Cómo dar los avisos parroquiales

Porque darlos, hay que darlos.


Aquí nos movemos entre dos realidades generalmente contrapuestas. Por un lado, los feligreses quieren estar al día de lo que pasa, las actividades parroquiales y diocesanas, los problemas, las oportunidades, la gotera del presbiterio, la excursión a la Virgen de Valdetaludes y las cuentas del año.


Quieren y deben estar al día para no caer en eso de que aquí todo se lo meriendan entre el cura, la Juani la sacristana, don Teodoro el médico y ese matrimonio que toca la guitarra. Normal. Todo es de todos y los parroquianos deben estar al tanto de lo que hay, lo que no hay, lo que debería haber y de la necesidad de retejar la ermita de san Roque.


Dicho esto, y de forma simultánea, los mismos fieles que quieren saber, están hasta el moño de los avisos de D. Venerando, el párroco, y no digo ya nada si quien da los avisos es la Juani en persona. ¿Qué hacer con el asunto?




Servidor, en sus distintas parroquias, ha probado todas las variantes con el resultado que expongo a continuación:


Los carteles no los lee nadie por más que nos empeñemos. Da igual el Domund, Manos Unidas, Cáritas, los misioneros madrileños o la procesión delo Corpus. La gente está tan acostumbrada a que haya carteles a la entrada de las iglesias que ni se fija si hay un cambio. Muy poco efectivos.


Las informaciones especiales de la parroquia, como contabilidad o similar, prácticamente más de lo mismo. Algún aficionado. Nada de nada.


Utilizo bastante el correo electrónico. La pega es que no todo el mundo tiene, y los que lo tienen lo abren o no. Un 60 % de aperturas ya es un éxito. Las redes sociales, de momento flojitas.


En la parroquia los domingos repartimos una discretita hoja litúrgica con los cantos dominicales, alguna reflexión, las lecturas y los avisos más sobresalientes. No se imaginan la cantidad de gente que al acabar la misa, y con la hojita en la mano, te pregunta por justo lo que tienen escrito delante.


Y si los avisos al final de la misa se hacen pesaditos… pues ya me dirán.


Después de dar vueltas y más vueltas al asunto al final hemos ido tomando nuestras decisiones. Los carteles por supuesto deben estar, al menos los de las grandes campañas y acontecimientos especiales. Las informaciones más puntuales, como son las económicas o de reparaciones, es más útil repartirlas fotocopiadas porque esas cosas incluso se pueden leer más tarde en casa o hacerlas llegar agente que no va habitualmente a misa.


Y el resto… pues no queda más remedio que avisar al final de la misa, aunque mejor algo resumido con posibilidad de ampliar información al interesado. Por ejemplo, dejar en las mesas de la entrada todo lo referente a la excursión, la catequesis o el grupo de Biblia y decirlo al acabar de forma sucinta: esto es lo que hay y tienen información en… Por supuesto añadimos el uso del correo, revistas o lo que sea menester.


Pero para lo de cada domingo, no queda más remedio que decirlo, y aún con eso mucha gente ni se entera. Eso sí… breve, conciso… que como salga una Mari Loli diez minutos dando avisos, acaba con la afición.


Esto es lo que se nos ocurre. Pero sería bueno conocer otras experiencias.




05:48

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