Sólo una objeción: para conseguir el efecto RAE es necesario utilizar una edición del diccionario de hace veinte o treinta años. Lamentablemente las últimas ediciones están plagadas de atrocidades extraídas de la jerga callejera. Son términos que tendrán una vida efímera, pero, entre tanto, ensucian y deslucen nuestra lengua.
En mi soberbia opinión, claro está.
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