El gato como metáfora


―Amigo Monasterio ―me responde el gato―. No te alarmes; soy sólo una metáfora para tus meditaciones y homilías. Ayer me llamaste holgazán porque elegí una cómoda silla de tu territorio para dormir la siesta. Mañana tienes que predicar el retiro. Explica a tu público que debe guardar silencio absoluto. Cualquier concesión en este terreno, por pequeña que parezca, puede ser el portillo por donde entre el gato de la disipación y el desenfreno.



Publicar un comentario

Facebook
Blogger

SacerdotesCatolicos

Formulario de contacto

Nombre

Correo electrónico *

Mensaje *

Con tecnología de Blogger.
Javascript DesactivadoPor favor, active Javascript para ver todos los Widgets