El nazareno perdido

A veces nuestros visitantes quedan prendados de nuestra Semana Santa y se afanan no solo en verla sino participar en ella vivamente; esto fue el caso del protagonista de esta anécdota. 

 Le gustó tanto nuestra Semana Mayor que se hizo hermano de una hermandad de capa de la Madrugada y tras veinte mil avatares para hacerse la túnica a distancia desde, el otro lado del charco pues residía en un país sudamericano, al año siguiente regresó para hacer realidad su sueño .- Se hospedó en un hotel céntrico para poder disfrutar de las cofradías y tener un reparador descanso a mano, sin necesidad de usar autobuses ni taxi. 

El hombre mas o menos sabia orientarse y con su programa en la mano y un mapa callejero en la otra, la verdad es que se bandeaba bien para ver las procesiones. Llegó el Jueves Santo y se retiró temprano para descansar un poco, previo a su primera estación penitencial y además queria cumplir puntualmente las indicaciones de su papeleta de sitio, a saber ir andando hasta el templo, amén de poder pasear esa noche por una Sevilla perfumada de primavera, vestido de nazareno e incluso tenia planeado ver alguna hermandad que pudiera ver en su camino hacia la iglesia. 

 Se vistió con toda tranquilidad y al llegar a la puerta del hotel se colocó su antifaz y encaminó sus pasos hacia la sede canónica de su cofradia. Pronto se dio cuenta que su ilusión , era superior a su sentido común, pues se percató que con un antifaz lo primero era que se le limitaba bastante el campo visual, amén de que la muchedumbre en las calles resultaba muy claustrofobica, sobre todo dándole involuntarios y molestos tirones de la capa. Tras esquivar varias bullas, tras pretender acortar por esta y por aquella calle no tardó en comprobar que habia sobrevalorado sus conocimientos de Sevilla, su sentido de la orientación, y que estaba completamente perdido. 

De pronto le invadió el temor de llegar tarde o de haberse alejado del camino mas corto . ¿Que hacer ?. Vio a una pareja que se aproximaban hacia él y la chica le dijo el consabido : "Nazareno dame un caramelo ". El angustiado nazareno que no estaba para caramelitos les preguntó ansiosamente : "Por favor, me podrian indicar si voy bien para ...( el nombre de la iglesia de la hermandad )" Sus interlocutores al escuchar la pregunta de una nazareno que preguntaba por la dirección de la que se suponia su propia iglesia, pasaron de la sorpresa a la carcajada . 

El hombre le contestó con guasa: "!Hermano! tan temprano ¿ y ya está "puesto"? " , al mismo tiempo que hacia un gesto con la mano de haberse tomado mas de una copa. El protagonista de nuestra anécdota reparó, en que iba con la túnica y la capa, comprendiendo el desconcierto y las risitas de aquella pareja. "No, no, oigan no estoy bebido, soy extranjero , soy de ( un pais sudamericano ) y es la primera vez que vengo y estoy completamente perdido ".  
La cosa cambio radicalmente. Aquel hombre y aquella mujer admirados de que se pudiera venir desde tan lejos para hacer una estación de penitencia, no solo se disculparon , sino que le indicaron el recorrido prestándose a acompañarlo durante un buen techo, hasta que lo dejaron perfectamente encaminado, para que no se volviera a perder.

Julio Domínguez Arjona
Juan Ramón Domínguez Palacios / http://anecdotasypoesias.blogspot.com.es

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