Bocadillos espirituales para vivir la Pascua: La Visitación de María – Ciclo A

“María se puso en camino y fue a prisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: “¡Bendita tú entre las mujeres y vendito el fruto de tu vientre! Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”. María dijo: “Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava”. (Lc 1, 39-55)


Terminamos el mes de mayor con la fiesta de la Visitación de María a su prima, la anciana Isabel.

Borracha como tenía que estar de Dios, no se encerró en sí misma.

Dios no encierra.

Dios nos abre.

Dios no se sienta.

Dios nos pone en camino.


Cualquiera pudiera pensar que María se encerraría sobre sí misma a vivir y contemplar el misterio de Dios en ella.

Y en cambio “se pone a prisa camino de su anciana prima Isabel”.

Dios se hace camino y nos pone en camino.

Los otros necesitados nos ponen en camino.

Isabel gestando de seis meses, es suficiente para que María vaya a prestarle sus servicios.

Las necesidades de los otros tienen que ponernos en camino.

Los problemas de los otros tienen que ponernos en camino.

No fue Isabel la que la llamó.

Fue el Angel quien le dio la noticia del estado de Isabel.

Y eso fue suficiente para que María sintiese prisas en su corazón y en sus pies.

La Visitación de María debiera ser la fiesta:

De los que descubren las necesidades de los demás.

De los que descubren que un anciano necesita de ayuda.

De los que descubren que un hermano está enfermo.

De los que descubren que un hermano tiene hambre.


Es lo que hoy proclama a la Iglesia el Papa Francisco:

“Abrid caminos a Dios, volved a Jesús, acoged el Evangelio”.

“Estamos decididos a recorrer los caminos nuevos que la novedad de Dios nos presenta o nos atrincheramos en estructuras caducas, que han perdido capacidad de respuesta?”

“No vivir en una Iglesia cierra y autorreferencial: una Iglesia que se encierra en el pasado, traiciona su propia identidad”.


En la encarnación, Dios visita el vientre de María.

En la Navidad, Dios visita a su pueblo.

En la Iglesia, Dios visita a todos los hombres, sobre todo los más pobres.


Visitando a María, la fecundó por medio del Espíritu Santo.

María visitando a Isabel, la llena del Espíritu Santo.

Hace saltar de gozo al niño que lleva en vientre.

María misma, salta de alegría reconociendo las maravillas que Dios ha hecho en ella.


No podemos vivir sin los otros.

No seríamos nosotros mismos.

No podemos vivir sin los otros para amar.

No podemos vivir sin los otros para útiles a los demás.

No podemos vivir sin los otros para despertar el corazón que llevan dentro.

No podemos vivir sin los otros si queremos despertar la alegría de sus corazones.


María es la maestra:

Que nos enseña a ver las necedades de los demás.

Que nos enseña a ser sensibles a los demás.

Que nos enseña el camino a los demás.

Que nos enseña a no ser indiferentes ante los demás.

¿Quién esperará hoy tu visita?

Porque será visitando a los demás que tú mismo descubrirás la obra de Dios en ti y podrás cantar también tu Magnificat.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo A, Maria, Pascua Tagged: isabel, magnificat, maria, servicio, visitacion
10:19

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