Cuando nosotros llegamos, Él está. Cuando nosotros lo buscamos, Él nos
ha buscado primero. Él está siempre delante de nosotros, nos espera para
recibirnos en su corazón, en su amor. Y estas dos cosas pueden
ayudarnos a comprender este misterio del amor de Dios con nosotros. Para
expresarse necesita de nuestra pequeñez, de nuestro abajamiento. Y,
también, necesita nuestro asombro cuando lo buscamos y lo encontramos
ahí, esperándonos.
ha buscado primero. Él está siempre delante de nosotros, nos espera para
recibirnos en su corazón, en su amor. Y estas dos cosas pueden
ayudarnos a comprender este misterio del amor de Dios con nosotros. Para
expresarse necesita de nuestra pequeñez, de nuestro abajamiento. Y,
también, necesita nuestro asombro cuando lo buscamos y lo encontramos
ahí, esperándonos.
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