingue de otras denominaciones cristianas. De acuerdo con Martín Lutero, la justificación por la fe sola es el artículo sobre la cual la iglesia se mantiene o cae.

Sola gratia (“solo por la gracia”)

Sola gratia es la doctrina que sostiene que la salvación viene sólo por la gracia divina o gracia de Dios; es decir, por un “favor inmerecido”, no como algo que el pecador haya conseguido por sus propios méritos.

Solus Christus o Solo Christo (“solo Cristo” o “solo a través de Cristo”)

Solus Christus enseña que Jesucristo es el único mediador entre Dios y el hombre, y que no hay salvación por medio de ningún otro.

Soli Deo gloria (“la gloria solo para Dios”)

Soli Deo gloria enseña que toda la gloria es sólo para Dios, puesto que la salvación sólo se lleva a cabo a través de su voluntad y acción; no sólo el don de la redención todo-suficiente de Jesús en la cruz, sino también el don de la fe en esa redención, creada en el corazón del creyente por el Espíritu Santo.

En la ortodoxa oriental y la teología católica, el término latría se utiliza para la forma de adoración y glorificación dirigido sólo a la Santísima Trinidad. El término dulía se utiliza para los santos en general y hiperdulía (por debajo de latría) para la Virgen María. La definición de la jerarquía de tres niveles de latría, hiperdulía y dulía se remonta al Segundo Concilio de Nicea en 787.

16:09

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