La decoración de ese falso cuarto de estar considero que ya ha quedado bastante acuchillada por todos los comentaristas del reino. Considero que ese cuarto de estar ya ha entrado en la historia de la monarquía por lo menos con tanto derecho como el breve Amadeo I (un rey trasplantado de Italia) o algún que otro Borbón de poco exitosa memoria. Y hasta es posible que ese cuarto de estar sea más recordado en los siglos futuros que alguno de los reyes menos populares como Alfonso XIV o Saboyo I el Gordo.
Lo verdaderamente moderno hubiera sido colocar en ese sofá por ejemplo a tres canónigos. Tres canónigos castellanos, setentones, generosos en carnes que hubieran estado durante todo el discurso mirando a Felipe VI. Imaginadlos, sentados en el sofá, mirando a su izquierda, en silencio, muy atentos, con expresión neutra. Eso sí que hubiera sido genial. Pero claro, Andy Warhol es Andy Warhol, y Felipe VI es Felipe VI.
Otra salida post moderna, hubiera sido que, al acabar el tedioso discurso, Felipe se hubiera puesto en pie (rápido cambio a cámara lateral) y hubiera dicho: Ahora os invito a que recemos todos juntos un avemaría. Y que se hubiera acercado a un reclinatorio y se hubiera arrodillado ante un belén monumental gótico del siglo XIV, mientras dos monaguillos incensaban hacia las figuras.
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