Uno de los símbolos del pecado: una apetitosa manzana que contiene un veneno mortal |
Yo diría que en el Camino -así, con mayúscula- sólo hay un peligro: el pecado; principalmente, el personal que nos acecha a cada uno detrás de cada esquina y a cada paso; y también el que cometen las personas con que convivimos y que suele conocerse como escándalo.
Hablar del pecado no es algo negativo. No hablamos de él para deleitarnos en el mal, sino para fijarnos en el bien que dejamos de vivir. Sabernos pecadores es algo muy saludable, porque favorece la humildad.
Es interesante que para los griegos, el pecado -hamartía- era un fallar en el blanco, no llegar a destino. No es ésta la noción judeocristiana, pero tampoco se aleja mucho de ella, como tendremos ocasión de comprobar. En todo caso, la noción griega es muy oportuna para nosotros. ¿Cuáles son las cosas que nos pueden hacer salir del camino, impidiendo así que podamos llegar al destino que nos habría deparado su seguimiento? Los peligros del camino son aquellos que nos impiden seguirlo o que nos apartan de él.
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