Sufrir tres veces el mismo atentado en la propia persona, sin perder la compostura, es digno de mérito y alabanza.
Le ha ocurrido otra vez al obispo André Léonard, residencial de Malinas y primado de Bélgica. El triple atentado ha sido estampándole una tarta en la cara, a cargo de personas contrarias a que el obispo defienda la verdad católica sobre el matrimonio gay y el falso derecho de la mujer al aborto.
¿Que traducción ofrecen estos atentados?
El primado belga nunca pierde la compostura cuando le pegan con una tarta en la cara. Ya es la tercera vez. Es un hombre de una expresión sencilla, que nunca busca el enfrentamiento con nadie, pero otros lo toman como el muñeco de los palos. O de los tartazos.
Veo dificil que cualquier lector sea capaz de imitar la imperturbabilidad del obispo belga. Si yo fuera él habría tomado una postura más beligerante contra los atacantes. Considero meritoria la calma y la serenidad de un obispo asaltado tres veces de la misma forma.
Es un obispo que se juega su imagen y su vida siendo tan fiel reflejo en sus alocuciones defendiendo la sana doctrina de la Iglesia Católica en contra de quienes desean confundir a los demás haciendo de excepciones reglas generales, como lo han conseguido en otros países.
En caso que el primado belga sea diabético, sí tendrá que consultar con sus médicos para que tanto dulce tragado a la fuerza no repercuta negativamente en su nivel de azúcar en sangre.
Felicito a monseñor Léonard, le animo a seguir en la brecha, y ruego a sus beligerantes atacantes que tomen otras formas de protestas, porque la doctrina de la Iglesia Católica sobre estos asuntos nunca cambiarán, aunque gasten una confitería entera en la cara del primado belga.
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Recomendación
Invito a leer una novela y un ensayo.
La novela se titula:
Cuerpos y almas
El ensayo se titula:
Ensayo sobre el agradecimiento
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Tomás de la Torre Lendínez
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