"¡Pecador si, traidor no! Y esta es una gracia: permanecer hasta el
final en el Pueblo de Dios. Tener la gracia de morir en el regazo de la
Iglesia, en el regazo del Pueblo de Dios. Y este es el primer punto que
quisiera subrayar. Pedir también para nosotros la gracia de morir en
casa. Morir en casa, en la Iglesia. ¡Esta es una gracia! ¡Esto no se
compra! Es un regalo de Dios y debemos pedirlo: 'Señor, ¡hazme el regalo
de morir en casa, en la Iglesia!'. Pecadores sí, ¡todos, todos lo
somos! Pero traidores ¡no! Corruptos ¡no! ¡Siempre dentro! Y la Iglesia
es tan madre que también nos quiere así, tantas veces sucios, pero la
Iglesia nos limpia: ¡es madre!".
final en el Pueblo de Dios. Tener la gracia de morir en el regazo de la
Iglesia, en el regazo del Pueblo de Dios. Y este es el primer punto que
quisiera subrayar. Pedir también para nosotros la gracia de morir en
casa. Morir en casa, en la Iglesia. ¡Esta es una gracia! ¡Esto no se
compra! Es un regalo de Dios y debemos pedirlo: 'Señor, ¡hazme el regalo
de morir en casa, en la Iglesia!'. Pecadores sí, ¡todos, todos lo
somos! Pero traidores ¡no! Corruptos ¡no! ¡Siempre dentro! Y la Iglesia
es tan madre que también nos quiere así, tantas veces sucios, pero la
Iglesia nos limpia: ¡es madre!".
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