Bocadillos espirituales para vivir el Tiempo Ordinario: Sábado de la 25 a. Semana

“Meteos bien esto en la cabeza: al Hijo del hombre lo van a entregar en manos de los hombres”. Pero ellos no entendían este; les resultaba tan oscuro que no cogían el sentido. Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto”. (Lc 9,43-45)


Siempre resulta mucho más fácil entender lo cómodo.

Siempre resulta mucho más fácil entender aquello que no nos complica la vida.

Siempre resulta mucho más fácil entender el placer y la felicidad.

Siempre resulta mucho más fácil entender el éxito y el triunfo.

Lo difícil es entender

El fracaso humano.

El sufrimiento humano.

La debilidad divina que el poder.

La Cruz que el éxito.


En el Evangelio de ayer Jesús quiso ser claro con sus discípulos.

Jesús quiso mostrarles la verdad del camino del Evangelio.

Pero se dio cuenta de que no habían entendido nada.

Que ellos vivían en otra onda.

“Ni siquiera se atrevían a preguntarle sobre el tema”


Algo que nos sucede a todos.

Nos resulta difícil:

Entender un Jesús crucificado.

Entender que la fidelidad al Evangelio conlleva rechazo.

Entender el sufrimiento.

Entender el por qué del dolor.

Entender el por qué de la enfermedad.

Entender que siendo buenos tengamos que sufrir.

Entender que siendo buenos Dios “nos haga sufrir”.


Y Jesús nunca habla de que Dios le haga sufrir.

Jesús nunca habla de que Dios lo rechace.

Jesús nunca habla de que sea Dios quien lo juzga y condena.

Jesús nunca habla de que sea Dios quien lo condene a la Cruz.

Serán los hombres: los ancianos, los sumos sacerdotes, los escribas.


Somos muchos los que hablamos de “cómo Dios permite nuestro sufrimiento”.

Y no nos preguntamos por las verdaderas causas de nuestros sufrimientos.


Sin embargo, Jesús quiere dejar las cosas claras.

A Jesús no le va eso de engañarnos con falsas promesas.

Pero quiere que:

Descubran que el camino del Evangelio no es fácil.

Descubran que el camino del Evangelio tiene poco de alabanza y aplauso.

Descubran que sin Cruz no hay verdadera revelación de Dios.

Descubran que sin Cruz no hay verdadera salvación.

Descubran que sin Cruz no hay verdadero amor

Descubran que sin Cruz no hay verdadera Iglesia.


Esto lo entendió mejor el Papa Francisco que Pedro que ha confesado a Jesucristo, diciendo:

“Tú eres Cristo, el Hijo del Dios vivo.”

Yo te sigo, pero no hablemos de Cruz. Esto no cuenta.

Te sigo con otras posibilidades, pero sin la Cruz.



Mientras que el Papa Francisco dice:

“Cuando caminamos sin la Cruz,

cuando edificamos sin la Cruz y

cuando confesamos un Cristo sin Cruz,

no somos Discípulos del Señor: somos mundanos, somos obispos, sacerdotes, cardenales, papas, pero no discípulos del Señor”.


Y aun añade “Quisiera que todos, luego de estos días de gracia, tengamos el coraje, precisamente el coraje:

de caminar en presencia del Señor, con la Cruz del Señor;

de edificar la Iglesia sobre la sangre del Señor, que ha sido derramada sobre la Cruz;

y de confesar la única gloria, Cristo Crucificado.

Y así la Iglesia irá adelante.

Deseo que el Espíritu Santo, la oración de la Virgen, nuestra Madre, conceda a todos nosotros esta gracia: caminar, edificar, confesar Jesucristo. Así sea”.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo C, Tiempo ordinario Tagged: creer, cruz, fe, jesus, muerte, pasion

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