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I. LA PALABRA DE DIOS
!Señor, enséñanos a orar!
I. LA PALABRA DE DIOS
Si 35,15-17.20-22: Los gritos del pobre atraviesan las nubes
Sal 33, 2-3.17-18.19 y 23: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
1 Tm 4,6-8.16-18: Ahora me aguarda la corona merecida
Lc 18, 9-14: El publicano bajó a su casa justificado; el fariseo, no
Sal 33, 2-3.17-18.19 y 23: Si el afligido invoca al Señor, él lo escucha
1 Tm 4,6-8.16-18: Ahora me aguarda la corona merecida
Lc 18, 9-14: El publicano bajó a su casa justificado; el fariseo, no
II. LA FE DE LA IGLESIA
«En el Nuevo Testamento el modelo perfecto de oración se encuentra en la oración filial de Jesús. Hecha con frecuencia en la soledad, en lo secreto, la oración de Jesús entraña una adhesión amorosa a la voluntad del Padre hasta la cruz y una absoluta confianza en ser escuchada» (2620).
«En su enseñanza, Jesús instruye a sus discípulos para que oren con un corazón purificado, una fe viva y perseverante, una audacia filial. Les insta a la vigilancia y les invita a presentar sus peticiones a Dios en su nombre. El mismo escucha las plegarias que se le dirigen» (2621).
III. TESTIMONIO CRISTIANO
«La conciencia que tenemos de nuestra condición de esclavos nos haría meternos bajo tierra, nuestra condición terrena se desharía en polvo, si la autoridad de nuestro mismo Padre y el Espíritu de su Hijo no nos empujase a proferir este grito: !Abbá, Padre!» (S. Pedro Crisólogo) (2777).
«San Agustín resume admirablemente las tres dimensiones de la oración de Jesús: Ora por nosotros como sacerdote nuestro; ora en nosotros como cabeza nuestra; a El dirige nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en El nuestras voces; y la voz de El, en nosotros» (2616).
IV. SUGERENCIAS PARA EL ESTUDIO DE LA HOMILÍA
A. Apunte bíblico-litúrgico
La parábola de la oración del fariseo y del publicano muestra que la oración, además de confiada y constante, ha de ser humilde. En el libro sapiencial del Eclesiástico se subraya la perseverancia de los humildes en la oración. Ello es lo que mueve a Dios.
Las últimas palabras de la primera carta a Timoteo son como el testamento espiritual de S. Pablo: él ha mantenido la fe y ésta le sostiene a él ante la prueba final y del martirio.
El sentido del acto penitencial del comienzo de la celebración eucarística nos dispone a la escucha de la Palabra, a la oración de petición, alabanza y acción de gracias que la Santa Misa contiene.
B. Contenidos del Catecismo de la Iglesia Católica
La fe:
Jesús ora: 2598-2606.
La respuesta:
Jesús enseña a orar: 2607-2615.
Jesús escucha la oración: 2616.
C. Otras sugerencias
En los domingos del TIEMPO ORDINARIO hemos recibido las enseñanzas de Jesús sobre la vida moral y la vida de oración. La parábola del fariseo y del publicano nos ayuda a recapitular nuestras reflexiones sobre la vida de oración.
El único maestro de oración: Jesús. El ora y enseña a orar.
La oración cristiana es audaz y humilde: son actitudes compatibles como se ve en el publicano. Sólo el pobre, primera lectura, es audaz en su humildad.
La oración del pobre es escuchada. ¿Quién puede presentarse rico ante Dios?
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