La cocina carmelitana




Los muebles y los cacharros de la cocina son de materiales humildes: tinajas, cazos, ollas, cazuelas, palas, cucharas y morteros de madera, cobre, barro y esparto, como eran humildes los ingredientes con los que se preparaba el alimento de cada día: cereales, legumbres y verduras, principalmente, a los que se añadían algunas frutas de estación, frutos secos, pescados, huevos y lácteos en las grandes ocasiones. El vino, las aves y la carne se reservaban para las enfermas. Algunos cuencos de barro o cristal servían para conservar aceites y sebos, vinagres, hierbas y especias con las que dar sabor a los guisos, que la austeridad no está reñida con el buen gusto.

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