“Dice a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?” El le contestó: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. Jesús le dice: “Apacienta mis corderos”. Por segunda vez le pregunta: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas? El le contesta: “Sí, Señor, tú sabes que te quiero”. El le dice: “Pastorea mis ovejas”. Por tercera vez le pregunta: “Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?” Se entristeció Pedro de que le preguntara por tercera vez si lo quería y le contestó: “Señor, tú conoces todo, tú sabes que te quiero”. Jesús le dice: “apacienta mis ovejas”. (Jn 21, 15-19)
Examen de fin de curso:
Tres veces: “Simón me amas”.
Tres respuestas: “Tú sabes que te quiero”.
Tres misiones:
“Apacienta mis corderos”.
“Pastorea mis ovejas”.
“Apacienta mis ovejas”.
Simón Pedro está destinado a ser el jefe de todos.
Está llamado a ser el primer pastor de la Iglesia.
Está llamado a ser el primer Papa de la Iglesia.
Pero tiene que pasar el examen de fin de curso.
Jesús no le examina de Teología, Derecho Canónico, Administrador de empresas.
Jesús le examina de lo que:
Es esencial en la Iglesia.
Es esencial en la comunidad cristiana.
Es esencial en el seguidor de Jesús.
Pedro tendrá que aprobar en el amor.
Padre, como cabeza tendrá que amar “más que el resto”.
No se apaciente con ideas.
No se apacienta con leyes.
No se apacienta con estructuras.
Se apacienta con amor.
Este es el examen:
De los Obispos pastores.
De los Sacerdotes pastores.
Quien no aprueba en el amor, mejor se retira.
Quien no aprueba en el amor, mejor se queda donde está.
No necesitamos intelectuales sino corazones.
Necesitamos ideas, pero sobre todo necesitamos amor.
En la Iglesia hay demasiadas leyes, pero amamos poco.
Hay disciplina, pero nos amamos menos.
Por eso la pregunta esencial de todo cristiano, testigo del Evangelio:
- ¿Te atreverías a amar? Piénsalo bien. El amor es paciente y lo excusa todo. ¿Cuánta capacidad tienes tú hoy de aguantar a los demás y disculparlos de sus debilidades y flaquezas? Porque amar a los demás, es excusarlos y comprenderlos en sus equivocaciones. ¿Te atreves a amar así hoy?
- ¿Te atreverías a amar? Piénsalo bien. El amor no es envidioso. Al contrario, goza y celebra todo lo bueno que descubre en los demás. ¿Estarías tú dispuesto hoy a hacer fiesta en tu corazón por las cosas buenas que descubres en los demás, por lo que tú no tienes y tienen los demás? ¿Te atreves a amar así hoy?
- ¿Te atreves a amar? Piénsalo bien. El amor no se engríe. El que ama no es un creído, un autosuficiente. Al contrario, el que ama es humilde, sencillo y noble. Es vidrio transparente. ¿Te animas a ser transparente hoy con todos, comenzando por ser transparente contigo mismo? ¿Te atreves a amar así hoy?
- ¿Te atreves a amar? Piénsalo bien. El amor es servicial. El que ama tiene que estar siempre al servicio de los demás. Quien no sabe servir no ha aprendido a amar. Quien no es capaz de servir, no es capaz de amar. ¿Cuál es tu espíritu de servicio hasta hoy?
- ¿Y qué reservas de servicialidad hay en ti aún? ¿Te atreves a amar así hoy?
¿Te atreves a amar? Piénsalo bien. El amor no busca su propio interés. Quien ama por intereses personales ya no ama. Busca hacer inversiones en el corazón de los demás. Y eso más que amor se llama negocio. Amar no puede ser un negocio sino una gratuidad. ¿Te atreves a amar así hoy?
- ¿Te atreves a amar? Piénsalo bien. El amor no se irrita. No se encoleriza. No se le calienta la cabeza. Al contrario, el amor es paciente, sereno y tranquilo. El corazón que ama tiene más la serenidad del lago que la violencia de las aguas torrenciales del río.
- ¿Te atreves a amar? Piénsalo bien. El amor todo lo cree y todo lo espera. Amar es creer a los demás. Es fiarse de ellos. Es tener fe en ellos. Y además es tener esperanza en ellos. Amar es tener la capacidad de creer que el otro puede cambiar. Amar es tener la capacidad de creer que el otro es bueno, pero aún puede ser mejor. Amar es sentir que los demás significan mucho para nosotros. ¿Te atreves a amar así hoy?
Orden sí. Leyes también.
Pero, sin amor ¿para qué queremos orden y leyes?
La Iglesia es vida. Y la vida es amor.
Sin amor no hay ni vida ni Iglesia, ni familia, ni sociedad.
Sin amor no hay pastores sino dueños de ovejas.
Clemente Sobrado C. P.
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