Cátedra de San Pedro
“¿Y ustedes quien dicen que soy yo?” Simón Pedro tomó la Palabra y dijo: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. Jesús le respondió: “Dichoso tú, Simón, hijo e Jonás! Porque eso no re lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo ates en la tierra quedará atado en el cielo y lo que desates en la tierra quedara desatado en el cielo”. (Mt 16,13-19)
Celebramos hoy la Cátedra de San Pedro, la Cátedra del Papa.
Por eso el texto bíblico es el mismo de hace dos días, solo que hoy leemos la versión de San Mateo, mucho más solemne y detallada que la de Marcos.
Pedro confiesa la identidad de Jesús como el Mesías, Hijo de Dios vivo.
Jesús confiesa que Pedro no ha llegado a esta conocimiento por caminos humanos sino por revelación del Padre.
Jesús hace un elogio de Pedro.
Jesús declara la gran misión de Pero: ser la piedra en la que se edifique la Iglesia.
Jesús es el autor de la Iglesia.
Jesús es el cimiento de la Iglesia.
Pero la Iglesia no es solo divina.
La Iglesia es también humana.
Tiene como fundamento lo divino.
Pero también tiene un fundamento que es humano.
La Iglesia es obra de Jesús.
Pero Jesús construye siempre con lo humano.
La Iglesia tiene rostro divino.
Pero también rostro humano.
Santidad divina.
Debilidad humana.
La Iglesia tiene poderes divinos.
Pero ejercidos a través de los humanos.
Por a la Iglesia tenemos que verla con los ojos de Jesús.
Pero también con es preciso verla con los ojos de Pedro.
Es decir con los ojos humanos.
Es divina.
Y es humana.
Es lo divino a través de lo humano.
Son los poderes divinos.
Pero ejercidos por los humanos.
La Iglesia es de Jesús.
Pero constituida con piedras humanas.
Y nosotros tendremos que verla como divina.
Pero contemplando lo humano.
Las piedras humanas siempre serán débiles.
Por eso el Papa Francisco en su visita a Asís nos habla hace una exhortación a cuidar esta realidad humana de la Iglesia siempre en peligro:
“Sed testigos de la fe con vuestra vida: llevad a Cristo a vuestras casas, anunciadlo entre vuestros amigos, acogedlo y servidlo en los pobres”.
Una Iglesia que crece por la atracción del testimonio del pueblo de Dios, dijo el Papa, que nada tiene que ver con el proselitismo. Por eso es necesario “salir de uno mismo e ir “hacia las verdaderas periferias existenciales”.
Y por eso reitera
“¡Pero la Iglesia somos todos! ¡Todos! Desde el primer bautizado, todos somos Iglesia y todos debemos ir por el camino de Jesús, que recorrió un camino de despojamiento. El mismo se hizo siervo, servidor: quiso ser humillado hasta la Cruz. Y si nosotros queremos ser cristianos, no hay otro camino”.
Clemente Sobrado C. P.
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