En el día del Padre

Papá: confieso que, posiblemente, nunca he hablado contigo de corazón a corazón,

como hoy quisiera hacerlo.

No sé si era porque te veía demasiado grande para mí.

No sé si era por el miedo a decirte algo que no te gustase.

No sé si era porque temía que me reprendieras.

No sé si era porque no estaba seguro de que me dejaras salir el fin de semana.

No sé, la verdad, no sé.



Flickr: disgustipado



Por eso tengo, en tu Día, una sensación dolorosa en mi corazón:

Tal vez, por no haberte conocido como realmente eras.

Tal vez, porque tampoco tú lograste conocerme por dentro.

Tal vez, porque te he desilusionado en tus sueños sobre mí.

Tal vez, porque no has disfrutado lo suficiente de mí.

De mi niñez.

De mi adolescencia.

De mi juventud.

Tal vez, porque no te he hecho lo feliz que debiera y que tú te merecías.

Tal vez, porque jugué poco contigo

Tal vez, porque no consolé tus lágrimas en tus momentos difíciles.

Tal vez, porque no supe valorar los esfuerzos que hiciste por mí.

Tal vez, porque no he sabido comprenderte en tus momentos de mal humor.

Tal vez, porque no he sabido corresponder a tus luchas en la vida por mí.


Por eso, hoy que es tú Día, quiero decirte algo que nunca te dije:

Papá: Tú eres mi historia.

Papá: Yo soy tu historia.

Dos historias que son una misma historia.


Hubiera querido crecer a tu lado como crecen las ramas

hermoseando el tronco que les da vida.

Hubiera querido crecer, haciendo crecer la felicidad tu corazón.

Hubiera querido crecer, alegrándote con la música de mi vida.

Hubiera querido crecer, haciéndote sentir feliz por el hijo que tenías.

Hubiera querido crecer, sintiéndote orgulloso de ti, por ser mi padre y de mí por ser tu hijo.


Me hubiera gustado caminar juntos, escuchando tu historia y tú escuchando la mía.

Me hubiera gustado caminar soñando juntos los mismos sueños.

Me hubiera gustado escucharte decir orguloso: “Te presento a mi hijo”.

Me hubiera gustado que escuchases que yo decía, orgulloso, a mis amigos:

“Te presento a mi padre”.

Me hubiera gustado que escuchases lo orgulloso que siempre me he sentido de ti.


Bueno, Papá: como hoy es tu Día, quiero que sepas que, lo que nunca te dije,

hoy te lo digo, como mi mejor saludo y como mi mejor regalo.

Sé que no es nada fácil ser papá.

Sé que a veces te equivocaste.

Sé que a veces te interpreté mal.

Sé que es más fácil ser importante en la vida, que ser padre.


Sin embargo, tú seguirás siendo mi papi y yo quiero seguir siendo tu hijo.

Pero quiero que me disculpes hoy:

Por el tiempo que no te dediqué.

Por la soledad en que te abandoné.

Por las veces que te critiqué.

Por las veces que no te sonreí.

Por las veces de no haberme sentido orgulloso de ser tu hijo.

Por las veces que te exigí demasiado.

Por las veces que te di tan poquito de mí mismo, sabiendo que tú me lo diste todo.

Y en especial:

Por las pocas veces que no te dije:

“¡Papá, te quiero!”, “¡Papá, te amo!”

Por eso, perdona. Y no olvides:

¡Cómo quisiera comenzar de nuevo y crecer como un retoño a tu lado!


¡FELIZ DÍA, PAPA!


Lima 2014


Clemente Sobrado C. P.




Archivado en: Vida Tagged: dia del padre, familia, mensaje, padre, papa, saludo
23:49

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