Con la ayuda inestimable de mis dos "ingenieros" jubilados, he podido hacer algunos arreglos y ajustes. Desde la puerta del confesonario que fundionaba mal, hasta el viacrucis, que lo he redistribuído mejor. Pequeños ajustes, pero muy necesarios y que van dando al templo mejor apariencia y más belleza para la oración y la celebración de la liturgia.
Publicar un comentario