Muchos alfombraron el camino con sus mantos, otros con ramas cortadas en el campo. Los que iban delante y detrás gritaban: “Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor”:
El “Rey de la Gloria” entra en su ciudad “montado en un asno”: no conquista a la hija de Sión, figura de su Iglesia, ni por la astucia ni por la violencia, sino por la humildad que da testimonio de la Verdad. Por eso los súbditos de su Reino, aquel día fueron los niños y los “pobres de Dios”, que le aclamaban como los ángeles lo anunciaron a los pastores.” (Catecismo de la Iglesia)
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