Del Común de la santísima Virgen María.
8 de septiembre
V. María conservaba todas estas cosas.
R. Meditándolas en su corazón.
PRIMERA LECTURA
Del libro del Génesis 3, 9-20
SENTENCIA CONTRA EL PECADOR Y PROMESA DE SALVACIÓN
En aquellos días, el Señor Dios llamó al hombre y le dijo:
«¿Dónde estás?»
Éste contestó:
«Te oí andar por el jardín y tuve miedo, porque estoy desnudo. Por eso me escondí.»
El Señor Dios le replicó:
«Y ¿quién te ha hecho ver que estabas desnudo? ¿Has comido acaso del árbol del que te prohibí comer?»
Respondió el hombre:
«La mujer que me diste por compañera me dio del árbol y comí.»
Dijo pues, el Señor Dios a la mujer:
«¿Por qué lo has hecho?»
Y contestó la mujer:
«La serpiente me sedujo, y comí.»
Entonces el Señor Dios dijo a la serpiente:
Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Sobre tu vientre caminarás y polvo comerás todos los días de tu vida. Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo: él herirá tu cabeza cuando tú hieras su talón.»
A la mujer le dijo:
«Tantas haré tus fatigas cuantos sean tus embarazos: con trabajo darás a luz a tus hijos. Pero tu deseo te impulsará hacia tu marido, y él te dominará.»
Al hombre le dijo:
«Por haber accedido a la voz de tu mujer, comiendo del árbol del que yo te había prohibido comer, maldito el suelo por tu culpa: con fatiga sacarás de él el alimento todos los días de tu vida. Brotará para ti cardos y espinas y comerás las hierbas del campo. Con sudor de tu frente comerás el pan, hasta que vuelvas al suelo, pues de él fuiste tomado, porque eres polvo y al polvo volverás.»
El hombre llamó «Eva» a su mujer, por ser ella la madre de todos los vivientes.
RESPONSORIO
R. En este día nació la santísima Virgen María del linaje de David; * por ella surgió la salvación del mundo para los creyentes, de su vida gloriosa brotó la luz para todo el universo.
V. Celebremos con gran fervor el nacimiento de la santísima Virgen María.
R. Por ella surgió la salvación del mundo para los creyentes, de su vida gloriosa brotó la luz para todo el Universo.
SEGUNDA LECTURA
De las Disertaciones de san Andrés de Creta, obispo
(Disertación 1: PG 97, 806-810)
LO ANTIGUO HA PASADO, LO NUEVO HA COMENZADO
Cristo es el término y el fin de la ley mosaica; él nos hace pasar de la esclavitud de esta ley a la libertad del espíritu. La ley tendía hacia él como a su complemento; y él, como supremo legislador, da cumplimiento a su misión, transformando en espíritu la letra de la ley. De este modo, hacía que todas las cosas lo tuviesen a él por cabeza. La gracia es la que da vida a la ley y, por esto, es superior a la misma, y de la unión de ambas resulta un conjunto armonioso, conjunto que no hemos de considerar como una mezcla, en la cual alguno de los dos elementos citados pierda sus características propias, sino como una transmutación divina, según la cual todo lo que había de esclavitud en la ley se cambia en suavidad y libertad, de modo que, como dice el Apóstol, no vivamos ya esclavizados por los «elementos del mundo» ni sujetos al yugo y a la esclavitud de la ley.
Éste es el compendio de todos los beneficios que Cristo nos ha hecho; ésta es la revelación del designio amoroso de Dios: su anonadamiento, su encarnación y la consiguiente divinización del hombre. Convenía, pues, que esta fulgurante y sorprendente venida de Dios a los hombres fuera precedida de algún hecho que nos preparara a recibir con gozo el gran don de la salvación. Y éste es el significado de la fiesta que hoy celebramos, ya que el nacimiento de la Madre de Dios es el exordio de todo este cúmulo de bienes, exordio que hallará su término y complemento en la unión del Verbo con la carne que le estaba destinada. El día de hoy nació la Virgen; es luego amamantada y se va desarrollando; y es preparada para ser la madre de Dios, rey de todos los siglos.
Un doble beneficio nos aporta este hecho: nos conduce a la verdad y nos libera de una manera de vivir sujeta a la esclavitud de la letra de la ley. ¿De qué modo tiene lugar esto? Por el hecho de que la sombra se retira ante la llegada de la luz, y la gracia sustituye a la letra de la ley por la libertad del espíritu. Precisamente la solemnidad de hoy representa el tránsito de un régimen al otro, en cuanto que convierte en realidad lo que no era más que símbolo y figura, sustituyendo lo antiguo por lo nuevo.
Que toda la creación, pues, rebose de contento y contribuya a su modo a la alegría propia de este día. Cielo y tierra se aúnen en esta celebración, y que la festeje con gozo todo lo que hay en el mundo y por encima del mundo. Hoy, en efecto, ha sido construido el santuario creado del Creador de todas las cosas, y la creación, de un modo nuevo y más digno, queda dispuesta para hospedar en sí al supremo Hacedor.
RESPONSORIO
R. Celebremos hoy con gran fervor el nacimiento de la siempre Virgen María, la Madre de Dios, * cuya existencia gloriosa ilumina a toda la Iglesia.
V. Cantemos con todo el corazón y con toda nuestra mente las glorias de Cristo, en esta sagrada festividad de María, la excelsa Madre de Dios.
R. Cuya existencia gloriosa ilumina a toda la Iglesia.
Himno: SEÑOR, DIOS ETERNO
Señor, Dios eterno, alegres te cantamos,
a ti nuestra alabanza,
a ti, Padre del cielo, te aclama la creación.
Postrados ante ti, los ángeles te adoran
y cantan sin cesar:
Santo, santo, santo es el Señor,
Dios del universo;
llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
A ti, Señor, te alaba el coro celestial de los apóstoles,
la multitud de los profetas te enaltece,
y el ejército glorioso de los mártires te aclama.
A ti la Iglesia santa,
por todos los confines extendida,
con júbilo te adora y canta tu grandeza:
Padre, infinitamente santo,
Hijo eterno, unigénito de Dios,
santo Espíritu de amor y de consuelo.
Oh Cristo, tú eres el Rey de la gloria,
tú el Hijo y Palabra del Padre,
tú el Rey de toda la creación.
Tú, para salvar al hombre,
tomaste la condición de esclavo
en el seno de una virgen.
Tú destruiste la muerte
y abriste a los creyentes las puertas de la gloria.
Tú vives ahora,
inmortal y glorioso, en el reino del Padre.
Tú vendrás algún día,
como juez universal.
Muéstrate, pues, amigo y defensor
de los hombres que salvaste.
Y recíbelos por siempre allá en tu reino,
con tus santos y elegidos.
La parte que sigue puede omitirse, si se cree oportuno.
Salva a tu pueblo, Señor,
y bendice a tu heredad.
Sé su pastor,
y guíalos por siempre.
Día tras día te bendeciremos
y alabaremos tu nombre por siempre jamás.
Dígnate, Señor,
guardarnos de pecado en este día.
Ten piedad de nosotros, Señor,
ten piedad de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.
A ti, Señor, me acojo,
no quede yo nunca defraudado.
ORACIÓN.
OREMOS,
Concede a tus siervos, Señor, el don de tu gracia, para que, a quienes recibimos las primicias de la salvación por la maternidad de la Virgen María, la fiesta anual de su nacimiento nos traiga aumento de paz. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos.
Amén
CONCLUSIÓN
V. Bendigamos al Señor.
R. Demos gracias a Dios.
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