Escandalizarse por la Doctrina Católica desde la Iglesia Católica.

Una cosa es pedir perdón por los pecados -¡sí, pecados!- de los que formamos parte de la Iglesia y otra muy distinta es pedir perdón por las enseñanzas de esa misma Iglesia. Nada de nada  para esto último, y todo lo que se quiera -y más- respecto a lo primero. Ni pedir disculpas por su doctrina sobre la moral sexual, por ejemplo, que ha defendido el eminente cardenal Burke, porque esa Doctrina -como toda la Doctrina Católica desde los mismos “Mandamientos de la Ley de Dios” a todo el “Catecismo” y el “Derecho Canónico"-, no hace sino defender a las personas de sí mismas y del entorno -social, cultural, político, ambiental y, desgraciadamente, también religioso “católico"- en la que está inmersa.

Desde hace años -desde antes del CV II, pero cuajó especialmente tras éste con su “caballo de Troya": el mal pretendido “espíritu del concilio": “las reacciones de los resistentes no son contra Francisco sino contra el espíritu del Concilio” (Spadaro)-, estamos asistiendo, desde muy dentro y desde muy arriba de la Iglesia -que es lo más aberrante y sin sentido-, a un ataque en toda regla contra la Doctrina “de toda la vida", la que no puede cambiar, bajo el “manto protector” -auténtico engañabobos- de, en primer lugar, descalificar “ad hominem” -porque ni hay ni puede haber argumentos dignos de ese término- a las personas que pretenden defender esa Doctrina; porque y que se sepa no ha cambiado: así lo han manifestado reiteradamente incluso los mismos que lo quieren cambiar todo. Ni siquiera han dudado en descalificar -en este caso ya “ad Deum"- lo dicho por el mismo Jesucristo, y recogido en los Evangelios: “Palabra de Dios” hasta hace muy pocos años. Que ya hay que tener “cuajo".

En segundo lugar, se “estiran” la cosas, exagerándolas hasta el ridículo, poniéndolas -en esa “lógica” más que interesada descalificadora-, como lo que no hay que hacer -y que no se ha hecho nunca en la Iglesia, la verdad; pero esto ya no se dice: es tabú-; tipo “hacer carrera” para el ámbito eclesiástico, o “no reñir” en el confesonario o desde el púlpito,  o “avinagrado” para el católico de a pie.

Por cierto: en 38 años de sacerdote no he conocido a ningún chico joven que se haya hecho sacerdote para “hacer carrera"; máxime cuando muchos de ellos ya las tenían e, incluso, las estaban ejerciendo: mi caso, sin ir más lejos; pero no lo digo por mí, entiéndanme. Si a alguien le han regañado a la hora de la confesión, me gustaría que lo dijera e, incluso, que lo denunciara: pero tampoco he conocido ningún caso. Y para lo de “avinagrado"…, podría hacer referencia a ciertas fotos de auténticos “personajes", incluso con nombres y apellidos…, pero “pa’ qué".

En tercer lugar: con esa previa o, a la vez, preparación “artillera” se saca entonces a relucir la “nueva pastoral", la “pastoral del discernimiento y del acompañamiento", la “pastoral verdaderamente humana y a nivel del hombre, al que acoje tal como es, sin excluir ni provocar sufrimientos a nadie". ¡Ésto sí es la “iglesia", y no lo que había hasta ahora! [Lo pongo con minúscula y entrecomillas porque “eso” ya no es la Iglesia Católica, sino invento humano; un auténtico engendro].

Y en cuarto lugar, pero que es lo que da “lógica” a todo lo anterior: se pone al Papa actual como lo más de lo más, o lo máximo de lo máximo: “un Papa, como no ha habido otro". En esto tienen toda la razón, aunque en sentido contrario al que ellos le dan. Pero el tiro les sale por la culata; y se lo llevan ellos y el propio Papa. En todo esto, y desde hace cinco años, se ha avanzado muchísimo: como nunca hasta ahorita mismo, mucho más que en los cincuenta años anteriores.

El último ejemplo lo protagoniza -¡cómo no!- nuevamente Antonio Spadaro, sj, director de la Civiltà Cattolica -entre otras muchas cosas- y oráculo autorizado de Francisco, en su -por ahora-, última aparición en Madrid, para dar una charlita -flanqueado muy seriamente por cierto y, por tanto, arropado y en dueto con/por el señor cardenal, Carlos Osoro, que hizo la previa- en la presentacion de un libro del que no recuerdo el título; sí que las claretianas estaba por medio, indefectiblemente: se apuntan a un bombardeo.

Y vamos a la “largada” de Spadaro -con alguna referencia a la intervención del señor cardenal, “cogido por el libro” como ha declarado- que, bajo formato de conferencia “popular y cercana", y con un lenguaje que por momentos era, más que coloquial, de tertulia entre amiguetes, no tiene desperdicio como ejemplo vivo e ilustrativo -auténtica demostración- de esa estrategia que acabo de denunciar: auténtico plan de vida para el que viven muchos hoy en día, y a costa de la Iglesia, claro. Aunque algún otro plus y/o sobresueldo les caerá por algún otro sitio o sitios. Fijo. Sin olvidar el papel de los tontos útiles, “abducidos” -"encuentros en la tercera fase"- por la “nueva iglesia", el “nuevo lenguaje", el “nuevo rumbo"…, con el absoluto “sin futuro” que, en el orden eclesial y sobrenatural, tal planteamiento precipita.

