Qué barbaridad, no cesan las erratas respecto al nombre de mi venerado don José María García Lahiguera. Ahora me hacen notar (y con razón) que su primer apellido era García.
Lo reconozco. Otra corrección justa que se me ha hecho es que puse “acceso” cuando el sentido del texto claramente indicaba que yo quería decir “absceso”. No, no había un juego de palabras en el que quisiera yo decir que aquello era el “acceso a la enfermedad”.
Esto no es el post de hoy. Solo una anotación al lado del camino de la mañana. Vuelvo ahora a corregir erratas. Esta tarde publico aquí el libro sobre las maldiciones.
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