Versión poética del Cantar de los Cantares




En varias ocasiones he hablado en el blog del Cantar de los Cantares, como cuando hice una presentación general de su estructura y contenidos o hablé de su recepción en la Biblia y en los místicos. Además, he recogido algunas páginas de santa Teresa de Ávila, que lo comentó en un librito, y he presentado unos videos con algunas de sus estrofas cantadas en hebreo. Hoy les presento el primer capítulo de la traducción poética que realizó fray Luis de León en el s. XVI. ¡Disfrútenlo!



Dice la esposa:



Bésame con tu boca a mí, mi amado;

son mas dulces que el vino tus amores.

Tu nombre es suave olor bien derramado

y no hay olor que iguale tus olores;

por eso las doncellas te han amado,

conociendo tus gracias y dulzores.

Llévame en pos de ti, y correremos;

no temas, que jamas nos cansaremos.



Mi Rey en su cuarto me ha metido,

donde juntos los dos nos holgaremos;

no habrá allí descuido, no habrá olvido,

los tus dulces amores cantaremos.

En ti se ocupará todo sentido,

de ti, por ti y en ti nos gozaremos;

que siendo sin igual tu hermosura,

a ti solo amará toda dulzura.



Morena soy, mas bella en lo escondido,

oh, hijas de Sion, y muy hermosa,

porque allí en lo interior no ha podido

estropearme el sol, ni dañar cosa.

A tiendas de Quedar me he parecido,

que lo que dentro está, es cosa preciosa:

velo de Salomón, que dentro encierra

la hermosura y belleza de la tierra.



Mi color natural bien blanco ha sido,

que aquesta tez morena me causara

el sol, que andando al campo me ha herido.

Fuerza de mis hermanos me forzara,

de aquellos que mi madre ha parido,

que las viñas de ellos yo guardara.

Guardé sus viñas con mucho cuidado,

y la mi propria viña no he guardado.



Dime, amor de mi alma, ¿dó apacientas

tu hermoso ganado y tu manada?

¿adónde haces tu siesta, dónde asientas?

¿dónde tienes tu albergue, y tu majada?

Que no es justo, mi Esposo, que consientas

que entre tantos pastores yo ande errada;

que en la tierra donde hay tantos pastores,

¿cómo podré yo hallar los mis amores?



Responde el esposo:



Si no sabes, bellísima pastora,

el valle, dó apaciento mi ganado,

toma tus cabritos y a la hora

seguirán el camino mas hollado;

caminando por él vendrás dó mora

el tu dulce pastor, y desposado;

allí podrán pacer los tus cabritos

entre los de los otros pastorcitos.



A la yegua de mi carro preciada

pareces en el brío, esposa mía:

bella, gentil, lozana, bien tallada

y lleno ese tu rostro de alegría;

tu mejilla está de perlas adornada

y el cuello con collar de pedrería;

zarcillos de oro fino te daremos

y un esmalte de plata les pondremos.



Dice la esposa:



Cuando estaba el rey mío en su reposo,

mi nardo dio su olor muy mas crecido.

Manojuelo de mirra es mi Esposo,

por eso entre mis pechos le he metido;

racimo de Ciprés muy oloroso,

que en viñas de Engadí se ha cogido.

Para mí quiero yo los sus olores,

pues sé que están en él los mis amores.



El esposo:



¡Oh, cómo eres hermosa, amiga mía!

¡Oh, cómo eres muy bella y muy graciosa!

tus ojos de paloma en la alegría.



La esposa:



¡Oh, dulce Esposo mío, que no hay cosa

que iguale a tu belleza y gallardía!

¡No hay cosa acá en la tierra así olorosa!

Nuestro lecho es florido, y la morada

de cedro y de ciprés está labrada.

23:08

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