La Asunción de la Virgen María, carta a Masiá


La fe que nos ha sido transmitida es que el cuerpo de la Virgen María fue tomado (assumpta en latín) al Cielo. Ésa es la diferencia con el resto de los mortales la assumptio corporis, el que el cuerpo fuera tomado. Tomar es la traducción exacta del verbo assumere. Los fieles están en libertad de creer que el cuerpo de la Virgen ascendió a los cielos como lo hizo Jesús o el profeta Elías, es decir, ascendiendo a la vista del que estuviera allí. O bien que simplemente desapareció. María podía estar en el lecho de su casa y desaparecer ante la vista de los que allí estuvieran presentes. Las dos posibilidades entran dentro de la fe. La cual sólo nos ha transmitido que el cuerpo fue tomado (assumptus) al cielo. No hablo de agonía de la Virgen, porque son muchísimos los autores (santos, místicos y teólogos) que siglo tras siglo nos describen ese tránsito como una dormición.

Mi opinión personal es que la Virgen se fue quedando como dormida y finalmente desapareció ante la vista de los que estuvieran allí. Considero que debió haber al menos un testigo para dar fe de lo que había sucedido. Me gusta pensar (así lo creo) que debió ser San Juan.



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