R. SPAEMANN, Sobre Dios y el mundo. Una autobiografía dialogada, Biblioteca Palabra 47, Ed. Palabra, Madrid 2014, ISBN 978-849061-034-3, 396 p., 13 euros.
1. Robert Spaemann (1927) es un filósofo alemán, catedrático emérito de Filosofía. Como se lee en la contraportada de la obra que recensionamos: Sus padres –ella bailarina, él historiador del arte – “eran ateos y vivían en el Berlín bohemio pero se convirtieron y le bautizaron a los 3 años de edad. En 1944 desertó y se escondió en una granja; si le hubieran descubierto habría sido fusilado inmediatamente. Posteriormente inició su carrera académica con su doctorado en filosofía en 1952 en Münster. De 1962 a 1992 ejerció como Profesor de Filosofía en Stuttgart y en las Universidades de Heidelberg y München compaginando la dedicación al estudio con su compromiso docente, particularmente en los turbulentos años 60. En München fue nombrado Profesor Emérito en 1992. Ha obtenido varios doctorados honoris causa y sus obras han sido traducidas a catorce lenguas. En una larga conversación con Stephan Sattler narra su vida y expone sus principales ideas desde la altura de décadas de reflexión y compromiso, ofreciéndonos un apasionante relato intelectual del siglo XX”.
2. Creo que este resumen de la contraportada ofrece una adecuada introducción a la vida de Spaemann y al libro del que se trata. El subtítulo del mimo dice que es “una autobiografía dialogada”. Stephan Sattler recoge en diez capítulos las conversaciones mantenidas con R. Spaemann, en las que el filósofo “narra su trayectoria vital a la par que expone las líneas principales de su pensamiento” (p. 5). Como añade Sattler, “a Robert Spaemann le encajan las palabras de Goethe: ‘Quien filosofa no está de acuerdo con las ideas de su tiempo’” (p. 7). Y este desacuerdo con las ideologías imperantes se manifiesta, sobre todo, en su ética y en su filosofía de la naturaleza. Su pensamiento gira sobre una cuestión fundamental: “Los dos intereses de la razón”; una cosa es “dominar” la naturaleza y otra “habitar” en ella.
El libro está articulado en diez capítulos: I. Juventud en el Tercer Reich. II. Estudio en el tiempo de posguerra. III. En torno al año 1950. IV. Regreso a la Universidad de Münster. V. Cátedras en Stuttgart y Heidelberg. VI. Llegada a München. VII. Captar la conciencia de la época. VIII. Sobre felicidad y benevolencia. IX. Después de ser nombrado emérito. X. Los dos intereses de la razón.
3. Creo que el recopilador – e interlocutor - de las conversaciones, S. Sattler, acierta cuando dice que este libro es “la mejor introducción a la filosofía de Robert Spaemann” (p. 10). Una filosofía extraordinariamente abierta al diálogo: con la tradición filosófica, con el pensamiento contemporáneo, con la ciencia y también con la fe y la teología.
No teme, ciertamente, Spaemann cuestionar la opinión dominante, desde una búsqueda de la “intentio recta”, de ocuparse de las cosas mismas (cf p. 63). Jean Paul se preguntaba si debería educarse a los niños para su época o más bien contra ella. Y Spaemann contesta: “Siempre hay que prepararles frente a su tiempo, pues el tiempo es tan poderoso que él mismo ya se cuida de que todos vayan en su dirección” (p.244).
O, más específicamente, añade: “El espíritu de la época – todo espíritu epocal- consiste en una colección de prejuicios para los que se reclama una especie de autoevidencia. La tarea de la Filosofía consiste en reflexionar sobre esas evidencias” (p. 310).
La ética, la filosofía práctica, reivindica la importancia de la conciencia, que no es “un molesto aguafiestas” (cf p. 281). En este sentido, ocupa un relevante papel el reconocimiento del “estatus de persona para todos los hombres”, sin negársela a los no nacidos, a los embriones, a los dementes y a los dementes seniles (cf p. 320).
La ética converge con la filosofía de la naturaleza, ya que “la noción de persona no permite prescindir de la naturaleza” (p.322). A este respecto, resultan de enorme interés sus apreciaciones sobre la ideología de género (cf p. 220-221).Y en la filosofía de la naturaleza, Spaemann reivindica una recuperación de la teleología; de un concepto de finalidad interna en el que consiste la definición de la vida (cf p. 243).
Los dos intereses de la razón, tema al que está dedicado el último capítulo del libro, aboga por una reconciliación entre ciencia y filosofía: “La investigación científica se sitúa en el plano de un interés hegemónico, de una voluntad de dominio sin la cual el hombre no puede sobrevivir. La Filosofía es el intento de entender el mundo de manera tal que, al hacerse cargo de él, el hombre también se entienda a sí mismo” (p. 374).
Spaemann no deja de lado su fe a la hora de pensar: “Ningún filósofo renuncia a las experiencias prefilosóficas que tiene, como tampoco lo hacen millones de personas. ¿Por qué debería hacerlo un católico? Nunca lo he entendido” (p. 87).
No me cabe otra cosa que recomendar la lectura atenta de este libro. Es una ocasión para aprender y disfrutar. Para acercarse al coraje de un pensar honesto que no retrocede ante la complejidad de lo real.
Guillermo Juan Morado.
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