Hay varios discursos danzando en la realidad católica. Los podrías resumir en tres de manera muy general.
Las declaraciones y disertaciones
El primero es el de la “Iglesia oficial” (entre los que me incluyo) de las declaraciones y los discursos. Es animarnos a, en frase del amado San Juan Pablo II, navegar mar adentro. Internarnos en las aguas de la Nueva Evangelización en alas del Espíritu que nos guía. Y nos llenamos de buenos propósitos… que se nos quedan en la orillita nada más. Somos buenos creadores de discursos sin mojarnos los pies.
Un Gris pragmatismo
Hay otro discurso, más lamentable aún. El de la inmensa mayoría de la “gente” (léase Pueblo de Dios) que se está haciendo indiferente frente a lo que la Palabra de Dios nos pide vivir. Se lo puede describir de muchas maneras. La más genial que he leído es la del Benedicto, que cita Francisco:
“Así se gesta la mayor amenaza, que «es el gris pragmatismo de la vida cotidiana de la Iglesia en el cual aparentemente todo procede con normalidad, pero en realidad la fe se va desgastando y degenerando en mezquindad» (Benedicto). Se desarrolla la psicología de la tumba, que poco a poco convierte a los cristianos en momias de museo. Desilusionados con la realidad, con la Iglesia o consigo mismos, viven la constante tentación de apegarse a una tristeza dulzona, sin esperanza, que se apodera del corazón como «el más preciado de los elixires del demonio». Llamados a iluminar y a comunicar vida, finalmente se dejan cautivar por cosas que sólo generan oscuridad y cansancio interior, y que apolillan el dinamismo apostólico.” (EG 83 )
El barco… ni siquiera zarpa y por eso, mientras el muelle se va destruyendo, vemos con melancolía el atardecer en un horizonte que nos parece lejano e inalcanzable. Nos falla el motor: la esperanza.
En alas de tu Espíritu
También hay otro discurso. El de los enamorados, que tuvieron un encuentro con el Resucitado y mantienen encendidas las brasas del fuego del Espíritu. Es el de los que se animan a soñar con un horizonte cercano. Pero, sobre todo, es el de que se le animan al mar. Es el de los que zarpan con la sola certeza de que Dios les pide solamente el intento de navegar… el resto es tarea exclusiva de Él. De estos hay muchos, algunos más visibles… otros en el silencio de su generosa entrega. Estos son los que se mantienen con la fuerza de la alegría evangelizadora. Y le dan vida al resto de toda la Iglesia .
Y vos… ¿Cuál es el discurso que más te gusta? Pero sobre todo… ¿cuál es el discurso que estás viviendo hoy?
Etiquetas: alegría, apatía, Benedicto 16, Evangelii Gaudium, Francisco, nueva evangelización
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