Ya lo bajamos del retablo para ponerlo delante y festejarlo en su fiesta. Para que así no sólo ardan hogueras en las calles de Villamediana, sino que también suba al cielo nuestra oración pidiendo su protección.
San Antón es ejemplo de amor al silencio, al retiro y a la oración, tan difíciles de vivir en nuestra época. Le pediremos que nos enseñe a callar, a orar y a retirarnos del ruido y el bullicio para darle voz a Dios.
San Antón vivía entre los animales del desierto egipcio, los cuidaba y respetaba y ellos le ayudaban también. Pero no lo distraían ni de sus deberes para con Dios ni para con los muchos discípulos que venían al desierto a seguirle como maestro espiritual. Le pediremos al santo que el aprecio a los animales no impidan a las familias tener tiempo para Dios.
¡Feliz fiesta, el sábado 17, de San Antón!
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