La estrategia de callar y sonreír no solo no sirve de nada, sino que da pie a que nos tomen el pelo más cada día. Nuestros queridísimos políticos, en aras a una laicidad que nadie entiende y que no sabemos de dónde se han sacado, poco a poco van cachipodando todo lo religioso de la vida de los españoles so capa de respeto, pluralismo y no sé qué más leches.
Pues bien, nuestros queridos obispos en general, unas cuantas hermandades y cofradías y la mayor parte de los curas nos hemos decantado por callar, sonreír, llevarnos bien y aquí no pasa nada. No solo eso, sino que mientras nos dan de patadas en las canillas y más arriba si nos descuidamos, nosotros, en actitud pretendidamente evangélica, seguimos abrazando alcaldes, diputados y consejeros pensando que… Bobos estamos. Ya hace tiempo escribí en este mismo portal que necesitamos obispos con la mitra “mu bien atornillá”. Y ya me entienden.
Barcelona. El año pasado, en las fiestas de la Merced, la tradicional misa fue sacada del programa oficial de las fiestas, la alcaldesa se negó a entrar en el templo y se limitó a saludar a las autoridades a la puerta de la basílica. Este año un pasito más, porque además de desaparecer la misa, como el año anterior (ojo, que se va creando tradición), también desaparece la tradicional procesión con la Virgen de la Merced entre su basílica y la catedral, y que ha sido sustituida por un acto solemne, eso sí, DENTRO, según informa Libertad Digital.
No sé muy bien lo que ha pasado. La hermandad ha sacado una nota en la que dice, sin más, que “tal procesión se sustituirá por un acto solemne el próximo viernes". La razón, unos problemas de logística que desde la Hermandad no han querido concretar.
Vale. La fiesta principal de la ciudad camino de la laicidad total por unos simples “problemas de logística". Miren señores de la hermandad, aquí el único problema es de cobardía no sé si de ustedes directamente, o de origen superior y a ustedes les toca sacar la nota por razones supongo que no deben llegar al pueblo fiel.
Parece que el actual arzobispo de Barcelona no mantiene las mejores relaciones con la alcaldesa, doña Ada Colau. Con esta gente, ni buenas, ni malas, ni diplomacia ni leches. No puede ser que te echen de las calles y luego todos juntitos tan felices a tomar un vino del Penedés y una butifarra, y salir sonrientes en la foto.
Uno no entiende de diplomacias y por eso es cura párroco y de los corrientitos. Pero siempre he dicho que la cosa es muy sencilla. Fiesta de la Merced con misa solemne y procesión como se ha hecho siempre. Con alcaldesa o sin alcaldesa. Misa por todo lo alto y procesión por el barrio gótico. Con permiso o sin permiso. Y si tiene lo que hay que tener la señora alcaldesa, que se presente con la guardia urbana y los mozos de escuadra, eso sí, con sombrero de copa y alpargatas, que para eso es día de fiesta. Y a la recepción pues no se va y se cambia por encuentro popular a la puerta de la basílica con butifarra para todos y no solo para los invitados oficiales.
Hay que colaborar con las autoridades. Colaborar todos. ¿Fiesta de la ciudad? Pues nada, la celebramos como siempre, con misa, procesión, recepción municipal y lo que sea menester. Y todos juntitos: alcaldesa, arzobispo y lo que haga falta. ¿Qué ni van a misa ni permiten la procesión? Pues a la recepción que vayan la Colau y los suyos.
Me apuesto una bolsa de carquiñolis y una botella de cava a que la subida de sotana de la iglesia será, una vez más, solemne. Previsto tienen un repique de campanas en el barrio gótico mañana jueves a las 19 h. Se hará. Lo que nos manden. Y se irá del brazo de la alcaldesa donde sea, pero la Virgen escondidita por si alguien se molesta. Maricomplejines.
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