Por octavo año consecutivo he asistido, con la Cofradía de La Dolorosa de Villamediana, a esta emotiva procesión y he tenido oportunidad de predicar en el momento del encuentro de Cristo y su Madre, acompañados cada uno por una banda de tambores y trompetas, la nuestra y la de Ausejo.
Una noche, la primera con buen temperatura de la primavera, llena de piedad y participación popular.
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