EnMadrid, naturalmente. El regreso tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Entre los inconvenientes, el calor que aprieta de nuevo y la constatación de que el tráfico sigue siendo la gran pesadilla de los urbanitas, a pesar de que se ha diluido un poco.
Hoy, visita de enfermos. Ellos son los más necesitados.
—Siempre habla de sus mendigos —me reprocha Mariano—. Pues sepa que yo también le pido limosna a mi manera.
—No me fastidies. Somos amigos desde hace cuarenta años. ¿Y sigues con el "usted"?
A Mariano le llevaré la Comunión mañana. Hoy, sólo he podido darle un poco de compañía.
—¿Y Marisa?
—La he mandado a la Sierra con los chicos. Yo me arreglo bien solo. Mientras funcione la wifi y el teléfono...
A Mariano se le ha escapado una lágrima sin querer.
—En este maldito piso uno no para de sudar... Ven antes de las doce, si puedes. Si no, me llamas y dejamos la Comunión para otro día.
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