Lo celebraré mañana con devoción y gusto, acogiéndome a su protección para que me siga estimulando en el arduo camino de la búsqueda de la verdad, a través del esfuerzo intelectual, que se me va quedando algo reducido.
Para festejarlo, traigo en esta víspera, un libro interesante sobre la formación sacerdotal. Aunque principalmente se ciñe a la historia de los seminarios en España puede ser válido par cualquier latitud, haciendo las convenientes adaptaciones. Sobre todo me parece interesante los datos que aporta sobrela formación sacerdotal desde los orígenes de la Iglesia, hasta su regulación más definitiva en el concilio de Trento.
Aporta datos, textos, disposiciones y realizaciones que ilustran la continuidad en el tema y la originalidad y penalidades propias de cada época. Ayuda a entender la complejidad y trascendencia del tema, al que la Iglesia ha dedicado lo mejor de sí misma y los mejores de sus hijos, siguiendo el ejemplo de Cristo.
Habiendo sido, primero beneficiario, y después responsable de la formación sacerdotal durante un largo periodo de mi vida ministerial, me ha alegrado comprobar que es fundamental para la Iglesia y que la Iglesia siempre la ha ha considerado de este modo. Y, Santo Tomás, ha sido y sigue siendo, en lo intelectual un guía seguro, un modelo y un intercesor.
A él encomiendo la formación de los futuros sacerdotes y la de los que ya lo somos desde hace años ¡Aún la necesitamos!
Publicar un comentario