No estoy de acuerdo con la línea editorial de la revista Charlie Hebdo. Algunas de sus portadas me parecen una porquería, por no utilizar otras palabras. La mayoría de sus caricaturas no me producen risa. Estoy convencido que muchas de sus viñetas, sino la totalidad, son ofensivas por igual con los sentimientos religiosos, las afinidades políticas, las opciones ideológicas y el sentido de civilidad de muchísimos ciudadanos, no sólo franceses. Pero el atentado de hoy no sólo resulta abominable y horripilante, sino que es del todo injustificable.
Sinceramente creo que la humanidad tiene una frontera infranqueable, un límite más allá del cual el hombre se despoja voluntariamente de su condición humana y se entrega a las fuerzas más oscuras del mal. Ese límite es el respeto al derecho a la vida. No por nada diversos Papas han declarado al derecho a la vida como la base de todos los demás derechos. Es aún más vil cuando la violación de ese derecho se perpetra por motivaciones supuestamente religiosas y con el objetivo de cercenar otro derecho básico del mundo contemporáneo, la libertad de expresión.
Así como el derecho a la vida es sagrado, estoy personalmente convencido que la violencia no tenga justificación alguna. En ningún caso. Nadie puede pretender esconderse en frases como “pero se lo buscaron…”, “ellos sabían…” o “bueno, mira lo que dicen, cómo piensan…”. Esas ideas, además de ser cobardes, constituyen el primer paso para la sinrazón. Y ese es un “lujo” que, como mortales, no podemos permitirnos.
A coninuación transcribo la nota con la reacción oficial del Vaticano sobre el atentado a #CharlieHebdo.
DECLARACION DE FEDERICO LOMBARDI
Director de la Sala de Prensa de la Santa Sede (07.01.15)
El Santo Padre expresa su más firme condena por el horrible atentado que ha golpeado funestamente esta mañana la ciudad de París con un alto número de víctimas, sembrando la muerte, arrojando en la consternación la intera sociedad francesa, turbando profundamente todas las personas amantes de la paz, más allá de los confines de Francia.
El Papa Francisco participa en la oración al sufrimiento de los heridos y de las familias de los difuntos y exhorta a todos a oponerse con cada medio al difundirse del odio y de toda forma de violencia, física y moral, que destruye la vida humana, viola la dignidad de las personas, amenaza radicalmente el bien fundamental de la convivencia pacífica entre las personas y los pueblos, no obstante las diferencias de nacionalidad, de religión y de cultura.
Cualquiera que pueda ser el motivo, la violencia homicida es abominable, no es jamás justificable, la vida y la dignidad de todos debe ser garantizada y cuidada con decisión, toda instigación al odio debe ser rechazada, el respeto del otro debe ser cultivado.
El Papa expresa su cercanía, su solidaridad espiritual y su apoyo para todos aquellos que, según sus diversas responsabilidades, continúan empeñándose con constancia por la paz, la justicia y el derecho, para curar en profundidad las fuentes y las causas del odio, en este momento doloroso y dramático, en Francia y en cada parte del mundo marcada por las tensiones y las violencias.
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