La doctrina de la Iglesia, y la moral natural, destacan el valor del respeto a los padres; de la “piedad filial”. El “Catecismo” dice que la piedad filial consiste en gratitud “para quienes, mediante el don de la vida, su amor y su trabajo, han traído sus hijos al mundo y les han ayudado a crecer en estatura, en sabiduría y en gracia” (Catecismo, 2215).
“Honra a tu padre y a tu madre” (Éxodo 20,12). Este mandamiento nos dice que, después de Dios, debemos honrar a nuestros padres.
El nuevo rey, Felipe VI, no ha dicho explícitamente nada sobre Dios – implícitamente sí, porque ha jurado su cargo - , pero ha sido muy claro a la hora de hablar de sus padres. Destaco dos fragmentos de su discurso:
“Ante sus Señorías y ante todos los españoles - también con una gran emoción - quiero rendir un homenaje de gratitud y respeto hacia mi padre, el Rey Juan Carlos I. Un reinado excepcional pasa hoy a formar parte de nuestra historia con un legado político extraordinario. Hace casi 40 años, desde esta tribuna, mi padre manifestó que quería ser Rey de todos los españoles. Y lo ha sido. Apeló a los valores defendidos por mi abuelo el Conde Barcelona y nos convocó a un gran proyecto de concordia nacional que ha dado lugar a los mejores años de nuestra historia contemporánea”.
No entro en los méritos que Felipe elogia de su padre, el Rey Juan Carlos. Sí destaco el orden de las palabras: “quiero rendir un homenaje de gratitud y respeto hacia mi padre, el Rey Juan Carlos I”. “Mi padre, el Rey”.
Pero si este homenaje a su padre – de quien hereda la corona – es lógico, me ha emocionado mucho más el reconocimiento hacia su madre, la Reina Sofía:
“Y me permitirán también, Señorías, que agradezca a mi madre, la Reina Sofía, toda una vida de trabajo impecable al servicio de los españoles. Su dedicación y lealtad al Rey Juan Carlos, su dignidad y sentido de la responsabilidad, son un ejemplo que merece un emocionado tributo de gratitud que hoy -como hijo y como Rey- quiero dedicarle. Juntos, los Reyes Juan Carlos y Sofía, desde hace más de 50 años, se han entregado a España. Espero que podamos seguir contando muchos años con su apoyo, su experiencia y su cariño”.
Felipe no le debe a su madre la corona de España. Pero el reconocimiento hacia su madre, la Reina, es merecedor de ser subrayado: Una vida de trabajo impecable, la dedicación y lealtad, la dignidad y el sentido de responsabilidad, el ejemplo… y el “emocionado tributo de gratitud que hoy -como hijo y como Rey- quiero dedicarle”.
Creo que el aplauso de los parlamentarios es también nuestro aplauso. Sin desmerecer en nada el papel de Juan Carlos I, me parece que la dignidad de la Reina Sofía ha recibido un elogio muy justo. La Reina Sofía es una figura completamente coherente.
Y es su hijo el primero en tributarle ese homenaje. Yo, en esto, felicito al nuevo Rey. La madre es siempre la madre. Y no creo que sea solo cosa mía. Jesús mismo, y todo buen hijo, haría lo mismo.
Guillermo Juan Morado.
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