“El que no está contra nosotros, está con nosotros” (Mc 9, 38-40). Los discípulos quieren impedir a uno que expulsa demonios en nombre de Jesús, pero que no pertenece a ellos, que lo siga haciendo, pero Jesús no se los permite. La razón que da Jesús es que “nadie puede hacer milagros en su Nombre y luego hablar mal de Él” y que “el que no está contra ellos”, “está con ellos”.
Paradójicamente, hay muchos cristianos que, a diferencia de este pagano del Evangelio, sólo llevan el nombre de Cristo, porque actúan en contra de Cristo, a las órdenes del demonio, actuando como verdaderos posesos y cometiendo todo tipo de delitos: narcotráfico, robo, usura, violencias, lujuria, calumnias, asesinatos, blasfemias, traiciones, perversiones, toda clase de malidades. Estos falsos cristianos, a diferencia del pagano del Evangelio, que sin ser cristiano, combatía al demonio en nombre de Cristo, por el contrario, ayudan a que el enemigo de los hombres conquiste cada vez más almas para su reino de tinieblas, ayudándolo en su siniestra tarea de perversión y corrupción.
A ellos, Cristo les dice: “El que no está con nosotros, está contra nosotros, trabajando junto con el enemigo de las almas, el Demonio, aun cuando lleven el nombre de cristianos. Y si no se arrepienten a tiempo y cambian, estarán contra nosotros, bajo el peso de la Justicia Divina, por toda la eternidad”.
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