Las playas se hacen de pequeñas arenas

Domingo 25 Tiempo Ordinario – C


En una ocasión, me vi precisado a recuperar una página de Internet.

Se trataba de una página donde figuraba la contabilidad de la comunidad. Todo fue normal, hasta que, fijándome en los números, me di con la sorpresa de que en una de las líneas de ingreso figuraban 0.50 céntimos. La verdad que me eché a reír, porque personalmente cincuenta centavos yo no los hubiese dado como ingreso ni tampoco como salida.

Pero siempre hay detallistas para quienes:

Lo poco también es importante.

Lo poco también cuenta.

Lo poco es parte de lo mucho.

Pero lo que me impresionó fue que el administrador fuese tan detallista que hasta cincuenta centavos tuviesen el honor de figurar en la contabilidad.

Me llamaron la atención los cincuenta céntimos.

Pero más me impresionó quien tuvo la delicadeza de darles el honor de formar parte de una larga cuenta de ingresos y salida.


Y pensé en las playas.

Un montón de arenillas arrastradas por las aguas.

Una a uno no eran nada.

Todas juntas eran toda una playa para disfrute de los bañistas en el verano.


Y pensé en el Evangelio de hoy.

“El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar”.

“El que es no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado”.


Y me he hecho dos cuestionamientos:

Nuestras relaciones con Dios suelen estar hechas de pequeños detalles.

Nuestras relaciones con Dios suelen estar de pequeños detalles de Evangelio.

Nuestras relaciones con Dios no siempre se trata de grandes exigencias.

Nuestras relaciones con Dios suelen basarse en pequeños detalles de fidelidad.

Nuestras relaciones con Dios suelen darse en pequeñas fidelidades.

Fidelidad a nuestras pequeñas oraciones.

Fidelidad a nuestras pequeñas exigencias con el hermano.

Fidelidad a nuestras pequeñas exigencias de amor.

Fidelidad a nuestras pequeñas atenciones a los necesitados.

Fidelidad a nuestras pequeñas atenciones no solo a los pecados gordos sino a nuestras pequeñas faltar que algunos llaman “faltas y que ni siquiera llegan a pecados veniales”.

Fidelidad a las pequeñas cosas que Dios nos pide cada día, porque no siempre nos pide cosas grandes.

Dios no siempre nos pide ser mártires dando nuestra fe por el Evangelio.

Dios puede pedirnos que hoy seamos sinceros en los pequeños detalles.


Y pensé en nuestra vida de cada día:

En nuestro amor, que no siempre nos exige grandes manifestaciones.

En nuestras relaciones con los demás, que no siempre nos exigen grandes gestos sino pequeños detalles.



Flickr: novelito



Pensé en la vida de los esposos:

Que no está hecha de grandes heroísmos, sino de simples delicadezas.

Que no está hecha de grandes regalos, sino de pequeñas sonrisas.

Que no está hecha de grandes sacrificios, sino de simples detalles:

El sonreírte cada día.

El hablarte palabras de bondad cada día.

No en comprarte una gran joya para que luzcas bonita.

Sino en una llamada de teléfono para hacerte sentir que pienso en ti.

No en llevarte de paseo a Miami.

Sino es ver a tu lado la TV.

No en regalarte una radio último modelo para que escuches tu música.

Si no en sentarme a tu lado para decirte que te quiero.

No en decirte que tú eres una Miss Universo.

Sino decirte: ¡qué bonita estás hoy, qué bien te cae ese peinado!


La fidelidad se manifiesta en los pequeños detalles.

El amor se manifiestas en los pequeños gestos.

El amor se manifiesta en una palabra de bondad.

El amor se manifiesta en un “siéntate que yo lavo yo los platos”.


Por eso mismo Jesús nos dice que:

No somos de fiar por hacer cosas grandes.

Sino porque somos fieles en las cosas pequeñas.

No se trata de evitar los pecados “gordos”.

Sino en evitar las pequeñas mentiras, que llamamos “piadosas o blancas”.

Conozco a un amigo que el día de la Madre le regaló a su esposa un Mercedes.

Y año estaban separados.

Y conozco a un simple campesino que solo le pudo regalar la “Misa de 7 de la mañana” y son un matrimonio feliz.


No esperes a ser el campeón del mundo.

Comienza porque te dejen correr.

No pienses en milagros que resucitan muertos.

Comienza por una caricia.

No esperes a ofrecer el turismo al otro lado del mundo.

Comienza por llegar a tiempo de la oficina para que no se sienta sola.

Es posible que no siempre puedas hacer cosas grandes, pero siempre tendrás una sonrisa que regalar.


Repito: las playas se hacen de pequeñas arenas.

Los trigales y las grandes espigas nacen de un grano sembrado.


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Ciclo C Tagged: amor, confianza, detalles, dinero, Dios, fidelidad, matrimonio, mision, servicio

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