Hoy creo que el post puede ser ver el vídeo del encuentro que ha habido en Asis de distintas religiosas. Este tipo de encuentros estoy seguro de que son muy del gusto de nuestro Padre Dios. Ojalá hubiera un gran encuentro así, al menos, una vez al año.
El único “pero” que le pondría al modo concreto en que ha sido organizado es que hubiera sido mejor hacer algo más estético, con menos gente incluso, pero más bello. Y debería haberse hecho algo más místico, más espiritual. Cuarenta personas en el marco de un templo completamente vacío. En medio de una luz totalmente natural entrando por las ventanas, ese candelabro de velas hubiera sido impresionante. Algo más centrado en la oración y los símbolos, mejor que algo como un estrado y unas firmas.
Lo de las velas estaba bien, pero el marco era frío. No, yo creo que todos los asistentes se han quedado con la sensación de que se podía haber hecho algo mejor. Una oración (de tres minutos) hecha por cada grupo al Dios Todopoderoso hubiera sido mejor. Todo el mundo hubiera esperado con gusto a que acabaran las oraciones.
Los curas no podemos pretender saber de todo. Cualquier director de escenografía hubiera realizado una obra de arte mucho mejor con esos elementos presentes. No digo que allí hubieran hecho algo al estilo del musical El rey león. Pero hay una diferencia bastante grande entre lo bello y lo sofisticado, y una ceremonia como la que hemos visto.
Con esos mimbres, ¡menuda cesta se hubiera podido hacer! Al arzobispo de Canterbury se le veía asaz aburrido, y no seré yo el que esta vez le quite la razón al súbdito de su Graciosa Majestad. Y es que he visto entierros más entretenidos que esa ceremonia que parecía organizada por saboteadores calvinistas.
Los curas no podemos pretender saber de todo. Cualquier director de escenografía hubiera realizado una obra de arte mucho mejor con esos elementos presentes. No digo que allí hubieran hecho algo al estilo del musical El rey león. Pero hay una diferencia bastante grande entre lo bello y lo sofisticado, y una ceremonia como la que hemos visto.
Con esos mimbres, ¡menuda cesta se hubiera podido hacer! Al arzobispo de Canterbury se le veía asaz aburrido, y no seré yo el que esta vez le quite la razón al súbdito de su Graciosa Majestad. Y es que he visto entierros más entretenidos que esa ceremonia que parecía organizada por saboteadores calvinistas.
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