Bueno, ya está en Biblioteca Forteniana mi opúsculo sobre las maldiciones intergeneracionales. Se titula Los hijos de vuestros hijos.
Como ya os adelanté, no es una obra a favor de ese concepto de ataduras que los padres, con sus pecados, producen en los hijos. En fin, hoy no digo más porque ya tenéis esa obra si deseáis seguir profundizando en el tema.
Me gustaría pensar que mi teología respira optimismo. Que está transida por la seguridad de un Ser Todopoderoso que mantiene la bondad en el orden que ha creado. A veces, los esquemas preconcebidos forman un bosque que no nos deja ver ese Padre que, además de ser Dios, es nuestro mejor amigo. En mi forma de ver las cosas, había poco lugar para maldiciones intergeneracionales y para maldiciones en general.
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