Las aguas de la Justicia están lévemente revueltas en su superficie con el caso de la infanta y su esposo Urdangarín, con el tema del aforamiento del Rey, y con reformas, por aquí y por allá, menos conocidas, todo ello sin mucha importancia.
De momento, sin mucha importancia. Pero siempre recuerdo la frase que está inscrita en grandes letras en el Palacio de la Justicia de Bogotá: Las armas nos han dado la independencia, las leyes nos darán la libertad.
También recuerdo el colosal diálogo en Un hombre para la Eternidad, cuando Tomás Moro le dice a Roper: ¡Sí, yo le daría al diablo el beneficio de la ley!
No tengo la menor duda de que el hundimiento de la moral de las personas, nos conducirá en España a la implantación de una república bolivariana de aquí a unas cuantas legislaturas. Pero no os preocupéis. Será poco a poco. No digo de forma indolora, pero sí cucharadita a cucharadita.
La falta de conciencia en los individuos nos ha llevado al hundimiento de la economía. Ahora le toca el turno a la Ley. Tengo la sensación, poderosa, firme, de que vivimos el periodo previo al ocaso del Derecho.
Los jóvenes no. Pero los que tenemos cuarenta años, tenemos la sensación de crepúsculo, de ocaso, de que estamos al borde de algo nuevo. De algo nuevo no bueno. Esa sensación de la calma antes de la tempestad.
Para compensar, os dejo un vídeo excepcional. Seis minutos densos de séptimo arte en estado puro. No se os ocurra darle una hojeada. Hay que verlo con tranquilidad y tiempo:
Publicar un comentario