Del Vatican Insider
Jorge Mario Bergoglio siempre se caracterizó por su amor a su ciudad natal. Desde que es Papa ha referido, en varias ocasiones, de su nostalgia por la capital argentina. Este domingo esa distancia que lo separa de sus amigos es un poco más pequeña gracias a su viaje a la isla italiana de Cerdeña y su visita al santuario donde se encuentra la Virgen que dio el nombre a Buenos Aires.
El obispo de Roma compartió esta nostalgia con el jefe de gobierno de esa ciudad, Mauricio Macri, a quien recibió el jueves durante una audiencia privada en la Casa de Santa Marta y quien está presente en Cagliari, durante la visita papal de este 22 de septiembre. El encuentro duró unos 50 minutos, acompañaron al político su esposa, Juliana Awad, y su hija Antonia.
Como reveló al Vatican Insider el propio Macri, la reunión se originó de manera peculiar. Antes de su viaje a Roma por el último Cónclave, Bergoglio y el jefe de gobierno se saludaron. En esa ocasión el entonces cardenal pidió conocer a Antonia a su regreso de la “ciudad eterna". Un retorno que nunca ocurrió.
El 19 de marzo, tras la misa de inicio de pontificado, Macri y su mujer saludaron al flamante Papa en San Pedro y lo primero que dijo Francisco fue: “¿Dónde está Antonia?". La pequeña se había quedado en Argentina. “Antes de fin de año la traigo para que la conozca", reviró el alcalde.
Y cumplió. Pero aprovechó la oportunidad también políticamente. El próximo 27 de octubre tendrán lugar las elecciones legislativas en Argentina y el PRO (Propuesta Republicana), que lidera Macri, tiene todas las chances de hacer un buen papel. En las elecciones primarias del 11 de agosto, el oficialista Frente para la Victoria quedó muy lejos del resultado esperado y está cerca de perder la mayoría en el Parlamento.
En este contexto una foto con el Papa puede ayudar a la imagen de Macri, quien pretende convertir a los comicios en la plataforma para su candidatura presidencial en 2015.
Su reunión con Bergoglio estuvo dividida en dos partes. En un momento Francisco convivió con todos los presentes, incluidos el subsecretario de Relaciones Internacionales de la Ciudad de Buenos Aires, Fulvio Pompeo, y el vocero de la Jefatura de Gobierno, Iván Pavlovsky. Después ambos tuvieron un largo “cara a cara", en privado.
El contenido de esa conversación no trascendió. El político no quiso abundar en detalles y prefirió centrarse en el contexto. Aseguró haber visto rejuvenecido de una manera “impresionante” al líder católico, casi al grado de calificarlo como “otra persona” comparado con la última vez que se vieron en Argentina.
“Él siente que ha tenido un premio, ha sido un elegido de Dios para hacer algo único en esta etapa de su vida. Lo siente y esa es la energía que transmite. Se trata de algo que era inimaginable, cuando nos depedimos y me dijo: ‘a mi vuelta de Roma traigala a Antonia así la conozco’. ¡Y de golpe nunca más volvió!", sostuvo.
Afirmó que el Papa preguntó cómo está Buenos Aires y se mostró contento por su viaje a Cagliari, donde podrá visitar a la Virgen que es también patrona de la Policía Metropolitana de esa ciudad.
“Para nosotros se levantó la vara. En el país del Papa Francisco, que hoy emociona, conmueve con su liderazgo al mundo entero, debemos también que demostrar que tenemos más capacidad de dar, más amor para entregar y que vamos a ser capaces de unir a los argentinos. Yo apuesto a unir a la Argentina en 2015 para, desde ahí, construir ese país que nos merecemos", estableció.
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