Como cada domingo hoy he disfrutado con mi feligresía la gran fiesta de la Resurrección de Cristo, la Pascua Semanal, el Día del Señor.
La organista parroquial se ha esmerado y la música y los cantos han elevado nuestro corazón.
El incienso ha perfumado el ambiente y las flores daban un toque de fiesta que daba vida a altares y retablos.
Los niños, aun a pesar de sus voces, carreras y movimiento, dan alegría. Y el entusiasmo de lectores, monaguillos y demás es una muestra patente de que entre todos hacemos esta fiesta del Señor que nos da fuerza para el resto de la semana, aunque esta semana sea para muchos de vacaciones y descanso.
¡Un feliz domingo parroquial!
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