Hartito estoy de la opción por los pobres



Descubro con sorpresa y dolor con cuánta facilidad se manipula y utiliza torticeramente a los pobres hasta convertirlos en arma arrojadiza. Lo sabemos desde hace mucho: todo progre desnortado y pasado de rosca lo único que sabe decirte es que hay que estar con los pobres y que pobres para arriba y pobres para abajo.


Da igual de lo que hables: oración, sacramentos, moral, liturgia, sagrada escritura… digas lo que digas, será filfa, porque aquí lo importante es estar con los pobres. Además esto de los pobres tiene una enorme ventaja, y es que exime de estudiar, rezar, pensar… Te exime, y esto sí que es curioso, hasta de las mismas reuniones o planificaciones de Cáritas. Nada vale, nada sirve, nada tiene sentido más que estar con los pobres… según el peculiar sentido que tal cosa tenga para cada uno, que en ocasiones es bastante chusco.


Bueno, pues no se crean nada de esto. Nada de opción por los pobres, nada de dejarse la vida por los débiles, nada de inmolarse por el desheredado. Nada de nada. Pero que nada de nada.


Ayer me ha llegado una parejita proveniente de una parroquia bastante lejana de la de un servidor preguntando por el despacho de Cáritas porque lo están pasando mal. Les he dicho que se dirijan a su parroquia, una parroquia que me conozco, de opción por los pobres, venta de Vaticano y párroco insertado en lo social. Pero me dicen que es que Cáritas no funciona hasta septiembre. Leche. He preguntado y me lo confirman. Más aún. Es que en agosto la parroquia CIERRA –sí, cierra literalmente- quince o veinte días y no hay ni misas porque el párroco se ve de vacaciones.


Sigo. Porque recuerdo el verano pasado que desde Cáritas nos pidieron ayuda de alimentos para unas familias que viven a no menos de seis o siete estaciones de metro de la parroquia porque en sus respectivas parroquias durante dos meses no podían ofrecer este servicio.


Así también me dedico yo a los pobres. Ni despacho, ni alimentos, ni proyectos ni nada, y la parroquia cerrada dos o tres semanas en verano.


Es que uno, verán ustedes, se harta de aguantar algunas cosas. Por ejemplo, que eso de las capillas de adoración perpetua es espiritualidad desencarnada, que menos Santísimo y más estar con los pobres, que lo de la adoración es preconciliar, y que cuidar la liturgia es una memez y un perder el tiempo porque lo que hay que hacer es estar con los pobres.


Estar con los pobres es otra cosa. Es tener el despacho abierto TODOS LOS DÍAS por si alguien necesita pan, consejo, consuelo o esperanza. Es poder ofrecer una respuesta al hermano en necesidad sea enero, marzo, junio o el 15 de agosto. Es celebrar misa para dos viejecitas que jamás podrán salir de su casa en verano porque no les llega para nada su pensión.


Todavía ayer un laico de una parroquia “muy comprometida” en lo social. Que los horarios oprimen, las estructuras matan, los programas empobrecen, y que tener proyectos concretos en las parroquias aleja de la realidad. Perfecto. Pero que si pueden mandarnos gente al economato aunque no sean de la zona, ya se sabe que hay que ser libres…


Pues eso. Que la opción por los pobres al final, para mucha gente, es no hacer nada, criticar al que hace algo, y encima pasarle el problema. Además de sonreír con superioridad ante la capilla de adoración perpetua… que ya se sabe que es cosa del pasado.





04:10

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