Sigue la polémica en torno a la entrevista del Papa Francisco. Que si se entendió lo que quiso decir, que si los medios le hicieron decir lo que no quería, que si se vio demasiado “progresista", o demasiado “aperturista", o “evangélico". La diatriba del nunca acabar. Toda esta polémica deja en claro una cosa: La palabra del obispo de Roma es importante, casi fundamental, ya sea dentro como fuera de la Iglesia. Sus dichos no pasan desapercibidos, como el de muchos líderes religiosos del mundo. Sea para bien o para mal.
No voy a realizar una nueva glosa al texto de la “Civiltà cattolica", del cual ya escribí demasiado en este espacio. Sólo quiero indicar dos pasajes muy interesantes, útiles a la hora de pensar cuál reforma de la Curia Romana tiene en mente Jorge Mario Bergoglio. Aquí habla de dos temas clave: el papel de los organismos de gobierno del Vaticano (también llamados “dicasterios romanos") y el rol de la mujer en la Iglesia. Importante seguirles la pista:
“Los dicasterios romanos están al servicio del Papa y de los obispos: tienen que ayudar a las Iglesias particulares y a las conferencias episcopales. Son instancias de ayuda. Pero, en algunos casos, cuando no son bien entendidos, corren peligro de convertirse en organismos de censura. Impresiona ver las denuncias de falta de ortodoxia que llegan a Roma. Pienso que quien debe estudiar los casos son las conferencias episcopales locales, a las que Roma puede servir de valiosa ayuda. La verdad es que los casos se tratan mejor sobre el terreno. Los dicasterios romanos son mediadores, no intermediarios ni gestores".
“Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Temo la solución del ‘machismo con faldas’, porque la mujer tiene una estructura diferente del varón. Pero los discursos que oigo sobre el rol de la mujer a menudo se inspiran en una ideología machista. Las mujeres están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar.
“La Iglesia no puede ser ella misma sin la mujer y el papel que esta desempeña. La mujer es imprescindible para la Iglesia. María, una mujer, es más importante que los obispos. Digo esto porque no hay que confundir la función con la dignidad. Es preciso, por tanto, profundizar más en la figura de la mujer en la Iglesia. Hay que traba jar más hasta elaborar una teología profunda de la mujer. Solo tras haberlo hecho podremos reflexionar mejor sobre su función dentro de la Iglesia. En los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino. Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto específico de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia".
Estos últimos párrafos llevaron al diario español El País a plantear la hipótesis de que Francisco pueda otorgar el cardenalato a una mujer. Una provocación que recogió inmediatamente la historiadora italiana Lucetta Scarafia, en un artículo publicado en el diario “Il Messagero". Un artículo que caló hondo, especialmente porque la estudiosa es una de las firmas emblema del diario vaticano “L’Osservatore Romano". ¿Piensa el Papa hacer historia y elevar a la dignidad de cardenal a una notable exponente delsexo femenino? Lo desconozco en lo absoluto. Pero el debate al respecto ya existe y es muy vivaz.
Serafines susurran.- Que le cayó como un “balde de agua fría” al cardenal Mauro Piacenza la noticia de su salida de la Congregación para el Clero cuando se la comunicó el mismo Francisco el miércoles 11 de septiembre, un día después de la visita del Papa al Centro Astalli para refugiados en Roma. Aunque estaba desconsolado, ese mismo día comenzó a organizar sus cosas para el inminente traslado. El pontífice le pidió que le ayudase desde un nuevo rol, el de Penitenciario Mayor, y él inmediatamente aceptó, sin pedir explicaciones.
Pese a que en el entorno del purpurado ya se sabía la noticia, no se filtró a la prensa sino hasta la víspera del anuncio oficial, el 21 de septiembre. Un detalle poco agradable tuvo lugar la mañana de ese mismo sábado. En uno de los pasillos de la sede de la Congregación en El Vaticano se tienen colgados los retratos de algunos de los ex prefectos. Abajo de la imagen y el nombre de Piacenza, horas antes que se hiciese público el cambio, ya había aparecida la placa con la fecha: “2010-2013″. Como si alguno tuviese un sorprendente apuro por ver salir del puesto al clérigo genovés.
Aquel sábado Piacenza se despidió con un breve discurso ante todos sus colaboradores. Por lo pronto el nuevo prefecto, Beniamino Stella, ya se presentó ante el equipo de trabajo, esta semana con un simple convivio y brindis. Anticipó que tomará algunos días antes de asumir el control pleno de su nuevo puesto, porque debe esperar a su sustituto al frente de la Pontificia Academia Eclesiástica, la escuela para diplomáticos de la Santa Sede. Además él ya se había comprometido a recibir a los estudiantes del nuevo curso, promesa que mantendráno obstante el nuevo encargo.
Quien tomará unos días antes de trasladarse a Roma es el todavía obispo de Papantla en México, Jorge Carlos Patrón Wong, quien fue designado por el Papa como Secretario para los Seminarios, dentro del mismo dicasterio para el Clero. Todo parece indicar que permanecerá en su diócesis al menos hasta el mes de noviembre, para poder concluir con ellos el Año de la Fe y despedirse como es debido. En la “ciudad eterna” le tocará menudo paquete: velar por las decenas de seminarios católicos en todo el mundo desde un puesto creado especialmente. Por ello no contará con colaboradores directos, de entrada. Es por todos conocida la falta de personal que existe en la Congregación para el Clero.
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