1. El Papa."Francisco es un Papa eléctrico que genera campos magnéticos de atracción y destrucción [sic: ¡mira que si acierta, y lo está clavando!], pero sobre todo es un catalizador de energía positiva". Sinceramente: la primera vez en mi vida que me encuentro con que alguien se atreve a referirse de este modo a un Papa; y remata: “El pontificado de Francisco es dramático” (Spadaro). “Es un libro (…) que convierte". “El Papa en las homilías predica con todo su ser y une manos, corazón y vida en un marco de una Iglesia madre” (Osoro). Espero que cuelgue en la web de la diócesis una página que recoja los nombres de todas las personas que se conviertan con este libro. ¿O lo dice por él mismo? ¡Va a ser todo un boom de conversiones a nivel mundial! Claro que, como no las haya, va a quedar bien retratado el buen cardenal.

2. La Iglesia. “No a la Iglesia que riñe, no a la Iglesia que anda a la caza para coger a alguien en un  renuncio” (Osoro). Por cierto, señor cardenal, ¿esa “iglesia” que usted describe, ¿dónde está? ¿Lo del “reñir” o el “cazar” se da en alguna de sus parroquias? ¿Lo sabe de primera mano, o se lo han contado? Si está bajo su jurisdicción, ¿ha hecho algo para atajar esas situaciones? Es lo que decía de “estirar” para colar lo que se quiere meter de tapadillo: la iglesia “madre” que todo lo asume; hasta lo inasumible porque va contra lo que Jesús mismo dijo e hizo. Y tal parece que se han caído ahora del guindo y han descubierto el término y lo acaban de inventar, poniéndolo a disposición.

No contento con lo dicho, el señor cardenal descalifica sin ningún empacho -total, ya puestos- a toda la Iglesia en España: “La tentación de la Iglesia española en estos momentos es ser reactiva". Y aquí, lo confieso, alucino: ¡nunca se me hubiese pasado por la imaginación pensar, ni de lejos, que el peligro, actual y destructor, de la Iglesia en España sea ésto: “ser reactiva"! Lo prometo.

Y claro, tengo que preguntárselo al señor cardenal, en cuanto lo vea: ¿podría darme algún nombre en concreto? ¿lo dice quizá por los de la conjunta tarraconense? ¿Por el Presidente de la CEE? ¿Se vacían los seminarios y se cierran las casas de religiosos/as porque en esos sitios se han pasado de “reactivos"? ¿Lo dice por el señor Ángel y san Antón? ¿El desastre de las catequesis y demás, con la consiguiente desaparición del personal -no queda casi nadie: se esfuman-, es porque aún usan el Astete; supuesto que sea “reactivo", claro? El señor cardenal me va a tener sin vivir en mí mientras no me aclare todo esto.

3. La Pastoral. “Tener mansedumbre pastoral". “Entregar propuestas de justicia y amor en un mundo desencantado, con gestos y palabras que marquen rumbo y dirección"; y eso implica ser “provocadores del cambio, en vez de ser llorones y negativos, como solemos ser en ocasiones". “Que avancemos de verdad en la cultura del encuentro” (Osoro). Ni una sola palabra respecto a la doctrina, a la Fe, a qué es lo que la Iglesia debe entregar o cuál es el fundamento de esas propuestas y para qué se hacen. Podría estar hablando un tío del pp o del psoe y le quedaría igual.

4. Para los que todavía no se lo creen, aquí van las palabras de A. Spadaro donde desgrana perfectamente y sin posibilidad de error los pensamientos y las intenciones del Papa. “Francisco quiere ser el albañil de la Iglesia [para entendernos: el constructor, la piedra angular]. Quiere una reforma espiritual de la Iglesia, porque eso es lo que va al fondo". Para ello, “ha convertido la Iglesia en un gran laboratorio teológico y eso, a veces, se plasma en una gran confrontación y otras veces no". La consecuencia es que en la Iglesia actual hay “tensiones eléctricas positivas y negativas".

Ciertamente, hay cardenales “que no lo defienden ni tienen con él [con el Papa] una relación de confianza". ¿Por qué? Es un problema teológico [sic]: “creen que el mundo es malo y Dios se ha retirado de él y, por lo tanto, la Iglesia debe retirarse también, para no mancharse y mantenerse pura” [????]. En esta óptica, “el cristianismo estaría conformado por pequeños grupos de personas puras y convencidas que defienden la verdad".

Pues bien, “ésto es lo contrario de lo que piensa Francisco, que quiere una Iglesia ‘de puertas abiertas’ y unos creyentes ’siempre en contacto’ con las plazas y con las calles". “La Iglesia debe estar en la calle". Ésta es la Iglesia de Francisco [sic]: “la Iglesia más que un faro que da luz pero permanece siempre estático y en el mismo lugar, es una antorcha que se mueve y acompaña a las personas". “El Papa no tiene un programa” [o sí: Concilio; lo ha dicho reiteradamente], y “toma las decisiones por discernimiento", lo cual “elimina cualquier programa rígido".

Hay tres cosas que sí está aportando a la Iglesia. Primera, la reforma del papado: “Antes el papado era un obstáculo para el ecumenismo, ahora es la motivación. Todos los líderes cristianos quieren reunirse con él y sienten que, con suma naturalidad, Francisco es un primado de la caridad y un referente para todos los cristianos". Segunda, “colocar la sinodalidad en el centro de la Iglesia". Tercera, “haberse convertido en el único líder moral del mundo".

De verdad, de verdad, que no voy a comentar nada sobre estas “aportaciones” dichas por Spadaro. Sólo señalar que, a diferencia de otros portavoces al uso que hablan lo que sus amos no quieren decir en público, o rectifican lo que ha dicho en público porque se ha pillado los dedos, Spadaro no: este hombre siempre dice lo que el Papa piensa y habla; por eso, no es el portavoz oficial ni lo pretende -para eso ya hay otro-, sino “el oráculo".

Amén.

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14:32

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