(Cfr. www.almudi.org)
Homilía III: basada en el Catecismo de la Iglesia Católica
«Le reconocieron al partir el pan»
I. LA PALABRA DE DIOS
Hch 2,14.22-28: «No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio»
Sal 15,1-2.5.7-11: «Señor, me enseñarás el sendero de la vida»
1P 1,17-21: «Habéis sido redimidos con la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto»
Lc 24, 13-35: «Le reconocieron al partir el pan»
Sal 15,1-2.5.7-11: «Señor, me enseñarás el sendero de la vida»
1P 1,17-21: «Habéis sido redimidos con la sangre de Cristo, el Cordero sin defecto»
Lc 24, 13-35: «Le reconocieron al partir el pan»
II. APUNTE BÍBLICO-LITÚRGICO
El primero de los «discursos misioneros» de San Pedro tiene la estructura típica de S. Lucas: introducción para situar el discurso en el marco narrativo; acontecimientos esenciales del kerigma; llamamiento a la conversión.
Los cristianos comienzan proclamando valientemente su fe en Jesucristo: «No era posible que la muerte lo retuviera bajo su dominio». Si el destino del hombre era la muerte, por Cristo la muerte ha sido destruida.
El desánimo de los que caminan hacia Emaús es la muestra de lo que les ocurría a todos los discípulos. Todos «esperaban», «se habían sobresaltado», oyeron a los que «habían venido diciendo» ... Se movían en otra onda distinta a la de Jesús. Antes habían oído pero no escuchado; habían visto signos, pero no habían creído. Ahora, «al partir el pan» le reconocen. Han empezado a mirar con los ojos de la fe; a escuchar la Palabra y no sólo a oirla.
III. SITUACIÓN HUMANA
Venimos repitiendo la experiencia humana de buscar, de intentar por todos los medios caminos nuevos para el pensamiento, para la acción, para la vida. Pero también hay que dejar constancia de su desorientación. Encuentra, sí, caminos. Pero no son los adecuados.
Se nota también cierto desencanto en la sociedad. La sensación de que algo en lo que habían puesto toda su confianza les ha defraudado. Y hace extensiva la desconfianza a todo y a todos los demás.
IV. LA FE DE LA IGLESIA
La fe
– El Banquete del Señor: "He aquí el mismo dinamismo del banquete pascual de Jesús resucitado con sus discípulos: en el camino les explicaba las Escrituras, luego, sentándose a la mesa con ellos, «tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio»" (1347). «En este gesto (la fracción del pan) los discípulos lo reconocerán después de su resurrección (Lc 24,13-35), y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas» (1329).
– El Banquete del Señor: "He aquí el mismo dinamismo del banquete pascual de Jesús resucitado con sus discípulos: en el camino les explicaba las Escrituras, luego, sentándose a la mesa con ellos, «tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio»" (1347). «En este gesto (la fracción del pan) los discípulos lo reconocerán después de su resurrección (Lc 24,13-35), y con esta expresión los primeros cristianos designaron sus asambleas eucarísticas» (1329).
– Catequesis pascual de Cristo: 1094.
– Cristo y la Iglesia, caminos de salvación para el hombre: 846.
La respuesta
– La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida eclesial: «La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia» (1407).
– La Eucaristía, fuente y cumbre de la vida eclesial: «La Eucaristía es el corazón y la cumbre de la vida de la Iglesia, pues en ella Cristo asocia su Iglesia y todos sus miembros a su sacrificio de alabanza y acción de gracias ofrecido una vez por todas en la cruz a su Padre; por medio de este sacrificio derrama las gracias de la salvación sobre su Cuerpo, que es la Iglesia» (1407).
– Participación en la Eucaristía (Comunión): 1385. 1388.
– Compromiso del cristiano para con la sociedad: 1934. 1935. 1947. 1948.
El testimonio cristiano
– «Has gustado la sangre del Señor y no reconoces a tu hermano. Deshonras esta mesa, no juzgando digno de compartir tu alimento al que ha sido juzgado digno de participar en esta mesa. Dios te ha liberado de todos los pecados y te ha invitado a ella. Y tú, aún así, no te has hecho más misericordioso (S. Juan Crisóstomo, hom.in 1Co 27,4)» (1397).
– «Has gustado la sangre del Señor y no reconoces a tu hermano. Deshonras esta mesa, no juzgando digno de compartir tu alimento al que ha sido juzgado digno de participar en esta mesa. Dios te ha liberado de todos los pecados y te ha invitado a ella. Y tú, aún así, no te has hecho más misericordioso (S. Juan Crisóstomo, hom.in 1Co 27,4)» (1397).
– «Partimos un mismo pan que es remedio de inmortalidad, antídoto para no morir, sino para vivir en Jesucristo para siempre (San Ignacio de Antioquía, Eph 20,2)» (1405). Jesús es reconocido porque da el pan y se da él mismo. Los cristianos no damos el Pan, sino que lo compartimos. Pero al compartir el Pan y la entrega de nosotros mismos, también seremos reconocidos.
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