¡Padre nuestro!

Catedral de Santander. Capilla del Santísimo

Ayer por la tarde fui a la Catedral de Santander para participar en la Misa de San Josemaría Escrivá, en la víspera de su fiesta. Llegué con mucho tiempo y me pasé un buen rato en la Capilla del Santísimo, hablando con 'el Jefe'.



Hace ya muchos años, cuando todavía era soltera, me surgió la duda de cómo conciliar el "hágase Tu voluntad" del Padrenuestro con la oración de petición. Entiendo que es un misterio, aunque hace no mucho leí en "Forja", de San Josemaría, un punto que me iluminó bastante al respecto; es el número 351 y dice así:

"No debo pedir nada a Jesús: me limitaré a darle gusto en todo y a contarle las cosas, como si El no las supiera, lo mismo que un niño pequeño a su padre".

El Padrenuestro es un recurso inagotable para la oración. De hecho es "la" oración: 'cuando oréis decid así...'

Ayer, en esa conversación que mantuve con 'el Jefe' en la Capilla del Santísimo, sí que me atreví a pedirle algo concreto: que no permitiera que me olvidase del comienzo del Padrenuestro, que nunca perdiera el sentido de la filiación divina. Y me acordaba de mi padre. Y estuvimos un rato hablando de él. Y recordaba cómo, con frecuencia, de pequeña, cuando mi padre me daba la mano, me apretaba y me estrujaba los dedos y me hacía un poco de daño. Pero, aunque se me escapase algún ¡ay! esos apretones transmitían tanto cariño, tanta complicidad, que no los hubiera cambiado por nada del mundo.

Así, aunque el Señor de vez en cuando nos estruje un poco, si no perdemos de vista que es un Padre que nos quiere, veremos en esos apretones un gesto de cariño que no querremos cambiar por nada del mundo.



Ujué